Gregorio
Ortega Molina / Eje Central
Maruja
Torres, de El País, convence con sus aciertos, su capacidad para
explicar en pocas palabras que lo hoy padecido por las naciones no es una
crisis, sino consecuencia de la remodelación del mundo de acuerdo a los
intereses de las corredurías bursátiles, de los neo banqueros que fueron
capaces de imponer sus condiciones a Henry Paulson, entonces secretario del
Tesoro de Estados Unidos. Es el inicio de la desaparición del Estado como
funcionó hasta 2008.
Va más allá,
aclara la perspectiva que se ha de tener del futuro, quizá complementaria a la
expuesta por Manuel Vicent hace una semanas. Es la asiatización
del mundo, o la vigencia de la tercermundialización que en
México, como en muchas otras naciones, no tiene parangón, pues este gobierno
panista, para cumplir con los acuerdos tomados con Tony Garza, redujo en 42
por ciento el poder adquisitivo de los mexicanos. ¡Y se quejan de 70 años de
priismo!
Es el colmo del cinismo. Se informa
que hoy se adquieren 42 por ciento menos bienes y servicios que en 2006, lo que
significa que si Felipe Calderón cree merecer la aprobación de sus patrones de
los bancos, los organismos financieros internacionales y las corredurías
bursátiles por el comportamiento de la macro economía mexicana, puede estar
seguro de que esa estrellita en la frente se sostiene con la saliva de los que
han muerto de hambre y los que pronto lo harán, por hallarse en situación de pobreza
alimentaria o de pobreza extrema.
Jean Baudrillard facilita la
comprensión del comportamiento de esta extrema derecha que hoy decide el futuro
de México y del mundo: “A falta de una estrategia política original (que tal
vez ya no sea posible), en la imposibilidad de una gestión racional de lo
social, el Estado desocializa. Ya no funciona con la voluntad política,
funciona con el chantaje, la disuasión, la provocación o la solicitación
espectacular. Inventa la política de la desafición y la indiferencia, incluida
la de lo social. Así es la realidad de la transpolítica: detrás de
cualquier política oficial, una cínica idea preconcebida de desaparición de lo
social”.
En eso están empeñados, no hay nadie
que los detenga ni advertencia moral o ética que los obligue a una
reconsideración de continuar con el homicidio de la gallina de los huevos de
oro, pues cuando tengan a las sociedades postradas, ¿quién les va a producir
riqueza?
Esa riqueza les será urgente y
necesaria como el aire en la medida que se prolongue la vida, sobre todo ahora
que se anticipa que salvo las enfermedades mentales todas las demás serán
curables: el cultivo de órganos para evitar los problemas de los trasplantes,
requerirá en menos de 20 años de cuantiosos recursos, únicamente producidos por
seres humanos.
Pero hoy
producen pobreza, con 42 por ciento menos de poder adquisitivo. Lograron el
México diferente. ¡Vaya triunfo!
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