El crecimiento de la economía estadounidense fue del 2,2% al inicio del año
SANDRO POZZI Nueva York / El País
Doble revés en el dato de crecimiento de EE UU. La expansión económica se moderó en el primer trimestre, a una tasa anualizada del 2,2% del producto interior bruto. Es medio punto más débil de lo que anticipaba Wall Street. Además, se revisó a la baja el dato de crecimiento correspondiente al cuarto trimestre de 2011, al 3% en lugar del 3,5% que se dio por definitivo hace un mes.
El motivo principal de la desaceleración son los recortes en la inversión por parte de las empresas. El golpe pudo ser mayor de no ser por el incremento de un 2,9% en el gasto de los consumidores, del que dependen dos tercios del crecimiento, y en concreto por la compra de nuevos vehículos. Es el aumento más elevado de la demanda en EE UU desde el cuarto trimestre de 2010.
El consumo aportó dos puntos porcentuales al PIB. También tuvo un efecto de contención la balanza comercial, con un incremento del 5,4% en las exportaciones estadounidenses frente al 2,7% de final de 2011. Las importaciones subieron un 4,3%, también a un ritmo mayor que al final del pasado año, cuando crecieron un 3,7%. La caída del gasto público se moderó del 6,9% al 5,6%.
El dato general es más débil de lo que se esperaba en los días previos, pero es mejor del 1,5% que daban los analistas a comienzos de año y del lado del consumo privado mejora el 2,1% del cuarto trimestre. Eso da más solidez a los cimientos del crecimiento, que se sigue viendo lastrado por una tasa de paro que ronda el 8,2%, el estancamiento de salarios y un sector inmobiliario deprimido.
El indicador es preliminar y está sujeto a dos revisiones más. Lo que no gusta tanto es que el gasto empresarial cayera un 2,1%, frente a un incremento del 5,2% en el trimestre precedente. Es la primera caída de este indicador desde final de 2009. Y el temor en este momento es que vuelva a repetirse la inflexión de 2011 y de 2010, por el caos de la deuda soberana en Europa.
La Reserva Federal sigue hablado de crecimiento moderado para los próximos trimestres y anticipa para después un repunte gradual. No se espera, por tanto, que el informe cambie el curso de la política monetaria actual. Ben Bernanke, su presidente, ya dijo que se siente cómodo con la estrategia. Al mismo tiempo, dejó claro que habrá más estímulos solo si las cosas van realmente a peor.
El efecto en los mercados tras la publicación del dato fue inmediato, donde los valores financieros ya estaban sufriendo tras el recorte de Standard&Poor's a la nota de solvencia de la deuda española. Europa volvió al rojo mientras que los futuros de los índices de referencia en Wall Street se vieron dominados por las dudas a una hora de retomar la jornada.
El motivo principal de la desaceleración son los recortes en la inversión por parte de las empresas. El golpe pudo ser mayor de no ser por el incremento de un 2,9% en el gasto de los consumidores, del que dependen dos tercios del crecimiento, y en concreto por la compra de nuevos vehículos. Es el aumento más elevado de la demanda en EE UU desde el cuarto trimestre de 2010.
El consumo aportó dos puntos porcentuales al PIB. También tuvo un efecto de contención la balanza comercial, con un incremento del 5,4% en las exportaciones estadounidenses frente al 2,7% de final de 2011. Las importaciones subieron un 4,3%, también a un ritmo mayor que al final del pasado año, cuando crecieron un 3,7%. La caída del gasto público se moderó del 6,9% al 5,6%.
El dato general es más débil de lo que se esperaba en los días previos, pero es mejor del 1,5% que daban los analistas a comienzos de año y del lado del consumo privado mejora el 2,1% del cuarto trimestre. Eso da más solidez a los cimientos del crecimiento, que se sigue viendo lastrado por una tasa de paro que ronda el 8,2%, el estancamiento de salarios y un sector inmobiliario deprimido.
El indicador es preliminar y está sujeto a dos revisiones más. Lo que no gusta tanto es que el gasto empresarial cayera un 2,1%, frente a un incremento del 5,2% en el trimestre precedente. Es la primera caída de este indicador desde final de 2009. Y el temor en este momento es que vuelva a repetirse la inflexión de 2011 y de 2010, por el caos de la deuda soberana en Europa.
La Reserva Federal sigue hablado de crecimiento moderado para los próximos trimestres y anticipa para después un repunte gradual. No se espera, por tanto, que el informe cambie el curso de la política monetaria actual. Ben Bernanke, su presidente, ya dijo que se siente cómodo con la estrategia. Al mismo tiempo, dejó claro que habrá más estímulos solo si las cosas van realmente a peor.
El efecto en los mercados tras la publicación del dato fue inmediato, donde los valores financieros ya estaban sufriendo tras el recorte de Standard&Poor's a la nota de solvencia de la deuda española. Europa volvió al rojo mientras que los futuros de los índices de referencia en Wall Street se vieron dominados por las dudas a una hora de retomar la jornada.
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