Enrique del Val / El Universal
Un fantasma recorre Europa y, no es el que presagiaba Carlos Marx sino el fantasma del déficit y el crecimiento desorbitado de la deuda en porcentajes del PIB. Las fichas empiezan a caer: primero Grecia; ahora España con un ajuste de 15 mil millones de euros, Italia anunciando un ajuste de 27 mil millones de euros y Portugal de varios miles de euros. Por lo visto, pocos se salvarán del desastre.
Es de tal magnitud el problema que ha sido el propio Obama quien llamó al presidente español horas antes de su presentación en el Congreso de los Diputados, donde, según un encabezado de los periódicos, bastaron 120 segundos para que perdiera toda su aura.
El gran problema que se tiene con estos ajustes es creer que el pueblo aceptará tranquilamente la amarga medicina que se impone desde los organismos supranacionales. Es también una lástima que sean, en varios casos, partidos dizque socialistas en el gobierno los que recortan prestaciones y pensiones a los más necesitados, como si éstos fueran los causantes del problema.
Como es natural, las propuestas de los gobiernos empiezan a ser contestadas por el pueblo. Hoy lo vemos en Grecia y no tardará en extenderse a todos los países en los que se quieran aplicar estas bárbaras reducciones, cuyo único objetivo es, una vez más, que las “prestigiadas compañías” calificadoras les pongan a los “Estados soberanos” palomita de buenos chicos.
Estas compañías, que son en parte responsables de fraudes como el de Lehman Brothers, pasan el pantano sin mancharse y con la anuencia de los gobiernos y bancos centrales.
Con estas drásticas propuestas se reducirá el crecimiento económico y el empleo. La gran pregunta es: ¿Cómo pretenden que sobreviva la población con pensiones congeladas, sin empleo ni subsidio al desempleo y un incremento de precios? ¿Podrán entender estos socialistas modernos que se trata de personas, y no papeles, los que van a sufrir gracias a los errores cometidos por otros?
Lo que también resulta sorprenderte son las declaraciones del gobierno mexicano en las que argumentan que nuestro país se salvó de la crisis por las políticas anticíclicas tomadas a tiempo. Lo que no dice es que tales políticas han producido más de cuatro millones de nuevos pobres.
La realidad es que los países europeos están intervenidos por poderes supranacionales que son los que mandan y supervisarán que las reducciones propuestas se cumplan a rajatabla. Lo que buscan es salvar al gran capital que, supuestamente, será el que los saque de la olla. Sin embargo, la experiencia del capitalismo indica que seguramente los que se salvarán una vez más serán ellos y el resto de la población sufrirá.
Con las políticas neoliberales aplicadas, muchos de los gobiernos llamados “socialistas” sin duda perderán las próximas elecciones, como ha sucedido en Inglaterra, y la derecha volverá a gobernar.
No es atacando a la clase media y a los pobres como se saldrá de esta crisis. Las acciones que deberían tomarse, entre otras, serían incrementar los impuestos a los que más tienen, como ayer anunció el gobierno de España, aplicar la tasa Tobin a las transacciones financieras y si hay que hacer reducciones en los programas sociales, hacerlo en plazos más largos y no draconianamente en dos años para llegar al sacrosanto 3% de déficit que, al parecer, se ha convertido en el fetiche del que hablaba Marx.
Pobre Europa que así comienza el segundo decenio del nuevo siglo: sometida, injuriada y diciéndole a sus ciudadanos que no hay otro remedio, lo cual es totalmente falso.
Analista político y economista
Un fantasma recorre Europa y, no es el que presagiaba Carlos Marx sino el fantasma del déficit y el crecimiento desorbitado de la deuda en porcentajes del PIB. Las fichas empiezan a caer: primero Grecia; ahora España con un ajuste de 15 mil millones de euros, Italia anunciando un ajuste de 27 mil millones de euros y Portugal de varios miles de euros. Por lo visto, pocos se salvarán del desastre.
Es de tal magnitud el problema que ha sido el propio Obama quien llamó al presidente español horas antes de su presentación en el Congreso de los Diputados, donde, según un encabezado de los periódicos, bastaron 120 segundos para que perdiera toda su aura.
El gran problema que se tiene con estos ajustes es creer que el pueblo aceptará tranquilamente la amarga medicina que se impone desde los organismos supranacionales. Es también una lástima que sean, en varios casos, partidos dizque socialistas en el gobierno los que recortan prestaciones y pensiones a los más necesitados, como si éstos fueran los causantes del problema.
Como es natural, las propuestas de los gobiernos empiezan a ser contestadas por el pueblo. Hoy lo vemos en Grecia y no tardará en extenderse a todos los países en los que se quieran aplicar estas bárbaras reducciones, cuyo único objetivo es, una vez más, que las “prestigiadas compañías” calificadoras les pongan a los “Estados soberanos” palomita de buenos chicos.
Estas compañías, que son en parte responsables de fraudes como el de Lehman Brothers, pasan el pantano sin mancharse y con la anuencia de los gobiernos y bancos centrales.
Con estas drásticas propuestas se reducirá el crecimiento económico y el empleo. La gran pregunta es: ¿Cómo pretenden que sobreviva la población con pensiones congeladas, sin empleo ni subsidio al desempleo y un incremento de precios? ¿Podrán entender estos socialistas modernos que se trata de personas, y no papeles, los que van a sufrir gracias a los errores cometidos por otros?
Lo que también resulta sorprenderte son las declaraciones del gobierno mexicano en las que argumentan que nuestro país se salvó de la crisis por las políticas anticíclicas tomadas a tiempo. Lo que no dice es que tales políticas han producido más de cuatro millones de nuevos pobres.
La realidad es que los países europeos están intervenidos por poderes supranacionales que son los que mandan y supervisarán que las reducciones propuestas se cumplan a rajatabla. Lo que buscan es salvar al gran capital que, supuestamente, será el que los saque de la olla. Sin embargo, la experiencia del capitalismo indica que seguramente los que se salvarán una vez más serán ellos y el resto de la población sufrirá.
Con las políticas neoliberales aplicadas, muchos de los gobiernos llamados “socialistas” sin duda perderán las próximas elecciones, como ha sucedido en Inglaterra, y la derecha volverá a gobernar.
No es atacando a la clase media y a los pobres como se saldrá de esta crisis. Las acciones que deberían tomarse, entre otras, serían incrementar los impuestos a los que más tienen, como ayer anunció el gobierno de España, aplicar la tasa Tobin a las transacciones financieras y si hay que hacer reducciones en los programas sociales, hacerlo en plazos más largos y no draconianamente en dos años para llegar al sacrosanto 3% de déficit que, al parecer, se ha convertido en el fetiche del que hablaba Marx.
Pobre Europa que así comienza el segundo decenio del nuevo siglo: sometida, injuriada y diciéndole a sus ciudadanos que no hay otro remedio, lo cual es totalmente falso.
Analista político y economista
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