domingo, 24 de julio de 2011

Y EL MUNDO CAMBIÓ: REESTRUCTURA Y PLAN MARSHALL PARA GRECIA Y OTROS PAÍSES EUROPEOS

Para Sam Podolsky

Joan Rega
La otra economía
Después de más de un año de incertidumbre de los países de la zona Euro y del mundo entero, finalmente este jueves la Unión Europea acordó salvar el euro con un rescate financiero de Grecia por 109.000 millones. El adverso trance europeo ha sido consecuencia de la crisis financiera y bancaria internacional y de su efecto fiscal sobre las ya de por si abultadas deudas públicas, llamadas soberanas. La crisis europea originalmente se identificó con Portugal, Irlanda, Grecia y España -señalados por su acrónimo en inglés Portugal, Ireland, Greece, Spain como PIGS-puercos- llegando en semanas recientes a contagiar a Italia.
La incertidumbre generada se debió a las medidas ortodoxas originalmente aplicadas a Irlanda y Grecia y más recientemente a Portugal, por el peligro inminente de que Grecia entrara en default o impago de sus obligaciones y por que parecía que no había ni rumbo ni destino monetario claro asumido por voluntad política para Europa.
Las primeras medidas que se impusieron para sanear las finanzas públicas de los PIGS han significado grandes ajustes en materia de pensiones, salarios, reducción del empleo público, privatizaciones, reducción de subsidios y aumentos de impuestos, sin que, por otra parte, los acreedores –bancos y aseguradoras, especialmente de Alemania y Francia- asumieran costo financiero alguno por sus errores de financiar las deudas públicas y privadas de esos países.
Las consecuencias inmediatas de la aplicación de tales medidas convencionales generaron su propia inviabilidad económica y social, al desatar una especulación sobre las tasas de interés, que hundió a la economía, y un elevado desempleo, que ha empobrecido a las clase media y trabajadora; afectando forzosamente el tradicional sistema de bienestar social europeo. Todo ello aconteció ante la visión conservadora del Banco Central Europeo de no hacer una reestructura urgente de la deuda pública Griega y de obligar a que los acreedores privados asumieran parte del costo financiero para sacar adelante a ese país, como la más elemental razón de corresponsabilidad mercantil lo imponía.
Tal visión durante meses contrastó con la posición oficial de Alemania y de Francia sobre que los bancos y las aseguradoras participaran activamente en el rescate financiero de los países en problemas, por la vía de la redocumentación de los vencimientos y haciendo quitas de capital y bajando las tasas de interés de las deudas.
Al final era la lucha entre una visión ortodoxa, convencional, de los llamados financieros conservadores, adversos al riesgo, y la actitud heterodoxa, pragmática e innovadora que la crisis impone, que deberían asumir responsablemente los políticos, para proteger el interés general ante el interés particular, hoy clamado estridentemente como el bien común.
En tanto la posición conservadora e inflexible de Trichet, Gobernador del Banco central Europeo, hasta el último momento de no apoyar la reestructuración de la deuda Griega porque significaría -de acuerdo a las calificadores americanas, dado que no hay otras- que se entraría en default, desde hace meses Merkel y Sarkozy reclamaron que los bancos tenedores de deuda Griega y Portuguesa deberían contribuir con un sacrificio financiero para salvar la grave situación monetaria que se enfrentaba.
Finalmente, el jueves, los líderes de los 17 países de la zona euro alcanzaron un acuerdo para salvar del contagio de la crisis de la deuda soberana griega a grandes economías como Italia y España. Así, acordaron un segundo rescate a Grecia por 109.000 millones de euros. Se espera que la banca sufrague "voluntariamente" el segundo rescate griego con unos 50.000 millones. Los apoyos consideran al Fondo Monetario Internacional (FMI) con un tercio del total. Grecia ya recibió apoyos por 110.000 millones en mayo de 2010.
De manera más puntual, el acuerdo significa que el plazo de pago del capital del rescate pasa de 7 a un mínimo de 15 años y su interés a 3.5%; los acreedores privados (banca y aseguradoras) podrán elegir entre el canje, la renovación o la recompra para sustituir los actuales títulos de deuda griega por otros, en las condiciones de plazos e intereses del nuevo rescate; el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) podrá inyectar capital a los bancos aunque no estén intervenidos, como préstamo a los países con problemas; este Fondo podrá dar líneas de crédito preventivas a los socios que no han sido rescatados, pero cuya deuda está siendo atacada por los mercados -como es el caso de Italia o España- para que recompren sus bonos en caso de un ataque especulativo. Sin duda, y como parte emblema más importante de que no puede haber saneamiento financiero sin crecimiento económico, se acordó, como un Plan Marshall, que los países del euro movilizarán los recursos necesarios y la asistencia técnica para ayudar a Grecia a llevar a cabo sus reformas. La presencia activa de la Directora Gerente del FMI, Lagarde, contribuyó positivamente al acuerdo alcanzado.
Ha llegado a Europa el cambio de la política económica por que las condiciones objetivas y la conducta del mercado han cambiado y porque hay que responder responsablemente a los ciudadanos antes que alegremente a los intereses del capital financiero y especulativo. Bien se dice que en los mercados siempre está visible la mano del gobierno, y hoy debería más que nunca estarlo, como sucedió en Europa, con lo que el mundo cambió.

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