martes, 26 de octubre de 2010

NÚMEROS ALEGRES Y "CROWDING OUT"

Luis Foncerrada / El Universal
“Cuando se jala mucho la cobija, alguien queda descubierto”
El déficit o faltante que tiene una familia, una empresa o un país es cuando se gasta más de lo que se recibe.
Para poder gastar más de lo que se ingresa hay que endeudarse. En el caso de una familia, o de una empresa, la deuda se adquiere a través de un préstamo, realizado por un pariente, por un amigo o por una institución de crédito. En todos los casos, hay que pedir el dinero prestado y, por supuesto, pagarlo con el ingreso futuro, no hay otra solución.
En el caso del gobierno (Federal, estatal o municipal) funciona exactamente igual. Todos los gobiernos que incurren en un déficit porque deciden gastar más de lo que reciben por impuestos y por otros ingresos tienen que pedir prestado. Por eso existen los valores gubernamentales, bonos, CETES o colocaciones de deuda en la bolsa de valores o en el exterior. Por supuesto, quienes prestan ese dinero a los gobiernos son las familias —que pudieron ahorrar— a través de la compra de dichos títulos.
La propuesta de los diputados priístas sobre los “ingresos” para el 2011, en la llamada Ley de Ingresos, contempla ingresos diferentes —y adicionales— a los propuestos por la Secretaría de Hacienda. Se argumentó que el precio del petróleo sería superior y que, por lo tanto, podíamos programar más gasto.
Esta propuesta conlleva un riesgo porque si los precios del petróleo son más bajos, por ejemplo porque China o Europa crezcan menos, se tendrá que pedir más dinero prestado.
Hay algo aún más grave en la propuesta de los diputados. Se dijo que, además de incrementar el petróleo, podíamos pedir más dinero prestado, que podíamos pasar de un déficit de 0.3% del PIB a uno de 0.5%. Simplemente para gastar más.
La Secretaría de Hacienda no planteó pedir prestado 0.3% del PIB, eso es sólo una parte del faltante, en realidad se planteó pedir prestado una cifra ya muy alta, 2.7% del PIB. Así que el incremento propuesto nos lleva hasta 2.9% del PIB, alrededor de 400 mil millones de pesos. Si los estados y municipios además continúan gastando más que sus ingresos, volverán a pedir prestados alrededor de 100 mil millones de pesos, una cifra similar a la del 2010. Esto es, el sector público pedirá prestados 500 mil millones de pesos en el 2011.
¿Hay dinero suficiente en nuestra economía para prestar esta cantidad?
Veamos, los fondos nuevos, el ahorro de las familias que se puede prestar en una economía crecen cada año aproximadamente a la misma tasa a la que crece el producto nominal. En el 2011 esta cifra podría ser de alrededor de 600 mil millones, no más.
¿Cómo se van a utilizar?
Sólo hay tres usos para los recursos financieros de un país: a) los puede usar el sector privado, que sería lo ideal porque se apoya la inversión y el consumo, y es el único que genera empleo productivo; b) el sector público, o c) se guardan como reservas internacionales.
¿Qué pasará entonces en el 2011?
Como dijimos, con números alegres y sin pensar demasiado, la Cámara de Diputados propuso asignar al sector público una cantidad de recursos mayor a la ya muy alta que les envió Hacienda. Sumado a lo que los gobernadores pedirán prestado, el sector público se llevará más de 500 mil millones de pesos, y la acumulación de reservas internacionales, si fuera de sólo 8 mil millones de dólares, utilizará otros 100 mil millones de pesos. La suma da 600 mil millones de pesos.
¿Cuánto queda para el sector privado, para crecer, para invertir y para crear empleos?
De acuerdo con la aritmética, ya se agotaron los 600 mil millones que generará nuestra economía internamente. El sector privado no tendrá recursos financieros adicionales ni para consumir, ni para comprar casas, ni para construir, ni para ser más productivo, ni para propiciar el turismo.
El jalón de la cobija es excesivo. El sector privado está siendo brutalmente marginado del uso de recursos financieros domésticos. Esto quiere decir, estrictamente, que quien quiera un préstamo tendrá que esperar a que alguien pague su deuda para ver si puede usar esos recursos, o buscarlos en el exterior, porque en México no habrá nuevos recursos disponibles.
El uso de los recursos por el gobierno, en todos sus niveles, es excesivo. El argumento de que otros países tienen déficits más altos sólo manifiesta una gran ignorancia de lo que son nuestros recursos financieros.
Los economistas usan la expresión de crowding out para referirse a la expulsión del sector privado de la economía, provocada por la expansión del sector público. Evidentemente, esa es la estrategia que nuestros legisladores aprobaron: un crowding out financiero.
Director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado

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