Hollande está convencido de que la canciller “se mueve
y se moverá más”
La canciller
alemana, Angela Merkel, ha anunciado una “agenda de crecimiento” para Europa
solo un día después de declarar “innegociable” el Pacto Fiscal firmado por 25
líderes europeos en marzo. Merkel se mueve así hacia las posiciones del
candidato socialista francés, François Hollande, a quien las encuestas dan como
ganador de las presidenciales francesas el próximo día 6. La líder
democristiana (CDU) tiende también la mano a los socialdemócratas alemanes del
SPD, a los que tiene que hacer concesiones para poder sacar adelante el Pacto
Fiscal y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en el Parlamento (Bundestag).
Le hace falta una mayoría parlamentaria de dos tercios. Merkel llevará sus
nuevas propuestas de crecimiento a la cumbre europea de junio.
En una
entrevista publicada por el diario Leipziger Volkszeitung, la jefa del
Gobierno alemán se dice abierta a potenciar el papel del Banco Europeo de
Inversiones (BEI) en la lucha contra la crisis. Es una de las medidas
propuestas por el socialista Hollande si gana las elecciones francesas. Merkel
también está de acuerdo con él en agilizar los trámites para que los fondos
estructurales de la Unión Europea se empleen en impulsar el crecimiento. Tanto
el SPD como el socialista Hollande piden la introducción de un impuesto a las
transacciones financieras en Europa. La coalición de centro-derecha que preside
Merkel aún no se ha puesto de acuerdo en los detalles, pero la canciller ha
dado repetidas señales de que acepta la idea.
Merkel
insiste, sin embargo, en que el texto del Pacto Fiscal no debe volver a
negociarse porque “ya ha sido ratificado por Grecia y Portugal y [el texto
actual] está sujeto a un referendo convocado en Irlanda a finales de mayo”. La
canciller esquiva las críticas asegurando que su política para superar la
crisis “se asienta sobre dos columnas”: la consolidación y el crecimiento. Sus
cada vez más numerosos críticos europeos le acusan de primar la austeridad y
olvidarse del resto. Ella rechaza “nuevos programas públicos” para potenciar la
economía, porque suponen un “crecimiento a crédito”.
La economía
alemana está capeando bien la crisis de la deuda. La tasa de paro sigue
alrededor del 7% y, por ahora, se ha evitado caer en la recesión.
No ha
tardado en reaccionar el candidato a la presidencia francesa. Hollande se
mostró ayer convencido de que Merkel “se mueve y se moverá más”, tras la
segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, que tendrán lugar
el 6 de mayo. “No sé si voy a ganar las elecciones”, declaró en Radio J, pero
la canciller alemana y otros dirigentes europeos ya han considerado esta
victoria “como una hipótesis bastante seria para modificar desde ya los
calendarios y el mismo contenido de la agenda europea”.
En
contraste, el semanario The Economist insiste y cinco años después
vuelve a pedir el voto para Nicolas Sarkozy. Los gurús del liberalismo
británico reconocen que su balance reformista ha sido mediocre, pero creen que
Hollande es “muy peligroso para Francia y para Europa porque quiere mantener a
toda costa el Estado social más caro del continente”, que cuesta el 56% del PIB.
Hollande, afirma la revista, no tendrá las agallas necesarias para emprender
las reformas que necesita Francia. Las mismas reformas, huelga decirlo, que
Sarkozy tampoco hizo mientras estuvo en el poder.
El candidato
socialista encara el último tramo de la campaña iniciada en 2010 más convencido
que nunca de su victoria. “Se dan todas las condiciones para que ganemos. El
debate será áspero, pero estoy preparado”, dijo en una entrevista a Le
Parisien, quizá tratando de calmar a quienes creen que Sarkozy se lo comerá con
patatas en el cara a cara.
En solo unas
semanas, Hollande ha pasado de ser Flanby (flan de sobre) a ser un
peligro para Europa, y muchos de los que le subestimaban han ido dando marcha
atrás. Se dijo que vencería por eliminación de un adversario muy impopular,
pero desde que ganó la primera vuelta la percepción ha cambiado, y hoy toda
Europa lo ve como el político que se atrevió a decirle a Merkel que “con la
austeridad a perpetuidad no basta”, y que es urgente cambiar la política de la
UE para volver a crecer y a crear empleo. Las cosas han cambiado tanto que hoy
Merkozy parece haber pasado a los anales antes de que los votantes certifiquen
su muerte clínica. A su modo prusiano, Merkel y el presidente del Banco Central
Europeo (BCE), Mario Draghi, se han puesto a pensar en el pacto por el
crecimiento promovido por Hollande, y este extraño diálogo a distancia ha
dejado a Sarkozy en palmario fuera de juego.
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