domingo, 24 de julio de 2011

ARGENTINA ¿MODELO A IMITAR O A EVITAR?

El fuerte crecimiento se combina con alta inflación y fuga de capitales
Tras suspender pagos, la economía acumuló uncrecimiento del 65%

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ / EL PAÍS

Nadie creía en Argentina, ni en la oposición ni en el gobierno, que Grecia pudiera salir de la crisis actual sin poner en marcha, finalmente, un default, como hizo su propio país en 2001. La cuestión que se planteaba era si existe un "modelo" argentino al que mirar, como proclama la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, o si se trata solo de "un caso argentino", de resultado discutible y difícil aplicación universal. El acuerdo para salvar al euro y a Grecia dadoptado esta semana les da la razón, en cuanto que admite un impago parcial griego. Pero se aleja de una salida "a la Argentina". "Argentina es un caso interesante porque demostró que la exclusiva aplicación de medidas de ajuste, como las que se preconizaron hasta ahora para Grecia, no sirve para encontrar la solución, sino para empeorar la crisis", afirma el ex ministro Roberto Lavagna, que negoció el impago argentino y que ahora milita en la oposición al kirchnerismo porque cree que ha deformado su proyecto inicial.
"Lo que es indiscutible es que, a partir de la suspensión de pagos, la recuperación fue asombrosa, con tasas de crecimiento impresionantes", explica el también economista Héctor Valle, director del Fondo Nacional de las Artes y próximo al oficialismo. Según datos del propio FMI, Argentina tuvo un crecimiento acumulado entre 2002-2008 del 65% y sigue creciendo a tasas muy altas. "Eso no es consecuencia exclusivamente del aumento de los precios de las materias primas, como algunos afirman, sino también de una política determinada, desarrollada por los Gobiernos Kirchner", manifiesta Valle.
"Claro que ha habido un cambio de primer orden", admite Adrián Ramos, coordinador del equipo técnico del candidato presidencial radical, Ricardo Alfonsín. "Pero el kirchnerismo, en lugar de aprovechar la formidable oportunidad que se planteó en el país con la subida de los precios de las commodities, está llevando a cabo políticas que provocan desequilibrios económicos muy importantes. El primero, la fuerte inflación, que causa tensiones en los tipos de cambio y nos aleja de las tasas de inversión que necesitamos para seguir creciendo", afirma.
Argentina necesita un alza mínima de la inversión del 20% para garantizarse un crecimiento del 6%. La inversión extranjera no llega (Argentina es el sexto país en inversión exterior directa, según la CEPAL) y todos los esfuerzos del Gobierno no lograron que, en total, la inversión superara en 2010 el 10% real, asegura Ramos. El principal problema es que los argentinos sacan del país al mes más de 1.000 millones de dólares (60.000 millones en los últimos cuatro años, 10.000 millones en los últimos seis meses).
¿Por qué los mercados internacionales siguen mirando con recelo a Argentina?: "Porque el plan inicial de disciplina fiscal y superávit comercial cambió con la llegada del boom de los precios. En época de bonanza se empezaron a cometer graves errores", afirma Lavagna. Según él, en lugar de respetar esos principios, junto con el tipo de cambio competitivo, se está llevando a cabo una política fuertemente expansiva del consumo, lo que aumentó la inflación y provocó la huida de capitales.
En definitiva, Argentina sigue adelante poniendo simplemente parches. ¿Puede el Gobierno de Kirchner seguir adelante así?: "Sí, la clase media tiene la impresión de que las cosas van bien porque desde el Gobierno se impulsa su consumo y se subvencionan servicios públicos, como la energía y el transporte. El 'modelo K' es factible, siempre que los precios de las materias primas no caigan".
Lavagna arremete contra lo que considera la principal contradicción del Gobierno de Kirchner: el índice de pobreza, que cayó fuertemente entre 2002 y 2006, y ahora, según sus datos, está aumentando de nuevo. "La presidenta aprobó la llamada Asignación Universal por Hijo, una medida social indudable, pero lo cierto es que, con la inflación actual, esa ayuda no sirve más que para mantener a duras penas lo que hay".
Héctor Valle no comparte este análisis. Reconoce la fuerte salida de dinero ("se oculta en cajas de seguridad"), pero cree que se ha producido un interesante fortalecimiento del mercado interior y que se mantiene un nivel de endeudamiento bajo, que "es una herencia a preservar". "Es verdad que crecer exige tasas de inversión más altas, pero la inversión pública evoluciona bien", dice. La misma opinión tiene el presidente del Banco Nación, Matías Kulfas, para quien "la economía argentina exige ocupación, pero no preocupación". Defiende que se profundice el actual "modelo" y no parece inquietarse por el estímulo al consumo, aunque sí que se frenen las importaciones.
Valle cree que la presidenta tiene razón en quejarse de que no se reconozca que el "modelo K" ha funcionado mejor y durante más tiempo de lo que muchos decían. "Es una mujer inteligente que cabalga una cosa muy complicada que es el peronismo", explica. En su opinión, es muy importante llegar a un acuerdo con el Club de París y hacer frente a los próximos pagos de bonos: 3.000 millones de dólares el próximo mes de agosto, y 7.000 millones en 2012.
"El mundo económico internacional nos sigue mirando con desconfianza", afirma Ramos. "No tiene que ver solo con el default, sino con que, desde 2009, hay un déficit fiscal encubierto y unos niveles de apreciación de la moneda que sobrepasan el 15% anual", explica. "Para lograr que el dinero no se marche hay que ofrecer estabilidad, poca discrecionalidad y un programa económico. La falta de una estrategia es lo que va a perjudicarnos seriamente".
A vueltas con el IPC
Argentina tiene de plazo hasta enero para reformar su sistema de cálculo de incremento de precios y del PIB. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) están tan desacreditadas que nadie, ni siquiera los economistas considerados próximos al Gobierno, utiliza sus índices como referencia. Pocos comprenden que Cristina Fernández de Kirchner mantenga el control del INDEC en manos del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, un político fiel pero totalmente desprestigiado, que se ha lanzado a perseguir judicialmente a las empresas privadas que publicitan sus propios cálculos. El FMI recordó recientemente que los países miembros están obligados a proporcionar datos fiables y "dio la bienvenida" al repentino anuncio de las autoridades argentinas de que trabajarán con expertos del FMI para "mejorar la calidad de sus informes sobre el IPC y el PIB".
Argentina es el único país miembro del FMI que no se somete a los informes anuales que fijan sus reglamentos. Fernández mantuvo una conversación telefónica con Christine Lagarde, días después de que esta tomara posesión como directora ejecutiva del FMI, sin que trascendieran los temas abordados. Consta, sin embargo, el interés de Argentina en que el FMI no obstaculice su acercamiento al Club de París, con el que tiene viva una deuda de 6.500 millones de dólares. La fiabilidad de los índices oficiales argentinos es, precisamente, un paso imprescindible para la negociación.
"No se trata de discutir las cifras concretas del IPC, sino del hecho, innegable, de que los índices del INDEC no tienen la necesaria credibilidad internacional, algo que no es posible mantener", explica Héctor Valle, economista y ex director del Instituto (1990-1991).

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