Juan Garciaheredia / El Sol de México
En 2011, el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) provocará que la economía deje de crecer al menos 1.1 por ciento y evitará la creación de 176 mil nuevos empleos, además de que persistirán los incentivos para el trabajo informal e ilegal en México, alertó la Fundación Sí Podemos, integrada por empresarios del centro del país y presidida por el analista fiscal Jacques Bardavid Nissim.
El líder de esa fundación expresó su firme apoyo a quienes desde los sectores público, político, empresarial, académico y social, como es el caso de la fracción del PRI en el Senado de República, la COPARMEX, la CANACINTRA, entre otros, se han pronunciado por la derogación del IETU, señalando que este impuesto y el ISR (Impuesto Sobre la Renta) son los mayores responsables del pobre crecimiento económico de nuestro país y de la escasez de oportunidades de progreso para una gran proporción de la población.
Criticó severamente la obstinación del Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, en mantener el IETU y en seguir socavando a la sociedad productiva sin importar que millones de familias vean cada vez más lejano arribar al anhelado puerto de la prosperidad.
Bardavid Nissim indicó que es un error enorme pensar que los gobiernos son mejores promotores del desarrollo económico que el sector privado. Más dinero en las arcas públicas no se traduce en beneficios para la ciudadanía, como lo demuestra contundentemente el hecho de que la recaudación federal creció casi 27 por ciento en los últimos cinco años (en términos reales), pero el PIB (Producto Interno Bruto) sólo 9 por ciento, una tercera parte, menos del 2 por ciento anual.
El también autor de los libros "Sí Podemos Jugar Mejor: No Es Un Libro Sobre Futbol" y "México a Un Paso de Ser Superpotencia Mundial. ¿Podremos Darlo?", manifestó que es nuestro complejo y equivocado sistema tributario el principal responsable del ridículo crecimiento de nuestra economía, por cuatro razones contundentes:
El ISR, de los más altos del mundo y además progresivo, castiga a empresarios, empleados y trabajadores, que son los que generan la riqueza de México, por ende desalentándola; el IETU penaliza el ahorro, la eficiencia administrativa y empresarial, y los flujos económicos positivos, que son el alimento del crecimiento económico; ambos impuestos se tributan a la mitad del ciclo económico, mutilándolo; también, el atender a nuestra compleja normatividad fiscal demanda enormes recursos económicos y humanos. En algunos sectores el costo de la atención al fisco (información, declaraciones y pago de impuestos) representa hasta el 3 por ciento de sus ventas, puntualiza la información de la fundación, entre otras cosas.
No se trata de que Hacienda recaude menos, sino que lo haga de una manera que no se oponga al crecimiento económico del país. La solución es un solo impuesto al consumo, al final del ciclo económico, como el IVA generalizado, a tasa de entre 20 por ciento y 23 por ciento, sin el ISR ni el IETU. Ello no sería inflacionario ni reduciría la recaudación fiscal, pero sí incentivaría el emprendimiento en la formalidad, potenciaría el desarrollo económico y la generación de empleos y oportunidades, y nos convertiría en una de las tierras más fértiles del mundo para la siembra de inversiones, trabajo e ideas, recalcó Bardavid Nissim.
El líder de esa fundación expresó su firme apoyo a quienes desde los sectores público, político, empresarial, académico y social, como es el caso de la fracción del PRI en el Senado de República, la COPARMEX, la CANACINTRA, entre otros, se han pronunciado por la derogación del IETU, señalando que este impuesto y el ISR (Impuesto Sobre la Renta) son los mayores responsables del pobre crecimiento económico de nuestro país y de la escasez de oportunidades de progreso para una gran proporción de la población.
Criticó severamente la obstinación del Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, en mantener el IETU y en seguir socavando a la sociedad productiva sin importar que millones de familias vean cada vez más lejano arribar al anhelado puerto de la prosperidad.
Bardavid Nissim indicó que es un error enorme pensar que los gobiernos son mejores promotores del desarrollo económico que el sector privado. Más dinero en las arcas públicas no se traduce en beneficios para la ciudadanía, como lo demuestra contundentemente el hecho de que la recaudación federal creció casi 27 por ciento en los últimos cinco años (en términos reales), pero el PIB (Producto Interno Bruto) sólo 9 por ciento, una tercera parte, menos del 2 por ciento anual.
El también autor de los libros "Sí Podemos Jugar Mejor: No Es Un Libro Sobre Futbol" y "México a Un Paso de Ser Superpotencia Mundial. ¿Podremos Darlo?", manifestó que es nuestro complejo y equivocado sistema tributario el principal responsable del ridículo crecimiento de nuestra economía, por cuatro razones contundentes:
El ISR, de los más altos del mundo y además progresivo, castiga a empresarios, empleados y trabajadores, que son los que generan la riqueza de México, por ende desalentándola; el IETU penaliza el ahorro, la eficiencia administrativa y empresarial, y los flujos económicos positivos, que son el alimento del crecimiento económico; ambos impuestos se tributan a la mitad del ciclo económico, mutilándolo; también, el atender a nuestra compleja normatividad fiscal demanda enormes recursos económicos y humanos. En algunos sectores el costo de la atención al fisco (información, declaraciones y pago de impuestos) representa hasta el 3 por ciento de sus ventas, puntualiza la información de la fundación, entre otras cosas.
No se trata de que Hacienda recaude menos, sino que lo haga de una manera que no se oponga al crecimiento económico del país. La solución es un solo impuesto al consumo, al final del ciclo económico, como el IVA generalizado, a tasa de entre 20 por ciento y 23 por ciento, sin el ISR ni el IETU. Ello no sería inflacionario ni reduciría la recaudación fiscal, pero sí incentivaría el emprendimiento en la formalidad, potenciaría el desarrollo económico y la generación de empleos y oportunidades, y nos convertiría en una de las tierras más fértiles del mundo para la siembra de inversiones, trabajo e ideas, recalcó Bardavid Nissim.
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