sábado, 28 de abril de 2012

SE PRIVILEGIA A WAL-MART DESDE EL PODER PÚBLICO, ACUSA ONG

Favorable trato fiscal y tolerar violación de derechos laborales, ejemplos de favoritismo
Paga de impuestos 1.60 por cada 100 pesos que vende, cuando a Pemex se le cobra 55%
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Una tienda de Wal-Mart en la ciudad de México. Foto Reuters
Roberto González Amador / Periódico La Jornada
 
Cuando Wal-Mart plantó pie en México, en 1991, durante el gobierno del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, el trato desde el poder público a la empresa fue de privilegio. No se explica el vertiginoso crecimiento de esa empresa sin el apoyo desde las altas esferas gubernamentales, considera Enrique Bonilla, quien dirige una organización civil que ha buscado hacer conciencia pública del efecto de la firma estadunidense sobre el pequeño y mediano comercio y el mercado de trabajo en la economía mexicana.
Un trato fiscal favorable y hacer la vista gorda ante la violación de derechos laborales son dos ejemplos concretos del privilegio que la compañía recibió del poder público apenas llegada al país, según Enrique Bonilla, dirigente del Frente Nacional contra Wal-Mart.
Explica: Wal-Mart paga 1.60 pesos de impuesto por cada 100 pesos que vende. En el otro extremo tiene a Petróleos Mexicanos, que es gravada con un impuesto equivalente a 55 pesos por cada 100 que vende. El otro caso es el laboral. La empresa estadounidense tiene a su servicio en las tiendas en México a personas a las que simplemente no paga un sueldo, como los empaquetadores en cajas y cuidadores de autos en estacionamientos, que laboran para la empresa sin otra retribución que las propinas de los consumidores.
¿A cuántas empresas se les dan esas facilidades? Wal-Mart las tuvo desde el primer momento, desde que llegó al país en el gobierno de Carlos Salinas, dice.
Wal-Mart plantó pie en México en 1991, al asociarse con Jerónimo Arango, un empresario mexicano que en 1958 tuvo la idea de vender todo tipo de productos en un mismo lugar a precios bajos y en grandes cantidades. Para ello, fundó Central de Ropa, marca que con el tiempo devino en Aurrerá, un término que en vasco significa adelante. En 1991, Cifra, controladora de Aurrerá, se asoció con la estadunidense Wal-Mart, empresa que, finalmente, en 1997 se quedó con todo el negocio.
Jerónimo Arango y sus hermanos Manuel y Plácido tienen una riqueza de 4 mil millones de dólares, según la más reciente actualización de la revista Forbes sobre los hombres más ricos del mundo. Jerónimo, de acuerdo con la publicación de marzo pasado, vive tranquilamente en Los Ángeles; Manuel es desarrollador inmobiliario, y Plácido, coleccionista de arte.
En 1998, el primer año después de que adquirió la totalidad del negocio en México, Wal-Mart tenía 496 unidades en el país bajo diferentes marcas: la propia Wal-Mart, Suburbia, Superama, Vips, entre otras. Una década después había duplicado su presencia: mil 472 tiendas, universo que llegó a 2 mil 95 a finales de 2011. De hecho, el año pasado la trasnacional abrió 365 unidades, es decir, una por día en promedio, según datos tomados de los reportes financieros anuales de esa empresa.
México es el país que más utilidades da en el mundo a WalMart, porque es el país en el que sus autoridades más se agachan, las que le dan más oportunidades y ello ha sido así desde que llegaron, planteó Bonilla, quien en 2004 comenzó a investigar sobre la compañía a raíz de que buscó abrir una tienda cerca de su domicilio en Atizapán, proyecto que a la postre fue impedido por la inconformidad vecinal. A ellos (la empresa) les va muy bien porque los tratan muy bien desde el gobierno.
En el primer trimestre de este año, Wal Mart reportó en México una ganancia de 4 mil 710.5 millones de pesos.
Bonilla asegura: el gobierno del (ex presidente) Carlos Salinas dio todas las facilidades a Wal-Mart cuando llegó a México. Fueron cosas muy concretas: un trato tributario risible que les permitió pagar 1.60 pesos de impuestos por cada 100 pesos de venta, mientras, por contraste, Petróleos Mexicanos paga 55 pesos por cada 100 vendidos.
También desde que llegó a México el gobierno volteó para otro lado respecto de la conducta de Wal-Mart como patrón. La empresa, en los últimos 10 años, se ha ahorrado el pago de sueldos por 84 mil millones de pesos, al tener a su servicio a personas a las que no retribuye con un salario fijo y prestaciones, como los empaquetadores –los populares cerillos– o a quienes trabajan en los estacionamientos. Los tienen como esclavos, es decir, sin salario. Esa cantidad que han dejado de pagar en un año equivale al presupuesto de la Secretaría de Comunicaciones, compara.
El crecimiento que ha tenido Wal-Mart en México, tan fuerte, no se explica sin la ayuda y apoyo de grupos políticos poderosos, dice Bonilla, quien organiza para el próximo primero de junio –fecha de aniversario de la compañía– una protesta afuera de la oficina corporativa de la empresa en el Distrito Federal.

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