Juan Antonio Zúñiga / Periódico La Jornada
La participación de los salarios en el producto interno bruto (PIB) cayó a 29.2 por ciento en 2009, lo que significó una pérdida de 6.7 por ciento respecto a la importancia de las remuneraciones laborales en el reparto de la riqueza generada al comienzo de esta década, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En tanto, el excedente bruto de operación, concepto que define la participación del capital y sus ganancias en el PIB, elevó su tajada de 59.4 por ciento en 2003 a 61.6 en 2009, el año de mayor recesión en el país.
Según los informes del organismo, en 2000 a las remuneraciones salariales les tocó una participación equivalente a 31.3 por ciento del valor total de la producción de mercancías y servicios generados durante aquel año, previo al comienzo de los gobiernos del PAN.
Pero el detrimento de las remuneraciones de los asalariados en el reparto de la riqueza empezó dos décadas antes, durante el predominio de los gobiernos surgidos del PRI.
De acuerdo con la información oficial, en 1980, cuando la economía mexicana crecía a tasas de 8 por ciento anual, la participación de los salarios en el producto interno bruto de ese año fue de 36.04 por ciento, su mayor presencia en el reparto de la riqueza de las últimas tres décadas. De entonces a la fecha los salarios perdieron casi una quinta parte de su porción en el reparto del PIB.
Por su parte, las ganancias empresariales, expresadas en el excedente de operación, expandieron 29 por ciento su tajada en el mismo periodo, al pasar de 47.7 a 61.6 por ciento del PIB.
En 1983, cuando concluía el primer año de gobierno de Miguel de la Madrid, quien impulsó las primeras medidas de cambio estructural en la economía mexicana, el reparto de la riqueza entre los factores que intervienen en producirla se modificó. La remuneración de los asalariados redujo su participación en el reparto a 29.3 por ciento, mientras el excedente de operación se elevó a 51 por ciento; los impuestos indirectos se llevaron 10.76 por ciento del total, el desgaste de la maquinaria absorbió 12.2 por ciento, y a todo se le restaron los subsidios.
Desde entonces los trabajadores asalariados mantienen una participación precaria en el reparto de la riqueza que se genera cada año. En el reporte dado a conocer ayer, el Inegi indicó que "la remuneración de asalariados significó el 29.2 por ciento; el excedente empresarial derivado de las actividades productivas, 61.6 por ciento, y los impuestos a la producción e importación, netos de subsidios, participaron con 9.1 por ciento".
Según el informe del Inegi, en 2009 se reportó la cifra de 35 millones 457 mil 261 ocupaciones remuneradas, que representaron 76.75 por ciento de la población económicamente activa de ese año, donde se obtuvieron 8 mil 162 pesos mensuales como ingreso salarial en promedio. Los sectores que destacaron por percibir las remuneraciones medias más elevadas fueron el de dirección de corporativos y empresas, con 45 mil pesos, 5.5 veces más que el promedio total; los servicios financieros y los seguros, con 43 mil 439 pesos al mes, y los de información en medios masivos, con 28 mil 113.4 pesos de ingreso mensual en promedio.
Abajo de la media estuvieron: agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza, con remuneraciones de 734.5 pesos al mes; servicios de hotelería y restaurantes, con 4 mil 864.9 pesos, y otros servicios, excepto del gobierno, con 3 mil 67.3 pesos.
Según las cuentas de bienes y servicios del sistema de cuentas nacionales de México, el impuesto al valor agregado bajó su participación de 3.9 por ciento del PIB en 2008 a 3.6 por ciento en 2009, a consecuencia de la caída de las ventas. En términos reales, el consumo de los hogares tuvo una contracción anual de 7.1 por ciento en 2009, indicó.
En tanto, el excedente bruto de operación, concepto que define la participación del capital y sus ganancias en el PIB, elevó su tajada de 59.4 por ciento en 2003 a 61.6 en 2009, el año de mayor recesión en el país.
Según los informes del organismo, en 2000 a las remuneraciones salariales les tocó una participación equivalente a 31.3 por ciento del valor total de la producción de mercancías y servicios generados durante aquel año, previo al comienzo de los gobiernos del PAN.
Pero el detrimento de las remuneraciones de los asalariados en el reparto de la riqueza empezó dos décadas antes, durante el predominio de los gobiernos surgidos del PRI.
De acuerdo con la información oficial, en 1980, cuando la economía mexicana crecía a tasas de 8 por ciento anual, la participación de los salarios en el producto interno bruto de ese año fue de 36.04 por ciento, su mayor presencia en el reparto de la riqueza de las últimas tres décadas. De entonces a la fecha los salarios perdieron casi una quinta parte de su porción en el reparto del PIB.
Por su parte, las ganancias empresariales, expresadas en el excedente de operación, expandieron 29 por ciento su tajada en el mismo periodo, al pasar de 47.7 a 61.6 por ciento del PIB.
En 1983, cuando concluía el primer año de gobierno de Miguel de la Madrid, quien impulsó las primeras medidas de cambio estructural en la economía mexicana, el reparto de la riqueza entre los factores que intervienen en producirla se modificó. La remuneración de los asalariados redujo su participación en el reparto a 29.3 por ciento, mientras el excedente de operación se elevó a 51 por ciento; los impuestos indirectos se llevaron 10.76 por ciento del total, el desgaste de la maquinaria absorbió 12.2 por ciento, y a todo se le restaron los subsidios.
Desde entonces los trabajadores asalariados mantienen una participación precaria en el reparto de la riqueza que se genera cada año. En el reporte dado a conocer ayer, el Inegi indicó que "la remuneración de asalariados significó el 29.2 por ciento; el excedente empresarial derivado de las actividades productivas, 61.6 por ciento, y los impuestos a la producción e importación, netos de subsidios, participaron con 9.1 por ciento".
Según el informe del Inegi, en 2009 se reportó la cifra de 35 millones 457 mil 261 ocupaciones remuneradas, que representaron 76.75 por ciento de la población económicamente activa de ese año, donde se obtuvieron 8 mil 162 pesos mensuales como ingreso salarial en promedio. Los sectores que destacaron por percibir las remuneraciones medias más elevadas fueron el de dirección de corporativos y empresas, con 45 mil pesos, 5.5 veces más que el promedio total; los servicios financieros y los seguros, con 43 mil 439 pesos al mes, y los de información en medios masivos, con 28 mil 113.4 pesos de ingreso mensual en promedio.
Abajo de la media estuvieron: agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza, con remuneraciones de 734.5 pesos al mes; servicios de hotelería y restaurantes, con 4 mil 864.9 pesos, y otros servicios, excepto del gobierno, con 3 mil 67.3 pesos.
Según las cuentas de bienes y servicios del sistema de cuentas nacionales de México, el impuesto al valor agregado bajó su participación de 3.9 por ciento del PIB en 2008 a 3.6 por ciento en 2009, a consecuencia de la caída de las ventas. En términos reales, el consumo de los hogares tuvo una contracción anual de 7.1 por ciento en 2009, indicó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario