Jesusa Cervantes / Proceso
El lavado de dinero, la ubicación de nuevos paraísos fiscales y la persecución de los grandes capos de la droga, se han convertido en los principales tópicos de este nuevo siglo.
El G20, el grupo que aglutina a los países más poderosos del mundo ya puso su atención en ellos; incluso realizó un estudio para localizar los nuevos paraísos fiscales donde se supone que los capos de la droga limpian sus ganancias.
De las decenas de paraísos fiscales detectados en 2009, el G20, según lo dio a conocer, encontró sólo once lugares, a los cuales les advirtió que si no cambian sus políticas financieras “serán excluidos de la comunidad internacional”, porque, dijo el presidente saliente del G20, el mandatario francés Nicolás Sarkozy, “no estamos decididos a tolerar eso”.
Según el G20, el grupo exclusivo de paraísos fiscales se redujo de “decenas” a apenas once; y en ellos ya no figuran las famosas Islas Caimán, Bahamas o Araba. Hoy, los lugares predilectos para “limpiar” el dinero “negro”, que proviene de cuando menos 22 actividades ilícitas, entre ellas el narcotráfico, trata de personas y casinos, son Uruguay, Panamá, Suiza, Liechtenstein, República de Vanuatu y los ya conocidos Antigua, Barbuda, Barbados, Botswana, Brunei, y Trinidad y Tobago.
Los 20 países más ricos del mundo detectaron, gracias a su Consejo de Estabilidad Financiera, los once países e indignados dijeron que serán excluidos de la comunidad internacional si no modifican sus prácticas financieras, gracias a las cuales miles de millones de dólares son lavados.
Lo que no dijeron es que, justo después de que los grupos criminales, como los narcotraficantes, lavan sus ganancias en los paraísos fiscales, ya blanqueados los depositan en los bancos ubicados en los 20 países más ricos del mundo. Esta parte, de la cual no hablaron los “ricos” llama la atención, pues mientras denuncian a los pequeños y pobres países en donde se ubican los paraísos fiscales –con excepción de Suiza–, por otro lado “alertan” de un posible problema “sistémico” en 18 bancos internacionales, y que de no resolverse podría generar otra crisis económica mundial como la ocurrida en 2008.
A esos 18 bancos se les advierte que si no mejoran podrán generar una quiebra mundial. Y como medida de solución les recomiendan recapitalizarse entre el 1.0 y 2.5% para el año 2014, es decir, que durante 2012, 2013 y 2014 tienen que captar mayores recursos o, de lo contrario, podrían generar la quiebra mundial.
Resulta curioso, pues, que mientras se amenaza con excluir de la comunidad internacional a los países en donde se ubican los paraísos fiscales por otro se este alentando a los 18 bancos –que es donde se presupone también que va a parar finalmente el dinero lavado–, que hagan todo lo posible por incrementar su capitalización, es decir, que capten nuevos clientes y recursos.
El tema es contradictorio, pues si se aprieta en donde se lava, también debiera apretarse en donde va a dar, finalmente, el dinero negro. Y es que al G20 no le conviene poner todos los candados en sus 18 bancos, pues es justamente el dinero sucio el que ha sostenido a las grandes instituciones bancarias, y esto no es nada nuevo. Por lo tanto, lo dicho en el G20 pareciera ser sólo una farsa.
Los 18 bancos a los que se les exigirá una recapitalización son Wells Fargo –en donde recientemente se detectó toda una red de lavado de dinero–, Bank of America, Citigroup, JP Morgan Chase, Morgan Staley, Goldman Sachs, Santander de España, el británico HSBC, el chino Bank of China, y los europeos Barclays, BNP Paribas, Commerzbank, Credi Suisse, Deutsche Bank, Dexia, Crédit Agricole y los japoneses Mitsubishi y Mizho.
La pregunta es cómo se van a capitalizar sin evitar que el dinero que atraigan sea justamente de actividades ilegales, el que primero se limpia en los paraísos fiscales. ¿O es que, como ese dinero llega lavado a esos bancos, ya no importa su origen? Antes de responder estas preguntas hay que recordar lo que un funcionario de la Asociación de Bancos de México comentó el año pasado: que entre 10 mil y 30 mil millones de dólares “lavados” llegan a la banca mexicana. Sin embargo, señaló que esos recursos no eran considerados dinero ilegal porque ya llegaba “limpio” a la banca mexicana –que ya es transnacional–, ya llega limpio.
Entonces, el punto es que si el G20 quiere acabar con los paraísos fiscales, debe combatir también el dinero lavado que llega a las arcas de sus bancos.
Y otro dato. El nuevo paraíso fiscal que detectó el G20 es Uruguay, un país al que en mayo pasado la revista Proceso hizo referencia cuando mencionó que los cárteles de la droga mexicanos, primordialmente el de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, tienen nuevos paraísos para instalar laboratorios en Sudamérica, en especial Argentina, que colinda con Uruguay en donde se lava dinero. En aquella ocasión, Proceso comentó que la ciudad predilecta para el lavado de dinero es la ciudad Punta del Este ubicada en Uruguay.
Así, el lavado, los paraísos fiscales y el narcotráfico mexicano, parecen estar en la mira del G20, aunque ahí mismo se parece tener un doble juego.
El lavado de dinero, la ubicación de nuevos paraísos fiscales y la persecución de los grandes capos de la droga, se han convertido en los principales tópicos de este nuevo siglo.
El G20, el grupo que aglutina a los países más poderosos del mundo ya puso su atención en ellos; incluso realizó un estudio para localizar los nuevos paraísos fiscales donde se supone que los capos de la droga limpian sus ganancias.
De las decenas de paraísos fiscales detectados en 2009, el G20, según lo dio a conocer, encontró sólo once lugares, a los cuales les advirtió que si no cambian sus políticas financieras “serán excluidos de la comunidad internacional”, porque, dijo el presidente saliente del G20, el mandatario francés Nicolás Sarkozy, “no estamos decididos a tolerar eso”.
Según el G20, el grupo exclusivo de paraísos fiscales se redujo de “decenas” a apenas once; y en ellos ya no figuran las famosas Islas Caimán, Bahamas o Araba. Hoy, los lugares predilectos para “limpiar” el dinero “negro”, que proviene de cuando menos 22 actividades ilícitas, entre ellas el narcotráfico, trata de personas y casinos, son Uruguay, Panamá, Suiza, Liechtenstein, República de Vanuatu y los ya conocidos Antigua, Barbuda, Barbados, Botswana, Brunei, y Trinidad y Tobago.
Los 20 países más ricos del mundo detectaron, gracias a su Consejo de Estabilidad Financiera, los once países e indignados dijeron que serán excluidos de la comunidad internacional si no modifican sus prácticas financieras, gracias a las cuales miles de millones de dólares son lavados.
Lo que no dijeron es que, justo después de que los grupos criminales, como los narcotraficantes, lavan sus ganancias en los paraísos fiscales, ya blanqueados los depositan en los bancos ubicados en los 20 países más ricos del mundo. Esta parte, de la cual no hablaron los “ricos” llama la atención, pues mientras denuncian a los pequeños y pobres países en donde se ubican los paraísos fiscales –con excepción de Suiza–, por otro lado “alertan” de un posible problema “sistémico” en 18 bancos internacionales, y que de no resolverse podría generar otra crisis económica mundial como la ocurrida en 2008.
A esos 18 bancos se les advierte que si no mejoran podrán generar una quiebra mundial. Y como medida de solución les recomiendan recapitalizarse entre el 1.0 y 2.5% para el año 2014, es decir, que durante 2012, 2013 y 2014 tienen que captar mayores recursos o, de lo contrario, podrían generar la quiebra mundial.
Resulta curioso, pues, que mientras se amenaza con excluir de la comunidad internacional a los países en donde se ubican los paraísos fiscales por otro se este alentando a los 18 bancos –que es donde se presupone también que va a parar finalmente el dinero lavado–, que hagan todo lo posible por incrementar su capitalización, es decir, que capten nuevos clientes y recursos.
El tema es contradictorio, pues si se aprieta en donde se lava, también debiera apretarse en donde va a dar, finalmente, el dinero negro. Y es que al G20 no le conviene poner todos los candados en sus 18 bancos, pues es justamente el dinero sucio el que ha sostenido a las grandes instituciones bancarias, y esto no es nada nuevo. Por lo tanto, lo dicho en el G20 pareciera ser sólo una farsa.
Los 18 bancos a los que se les exigirá una recapitalización son Wells Fargo –en donde recientemente se detectó toda una red de lavado de dinero–, Bank of America, Citigroup, JP Morgan Chase, Morgan Staley, Goldman Sachs, Santander de España, el británico HSBC, el chino Bank of China, y los europeos Barclays, BNP Paribas, Commerzbank, Credi Suisse, Deutsche Bank, Dexia, Crédit Agricole y los japoneses Mitsubishi y Mizho.
La pregunta es cómo se van a capitalizar sin evitar que el dinero que atraigan sea justamente de actividades ilegales, el que primero se limpia en los paraísos fiscales. ¿O es que, como ese dinero llega lavado a esos bancos, ya no importa su origen? Antes de responder estas preguntas hay que recordar lo que un funcionario de la Asociación de Bancos de México comentó el año pasado: que entre 10 mil y 30 mil millones de dólares “lavados” llegan a la banca mexicana. Sin embargo, señaló que esos recursos no eran considerados dinero ilegal porque ya llegaba “limpio” a la banca mexicana –que ya es transnacional–, ya llega limpio.
Entonces, el punto es que si el G20 quiere acabar con los paraísos fiscales, debe combatir también el dinero lavado que llega a las arcas de sus bancos.
Y otro dato. El nuevo paraíso fiscal que detectó el G20 es Uruguay, un país al que en mayo pasado la revista Proceso hizo referencia cuando mencionó que los cárteles de la droga mexicanos, primordialmente el de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, tienen nuevos paraísos para instalar laboratorios en Sudamérica, en especial Argentina, que colinda con Uruguay en donde se lava dinero. En aquella ocasión, Proceso comentó que la ciudad predilecta para el lavado de dinero es la ciudad Punta del Este ubicada en Uruguay.
Así, el lavado, los paraísos fiscales y el narcotráfico mexicano, parecen estar en la mira del G20, aunque ahí mismo se parece tener un doble juego.
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