El consenso de analistas ha venido revisando al alza el pronóstico del PIB para México conforme las señales de recuperación en EU se apuntalan resultado de sus políticas de expansión monetaria y fiscal. La lógica es que el mayor dinamismo de la economía de EU alentará las exportaciones a nuestro vecino del norte e impulsará la actividad manufacturera. No en vano, hace dos números, El Semanario abordó el tema de las perspectivas económicas para México bajo el título de “Economía 2011: Optimismo made in USA”, al enfocarse la mayoría de los analistas en una recuperación más vigorosa de EU para cantar cifras más alegres respecto a la economía mexicana.
Que la reactivación de EU ha sido crucial en la recuperación de México durante el 2010 no cabe duda. Y que seguirá jugando un papel principal a lo largo de 2011 tampoco parece discutible. Ahora bien, lo que no está del todo claro es si México, cuya dependencia de EU es por otro lado excesiva, está sacando al menos todo el provecho posible de esta posición estructural ahora que el ciclo económico es favorable tras la grave recesión detonada por la crisis financiera de 2008 y 2009.
El sector manufacturero ha ido perdiendo peso en la economía, algo normal en un país en la etapa de desarrollo de México, donde el sector terciario, el de servicios, va ganando más presencia. Pero eso no obsta para tratar de renovar, mediante políticas públicas, un sector que sigue en buena medida anquilosado en sectores de bajo valor agregado, donde tiene que competir contra el agresivo dumping social de los países asiáticos, especialmente China, y cuya recuperación en este ciclo no parece propagar sobre el resto de la economía al ritmo deseado. Buena muestra de ello es que el empleo manufacturero sigue lejos de recuperar los puestos de trabajo perdidos durante la crisis, y que los creados han sido pobremente pagados. Así, en el periodo de enero a octubre de 2010 las remuneraciones reales por persona ocupada en el sector manufacturero se ha contraído 0.8%, destacando una caída de 2.2% en el rubro de las prestaciones sociales.
De este modo, si el efecto dominó de la recuperación industrial de EU al sector manufacturero de México a través de la producción y la exportación es intenso, no lo es así de éste al empleo y a las remuneraciones y, en consecuencia, al consumo interno, que es la variable de mayor peso en el PIB al representar más de 2/3 de la economía y que es, por tanto, la variable que puede garantizar una recuperación más firme y sana de la economía. A su vez, sin proyectos innovadores en México, de atractiva rentabilidad, la inversión privada, otro componente fundamental de la demanda interna, permanece rezagada.
Por tanto, México debería orientarse a actividades de mayor valor agregado e innovadores, en fases de crecimiento más rápido, para atraer empleo de calidad, bien remunerado, que propicie un ciclo virtuoso de inversiones en I+D y atraiga grandes inversiones de plantas industriales en México de tecnología de punta, esencial para que el consumo y la inversión privada participen de manera más intensa de los ciclos de expansión industrial y se perciba mayores beneficios para la economía en su conjunto de los que se perciben actualmente.
Fuente: El Semanario
Que la reactivación de EU ha sido crucial en la recuperación de México durante el 2010 no cabe duda. Y que seguirá jugando un papel principal a lo largo de 2011 tampoco parece discutible. Ahora bien, lo que no está del todo claro es si México, cuya dependencia de EU es por otro lado excesiva, está sacando al menos todo el provecho posible de esta posición estructural ahora que el ciclo económico es favorable tras la grave recesión detonada por la crisis financiera de 2008 y 2009.
El sector manufacturero ha ido perdiendo peso en la economía, algo normal en un país en la etapa de desarrollo de México, donde el sector terciario, el de servicios, va ganando más presencia. Pero eso no obsta para tratar de renovar, mediante políticas públicas, un sector que sigue en buena medida anquilosado en sectores de bajo valor agregado, donde tiene que competir contra el agresivo dumping social de los países asiáticos, especialmente China, y cuya recuperación en este ciclo no parece propagar sobre el resto de la economía al ritmo deseado. Buena muestra de ello es que el empleo manufacturero sigue lejos de recuperar los puestos de trabajo perdidos durante la crisis, y que los creados han sido pobremente pagados. Así, en el periodo de enero a octubre de 2010 las remuneraciones reales por persona ocupada en el sector manufacturero se ha contraído 0.8%, destacando una caída de 2.2% en el rubro de las prestaciones sociales.
De este modo, si el efecto dominó de la recuperación industrial de EU al sector manufacturero de México a través de la producción y la exportación es intenso, no lo es así de éste al empleo y a las remuneraciones y, en consecuencia, al consumo interno, que es la variable de mayor peso en el PIB al representar más de 2/3 de la economía y que es, por tanto, la variable que puede garantizar una recuperación más firme y sana de la economía. A su vez, sin proyectos innovadores en México, de atractiva rentabilidad, la inversión privada, otro componente fundamental de la demanda interna, permanece rezagada.
Por tanto, México debería orientarse a actividades de mayor valor agregado e innovadores, en fases de crecimiento más rápido, para atraer empleo de calidad, bien remunerado, que propicie un ciclo virtuoso de inversiones en I+D y atraiga grandes inversiones de plantas industriales en México de tecnología de punta, esencial para que el consumo y la inversión privada participen de manera más intensa de los ciclos de expansión industrial y se perciba mayores beneficios para la economía en su conjunto de los que se perciben actualmente.
Fuente: El Semanario
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