La falta de interés por deuda alemana reflejó con claridad la desconfianza existente en los mercados financieros.
Jesús Alberto Cano Vélez * / Excelsior
La semana pasada hubo serias manifestaciones de una Europa al borde del precipicio, en crisis.
Aquello amenazaba seriamente con reventar y contagiar al resto del mundo. Algunos decían que el problema era el Euro, y otros, que les faltaba a los europeos una estrategia congruente e integral para enfrentar el problema de los enfermos del Viejo Continente.
La entrada en situación de seriedad económica en Italia intensificó la problemática europea.
Guillermo Ortiz Martínez, ex secretario de hacienda y ex gobernador del Banco de México, en un artículo en el diario británico Financial Times sostuvo que la situación del continente se debe a que sus instituciones no fueron diseñadas para tomar decisiones, sino para aplicar procedimientos.
El sistema político europeo —dijo— estaba mal equipado para manejar una crisis financiera, por ello perdió control de los acontecimientos. “Transformó una situación manejable en un enredo cada vez más impredecible, en el que las pérdidas potenciales siguen aumentando de manera exponencial.”
Refiriéndose a la crisis griega, sostuvo que “la condonación de deuda por sí misma —como se hizo— era buena pero no restablecería crecimiento, que es lo que se requiere en los momentos actuales.
El problema parece ser que, fuera de Alemania, ningún otro de los países grandes tiene la dimensión y capacidad para revertir las tendencias.
Se notó eso cuando la colocación alemana de bonos, denominados en Euros el jueves pasado, resultó ser un fracaso.
La falta de interés por deuda alemana reflejó con claridad la desconfianza existente en los mercados financieros.
Y las sugerencias de políticas económicas y financieras empiezan a abundar.
Por un lado, Guillermo Ortiz sugiere al Banco Central Europeo (BCE) actuar con autonomía y elevar sus financiamientos para evitar una peligrosa tendencia hacia la deflación y contracción de los mercados mundiales de producción.
Mientras tanto, los mercados de valores de México y otros, así como los tipos de cambio de varios países, empiezan a sufrir la volatilidad y las consecuencias de la crisis europea, que se expande e intensifica.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, que estará en México mañana y pasado, ha hecho una serie de sugerencias a Estados Unidos, México y Latinoamérica, a propósito de la presidencia del G20 que asumirá México en fechas muy próximas, y que sesionará en julio del año entrante, poco antes de nuestras elecciones federales.
Sugiere que sigamos muy de cerca la situación de EU y Europa y tomemos medidas estructurales para promover crecimiento.
Se percibe un gran temor de una peligrosa deflación que tarde al mundo años en revertir. Considera la doctora Lagarde que América Latina puede jugar un papel muy significativo en la solución de la crisis mundial, por su capacidad de crecimiento.
Después de México, piensa visitar Brasil, países latinoamericanos que ejercen liderazgo económico. Y agregó que estos países son grandes motores de la economía mundial.
Pero hay un serio problema: con México —no así con Brasil—.
Eso es que las tesis neoliberales que predominan en nuestra administración federal les puede impedir tomar las medidas promotoras de crecimiento que nuestro país y el mundo requieren.
La ideología que los guía no les permite intervenir en lo económico.
Es el mercado, estúpido... dirán.
* Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
Jesús Alberto Cano Vélez * / Excelsior
La semana pasada hubo serias manifestaciones de una Europa al borde del precipicio, en crisis.
Aquello amenazaba seriamente con reventar y contagiar al resto del mundo. Algunos decían que el problema era el Euro, y otros, que les faltaba a los europeos una estrategia congruente e integral para enfrentar el problema de los enfermos del Viejo Continente.
La entrada en situación de seriedad económica en Italia intensificó la problemática europea.
Guillermo Ortiz Martínez, ex secretario de hacienda y ex gobernador del Banco de México, en un artículo en el diario británico Financial Times sostuvo que la situación del continente se debe a que sus instituciones no fueron diseñadas para tomar decisiones, sino para aplicar procedimientos.
El sistema político europeo —dijo— estaba mal equipado para manejar una crisis financiera, por ello perdió control de los acontecimientos. “Transformó una situación manejable en un enredo cada vez más impredecible, en el que las pérdidas potenciales siguen aumentando de manera exponencial.”
Refiriéndose a la crisis griega, sostuvo que “la condonación de deuda por sí misma —como se hizo— era buena pero no restablecería crecimiento, que es lo que se requiere en los momentos actuales.
El problema parece ser que, fuera de Alemania, ningún otro de los países grandes tiene la dimensión y capacidad para revertir las tendencias.
Se notó eso cuando la colocación alemana de bonos, denominados en Euros el jueves pasado, resultó ser un fracaso.
La falta de interés por deuda alemana reflejó con claridad la desconfianza existente en los mercados financieros.
Y las sugerencias de políticas económicas y financieras empiezan a abundar.
Por un lado, Guillermo Ortiz sugiere al Banco Central Europeo (BCE) actuar con autonomía y elevar sus financiamientos para evitar una peligrosa tendencia hacia la deflación y contracción de los mercados mundiales de producción.
Mientras tanto, los mercados de valores de México y otros, así como los tipos de cambio de varios países, empiezan a sufrir la volatilidad y las consecuencias de la crisis europea, que se expande e intensifica.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, que estará en México mañana y pasado, ha hecho una serie de sugerencias a Estados Unidos, México y Latinoamérica, a propósito de la presidencia del G20 que asumirá México en fechas muy próximas, y que sesionará en julio del año entrante, poco antes de nuestras elecciones federales.
Sugiere que sigamos muy de cerca la situación de EU y Europa y tomemos medidas estructurales para promover crecimiento.
Se percibe un gran temor de una peligrosa deflación que tarde al mundo años en revertir. Considera la doctora Lagarde que América Latina puede jugar un papel muy significativo en la solución de la crisis mundial, por su capacidad de crecimiento.
Después de México, piensa visitar Brasil, países latinoamericanos que ejercen liderazgo económico. Y agregó que estos países son grandes motores de la economía mundial.
Pero hay un serio problema: con México —no así con Brasil—.
Eso es que las tesis neoliberales que predominan en nuestra administración federal les puede impedir tomar las medidas promotoras de crecimiento que nuestro país y el mundo requieren.
La ideología que los guía no les permite intervenir en lo económico.
Es el mercado, estúpido... dirán.
* Presidente de El Colegio Nacional de Economistas
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