lunes, 25 de julio de 2011

¿ESTAMOS BLINDADOS KIMOSABE?

- El problema con estas tormentas, estos momentos, este país y estas autoridades económicas, es que no tienen las riendas de lo que pasa...
Jesús Alberto Cano Vélez / Excelsior

Cuando nuestras autoridades de la Secretaría de Hacienda nos dicen a los mexicanos que no hay nada que temer, porque “estamos blindados” contra los efectos de la crisis económica que se gesta en el exterior, la mera verdad es que no tenemos idea a qué se refieren; ni si esas autoridades económicas entienden y saben de lo qué están hablando.
Porque evidentemente no estamos blindados contra el desempleo, ya que parecería ser que, de nuevo éste viene creciendo, y afectando proporcionalmente más a las mujeres de la fuerza laboral; lo mismo que sucedió en el último encuentro que tuvimos con ese monstruo, cuando la crisis externa, en su paso por México, en 2009, hizo pedazos ingresos, perdidos por el desempleo de miles de familias mexicanas.
Y parecería ser que tampoco estamos blindados ahora contra la creciente pobreza que asoma sus fauces, en la medida en que la crisis externa nos empieza a golpear de nuevo; y eso que nunca nos repusimos de los daños que nos dejó la recesión de 2009.
Recordemos que ese año fue terrible para nuestro país, cuando la incipiente depresión nos hizo gran daño, mientras que los voceros de la SHCP nos aseguraban que el blindaje que protegía a nuestra economía constituía un buen puerto de abrigo, que impediría que los vientos huracanados de la depresión mundial nos afectaran.
Y no obstante esas ofertas de protección, todo lo peor que podría dejar una crisis económica, a un país, nos ocurrió, a pesar del blindaje que supuestamente nos protegería.
¿En qué consiste el blindaje?
Mejor que nos digan: ¿Cuándo y cómo empieza a operar ese blindaje y en qué consiste?, para saber a qué atenernos y qué podemos hacer los ciudadanos para mejor prever.
Pero nuestros líderes no saben lo que va a suceder. “Es imposible garantizar —dice el secretario Ernesto Cordero— que lo que ocurre en el resto del mundo no afectará a México”.
El problema con estas tormentas, estos momentos, este país y estas autoridades económicas, es que no tienen las riendas de lo que pasa ni los instrumentos para defendernos de sus virulencias. Menos aún tienen la disposición de intervenir en el mercado para impedir lo peor de sus efectos. “Es responsabilidad del mercado”, dirían.
Por lo tanto es irrelevante saber si la crisis nos pegará o no. Lo que hay que hacer, en materia económica, es utilizar “la banca móvil, la innovación, los servicios financieros de la banca”, anunciados la semana pasada por los voceros económicos; o quizás: rezar.
Otra opción, a falta de instrumentos financieros, sería intentar ayudar a los cientos de miles de jóvenes que se quedaron sin lugar en el sistema universitario del Estado mexicano y evitar crear más ninis (ni estudio ni trabajo), porque los estudiantes que no obtuvieron un lugar en las licenciaturas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) —unos 277 mil alumnos— fueron rechazados de esas masivas instituciones.
Estos jóvenes están muy activos. Al percatarse que no habían logrado aceptación en ninguno de esos institutos, se organizaron, con todo y sus padres, para demandar un lugar vía las marchas y plantones.
Una solución infinitamente más justa e inteligente sería apoyar el proyecto de reforma hacendaria, que ha propuesto el Senado de la República, para elevar la recaudación tributaria del país y así generar los recursos públicos que podrían utilizarse para aumentar la oferta educativa a todos los mexicanos, en todos los niveles de estudio.
Es lo que necesita México.
*Presidente nacional del Colegio Nacional de Economistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario