Álvaro Delgado
MÉXICO, D.F. (apro).- Qué ominosa señal envía Josefina Vázquez Mota a la sociedad al confiar su éxito al gobernador con licencia Juan Manuel Oliva, emblema de lo peor del Partido Acción Nacional (PAN): Mal gobierno, clientelismo, defraudación electoral y fanatismo religioso.
De entrada, el discurso del PAN y de Vázquez Mota de asociar el endeudamiento a gobernantes priistas y perredistas se derrumba, porque Oliva disparó la deuda de Guanajuato nada menos que en ¡425%!
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ubicaba la deuda de Guanajuato en 7 mil 595 millones de pesos al primer semestre de 2011 –hace casi un año–, y cuando el panista asumió el gobierno era de sólo mil 303 millones.
El informe de la SHCP sobre Guanajuato, cuyo gobierno Oliva dejó para asumir la secretaría general adjunta del PAN, establece: “El saldo de las obligaciones del gobierno del estado y sus organismos se incrementó 18% con respecto a septiembre del año anterior. Asimismo, para el periodo diciembre 2005-septiembre 2011 se observa un incremento de 425%”.
El gobierno de Oliva se caracterizó, también, por la opacidad en el manejo de los recursos públicos y el favoritismo a familiares, amigos y colaboradores, escándalos a menudo silenciados por abundantes recursos para los medios sometidos y el boicot publicitario para los remisos.
Un ejemplo de opacidad y corrupción es la compra de los terrenos para lo que sería la refinería bicentenario –que finalmente fue para Hidalgo y de la que ni siquiera se ha puesto un ladrillo–, cuyas 970 hectáreas costaron mil 700 millones de pesos y que, además, están ociosas.
Para esta operación se creó una empresa fantasma denominada “Cereal y Pastas Finas”, que compró tierras a los ejidatarios y pequeños propietarios, sin que se haya presentado jamás un informe detallado, lo que ha dado lugar a señalamientos de corrupción.
Otro ejemplo de despilfarro y opacidad, que también ha generado sospechas de corrupción, es la Expo Bicentenario, donde Joseph Ratzinger ofició la multitudinaria misa, que costó casi lo mismo que la Estela de Luz de Felipe Calderón: aproximadamente mil 500 millones de pesos.
Oliva acaba de estrenar una mansión que, según las estimaciones, tiene un valor de 10 millones de pesos, pese a que durante todo su gobierno sólo ganó 8 millones.
Con Oliva en el gobierno, Guanajuato retrocedió en competitividad, pero sobre todo su vida política se degradó con conductas de defraudación electoral, en las que es experto. Aun los propios que han desafiado a la facción hegemónica, encabezada por la secta secreta El Yunque, han sido aplastados.
El ejemplo más reciente es el de José Ángel Córdova Villalobos, quien afirmó que Oliva implementó una elección de Estado para imponer a su delfín, Miguel Márquez, otro prominente juramentado.
Otro ejemplo es el de Javier Usabiaga, exsecretario de Agricultura con Vicente Fox y quien fue aplastado por disputar la candidatura al Senado al exgobernador Juan Carlos Romero Hicks, oscuro director del Conacyt con Calderón.
“Hemos convertido el voto en una mercancía”, dijo Usabiaga luego de enumerar todas las prácticas fraudulentas desplegadas por Oliva, quien como presidente del PAN, en el 2000, también las ejerció.
Ese año, tal como lo documentó Proceso, Oliva hizo todo para aplastar a Eliseo Martínez y se impuso a Romero Hicks, en cuyo gobierno construyó su proyecto para relevarlo, lo que ocurrió en 2006.
Oliva ha sido uno de los artífices del clientelismo panista que ha creado centrales obrera, campesina y magisterial, así como ha afiliado al PAN a tianguistas y transportistas. Hay agrupaciones de taxis que llevan los nombres de Manuel Gómez Morín, Manuel Clouthier y Carlos Castillo Peraza.
Estas clientelas, asociadas a los programas de gobierno, son sobre todo usadas para actos de gobierno y partidistas, porque quien tiene un trato de privilegio es el empresariado, que sin embargo también está llegando al hartazgo.
Este modelo sedujo a Germán Martínez, quien como presidente del PAN ofreció “guanajuatizar México”, quizá ignorante o de plano cómplice de la lógica de facción con la que ha sido gobernado Guanajuato por la organización ultraderechista El Yunque.
El propio seudónimo de Oliva en El Yunque revela su talante fanático: Eugenio Passelli, Pío XII, quien fue papa de 1939 a 1958, durante la Segunda Guerra Mundial, y que alcanzó el concordonato con la Alemania de Adolfo Hitler.
Oliva, sin embargo, no es tan electoralmente eficaz como se ufana: En las elecciones de 2010 se hizo cargo de la operación en Aguascalientes y Tlaxcala para retener los gobiernos para el PAN. Terminó ganando el PRI.
Ahora Vázquez Mota está en sus manos, con todo lo que eso implica…
MÉXICO, D.F. (apro).- Qué ominosa señal envía Josefina Vázquez Mota a la sociedad al confiar su éxito al gobernador con licencia Juan Manuel Oliva, emblema de lo peor del Partido Acción Nacional (PAN): Mal gobierno, clientelismo, defraudación electoral y fanatismo religioso.
De entrada, el discurso del PAN y de Vázquez Mota de asociar el endeudamiento a gobernantes priistas y perredistas se derrumba, porque Oliva disparó la deuda de Guanajuato nada menos que en ¡425%!
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ubicaba la deuda de Guanajuato en 7 mil 595 millones de pesos al primer semestre de 2011 –hace casi un año–, y cuando el panista asumió el gobierno era de sólo mil 303 millones.
El informe de la SHCP sobre Guanajuato, cuyo gobierno Oliva dejó para asumir la secretaría general adjunta del PAN, establece: “El saldo de las obligaciones del gobierno del estado y sus organismos se incrementó 18% con respecto a septiembre del año anterior. Asimismo, para el periodo diciembre 2005-septiembre 2011 se observa un incremento de 425%”.
El gobierno de Oliva se caracterizó, también, por la opacidad en el manejo de los recursos públicos y el favoritismo a familiares, amigos y colaboradores, escándalos a menudo silenciados por abundantes recursos para los medios sometidos y el boicot publicitario para los remisos.
Un ejemplo de opacidad y corrupción es la compra de los terrenos para lo que sería la refinería bicentenario –que finalmente fue para Hidalgo y de la que ni siquiera se ha puesto un ladrillo–, cuyas 970 hectáreas costaron mil 700 millones de pesos y que, además, están ociosas.
Para esta operación se creó una empresa fantasma denominada “Cereal y Pastas Finas”, que compró tierras a los ejidatarios y pequeños propietarios, sin que se haya presentado jamás un informe detallado, lo que ha dado lugar a señalamientos de corrupción.
Otro ejemplo de despilfarro y opacidad, que también ha generado sospechas de corrupción, es la Expo Bicentenario, donde Joseph Ratzinger ofició la multitudinaria misa, que costó casi lo mismo que la Estela de Luz de Felipe Calderón: aproximadamente mil 500 millones de pesos.
Oliva acaba de estrenar una mansión que, según las estimaciones, tiene un valor de 10 millones de pesos, pese a que durante todo su gobierno sólo ganó 8 millones.
Con Oliva en el gobierno, Guanajuato retrocedió en competitividad, pero sobre todo su vida política se degradó con conductas de defraudación electoral, en las que es experto. Aun los propios que han desafiado a la facción hegemónica, encabezada por la secta secreta El Yunque, han sido aplastados.
El ejemplo más reciente es el de José Ángel Córdova Villalobos, quien afirmó que Oliva implementó una elección de Estado para imponer a su delfín, Miguel Márquez, otro prominente juramentado.
Otro ejemplo es el de Javier Usabiaga, exsecretario de Agricultura con Vicente Fox y quien fue aplastado por disputar la candidatura al Senado al exgobernador Juan Carlos Romero Hicks, oscuro director del Conacyt con Calderón.
“Hemos convertido el voto en una mercancía”, dijo Usabiaga luego de enumerar todas las prácticas fraudulentas desplegadas por Oliva, quien como presidente del PAN, en el 2000, también las ejerció.
Ese año, tal como lo documentó Proceso, Oliva hizo todo para aplastar a Eliseo Martínez y se impuso a Romero Hicks, en cuyo gobierno construyó su proyecto para relevarlo, lo que ocurrió en 2006.
Oliva ha sido uno de los artífices del clientelismo panista que ha creado centrales obrera, campesina y magisterial, así como ha afiliado al PAN a tianguistas y transportistas. Hay agrupaciones de taxis que llevan los nombres de Manuel Gómez Morín, Manuel Clouthier y Carlos Castillo Peraza.
Estas clientelas, asociadas a los programas de gobierno, son sobre todo usadas para actos de gobierno y partidistas, porque quien tiene un trato de privilegio es el empresariado, que sin embargo también está llegando al hartazgo.
Este modelo sedujo a Germán Martínez, quien como presidente del PAN ofreció “guanajuatizar México”, quizá ignorante o de plano cómplice de la lógica de facción con la que ha sido gobernado Guanajuato por la organización ultraderechista El Yunque.
El propio seudónimo de Oliva en El Yunque revela su talante fanático: Eugenio Passelli, Pío XII, quien fue papa de 1939 a 1958, durante la Segunda Guerra Mundial, y que alcanzó el concordonato con la Alemania de Adolfo Hitler.
Oliva, sin embargo, no es tan electoralmente eficaz como se ufana: En las elecciones de 2010 se hizo cargo de la operación en Aguascalientes y Tlaxcala para retener los gobiernos para el PAN. Terminó ganando el PRI.
Ahora Vázquez Mota está en sus manos, con todo lo que eso implica…
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