Esta no ha sido otra década perdida para Latinoamérica, como lo fueron los ochenta, sino que más bien ha sido un regreso a los sesenta. Entre 2000 y 2010 se ha quebrado una tendencia de 100 años de crecer a un ritmo menor que los países desarrollados, según destaca el economista jefe del Banco Mundial para la región, Augusto de la Torre. Lo ha logrado con un poco de suerte, dado los precios históricamente altos de su principal riqueza, las materias primas, tan demandadas por China; y también con méritos propios, dadas las políticas fiscales, monetarias y cambiarias más consistentes. Además, ha conseguido crecer reduciendo la desigualdad, lo que supone un doble triunfo para el subcontinente menos equitativo.
Perú, Argentina y Colombia son las tres economías grandes de Latinoamérica que más han crecido. Entre los diez pases que más aumentaron su PIB en la década también figuran Ecuador, Surinam, Panamá, Honduras, Costa Rica, República Dominicana y Trinidad y Tobago.
Sorprende que Brasil, que en esta década recibió el título de potencia emergente junto con Rusia, India y China, los BRIC, no figure en el top ten. Se ha quedado a mitad de camino, pero tampoco acaba, como sí lo hace México, entre los diez que menos crecieron. En este último pelotón también aparecen El Salvador y países caribeños como Haití, el único que no creció.
La estabilidad económica y financiera que Latinoamérica aprendió después de sucesivas crisis de deuda, bancarias y de moneda le permitió asfaltar una senda de crecimiento en esta década, apunta De la Torre. A eso se sumaron los buenos precios del petróleo, los minerales y los alimentos, una bendición que resultó una maldición para el Caribe, que los importa. También influyeron ciertos aumentos de productividad en Perú, Panamá, Chile, Colombia y Brasil, según el economista del Banco Mundial. Otro elemento que ha colaborado al crecimiento de la zona ha sido la temporada de tipos de interés bajos en el mundo, lo que permitió a muchos países endeudarse o refinanciarse más barato que en el pasado, pero sin emborracharse de préstamos, como en otras décadas. Las devaluaciones del real brasileño en 1999 y del peso argentino en 2002 permitieron a la postre una mejora en las exportaciones y la sustitución de importaciones de manufacturas y servicios, según el economista Osvaldo Kacef, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La expansión mundial y unas políticas sociales que redujeron la pobreza y la desigualdad también favorecieron el crecimiento latinoamericano, según Stefano Pettinato, consejero del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Eduardo Lora, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), piensa que al comenzar la década de 2010, mientras que en los países desarrollados se discute si habrá una recaída y si están agotadas las municiones de las políticas fiscales o monetarias para estimular la actividad, en los países suramericanos la discusión es cómo aprovechar los buenos precios de las exportaciones y las abundantes entradas de capitales para mantener un alto ritmo de crecimiento. "El futuro del que tanto se ha hablado para países como Brasil parece hacer llegado finalmente, debido sobre todo a las buenas políticas que se adoptaron en la década del 2000", afirma Lora.
Años dulces
- Tras los errores de los años ochenta, la regiónha logrado importantes avances en estos años.
- La demanda de materias primas de China y las reformas acometidas, claves del crecimiento.
- El progreso económico ha permitido, además, reducir las desigualdades.
- La región debe manejar ahora la fuerte entrada de capital extranjero.
Perú, Argentina y Colombia son las tres economías grandes de Latinoamérica que más han crecido. Entre los diez pases que más aumentaron su PIB en la década también figuran Ecuador, Surinam, Panamá, Honduras, Costa Rica, República Dominicana y Trinidad y Tobago.
Sorprende que Brasil, que en esta década recibió el título de potencia emergente junto con Rusia, India y China, los BRIC, no figure en el top ten. Se ha quedado a mitad de camino, pero tampoco acaba, como sí lo hace México, entre los diez que menos crecieron. En este último pelotón también aparecen El Salvador y países caribeños como Haití, el único que no creció.
La estabilidad económica y financiera que Latinoamérica aprendió después de sucesivas crisis de deuda, bancarias y de moneda le permitió asfaltar una senda de crecimiento en esta década, apunta De la Torre. A eso se sumaron los buenos precios del petróleo, los minerales y los alimentos, una bendición que resultó una maldición para el Caribe, que los importa. También influyeron ciertos aumentos de productividad en Perú, Panamá, Chile, Colombia y Brasil, según el economista del Banco Mundial. Otro elemento que ha colaborado al crecimiento de la zona ha sido la temporada de tipos de interés bajos en el mundo, lo que permitió a muchos países endeudarse o refinanciarse más barato que en el pasado, pero sin emborracharse de préstamos, como en otras décadas. Las devaluaciones del real brasileño en 1999 y del peso argentino en 2002 permitieron a la postre una mejora en las exportaciones y la sustitución de importaciones de manufacturas y servicios, según el economista Osvaldo Kacef, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La expansión mundial y unas políticas sociales que redujeron la pobreza y la desigualdad también favorecieron el crecimiento latinoamericano, según Stefano Pettinato, consejero del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Eduardo Lora, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), piensa que al comenzar la década de 2010, mientras que en los países desarrollados se discute si habrá una recaída y si están agotadas las municiones de las políticas fiscales o monetarias para estimular la actividad, en los países suramericanos la discusión es cómo aprovechar los buenos precios de las exportaciones y las abundantes entradas de capitales para mantener un alto ritmo de crecimiento. "El futuro del que tanto se ha hablado para países como Brasil parece hacer llegado finalmente, debido sobre todo a las buenas políticas que se adoptaron en la década del 2000", afirma Lora.
Años dulces
- Tras los errores de los años ochenta, la regiónha logrado importantes avances en estos años.
- La demanda de materias primas de China y las reformas acometidas, claves del crecimiento.
- El progreso económico ha permitido, además, reducir las desigualdades.
- La región debe manejar ahora la fuerte entrada de capital extranjero.
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