Débil inversión productiva y creación de empleo, a pesar de la inyección de capital a bancos
Pérdida de plazas laborales, problema compartido entre países avanzados y en desarrollo
Manifestación el martes para rechazar el cierre de un hospital en Barcelona, España. Foto Ap
Roberto González Amador / Enviado Periódico La Jornada
Los trabajadores del mundo enfrentan éste y el próximo año un panorama
La pérdida de puestos de trabajo es un problema que comparten países
avanzados y en desarrollo, como se destacó hoy en las asambleas de los
órganos de decisión del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM). “Más allá de la urgente necesidad de reducir el impacto
desestabilizador de los mercados financieros, la
creación de empleos debe ser la prioridad”, consideró Supachai
Panitchpakdi, secretario general de la Conferencia de Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).desolador. Es lo que anticipa Juan Somavia, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A pesar de inyecciones masivas de capital desde los gobiernos a bancos y firmas financieras privadas, la inversión en la economía productiva y la creación de empleo se mantienen débiles, al tiempo que aumenta la inequidad social y la desigualdad en los ingresos, aseguró este sábado.
En la pobreza, 900 millones
Alrededor del mundo 900 millones de hombres y mujeres en
edad de trabajar no ganan lo suficiente para mantener a sus familias
arriba de la línea de pobreza, marcada por un ingreso de dos dólares al
día, detalló Somavia, al hablar en la reunión plenaria del Comité
Monetario y Financiero Internacional (CMFI), el órgano de definición de
políticas del FMI. De los alrededor de 200 millones de personas que no
cuentan con empleo, 75 millones tienen entre 15 y 24 años de edad.
La perspectiva del empleo para 2012 y 2013 es desoladora, declaró Somavia. En los siguientes dos años, añadió, existe un
riesgo altode que, con una lenta recuperación económica y una parte del mundo desarrollado (la eurozona) en recesión, el desempleo continúe en aumento, añadió.
Y a esa situación, como dijo ante la asamblea del CMFI, se añade la creciente desigualdad, que ya venía en aumento desde antes de la crisis. En los últimos 15 años, en dos terceras partes de los países para los que existe información el ingreso total de los hogares más ricos creció a una mayor velocidad que en los situados en la parte baja de la pirámide.
Algo similar ha ocurrido, dijo, cuando se observan otras dimensiones de la desigualdad del ingreso, como la que tiene que ver con los salarios de los trabajadores vis-à-vis las ganancias empresariales, o la de los sueldos más altos respecto de los cobrados por los trabajadores con las percepciones más bajas.
En dos de cada tres países, la participación de los salarios en el ingreso nacional disminuyó a lo largo de las últimas dos décadas, expuso. Igualmente, y para el mismo periodo, en siete de cada 10 países la diferencia de ingreso entre el 10 por ciento más alto y el más bajo de la pirámide de asalariados se amplió 70 por ciento, añadió.
Más aún: dentro de 10 por ciento que está en la parte más alta del ingreso, hay uno por ciento y, todavía más, 0.1 por ciento de personas que han tenido el más rápido incremento en su participación en el ingreso total. En Estados Unidos, por citar un caso, uno por ciento de los que están en la parte más alta registraron un aumento de sus ingresos de 11.6 por ciento, mientras que el 99 por ciento restante tuvo un crecimiento de sólo 0.2 por ciento, afirmó Somavia, al llevar al seno del organismo financiero el argumento de los grupos sociales que nutren el movimiento Ocupa Wall Street.
Hay una frustración creciente de que los gobiernos nacionales están más atentos a la confianza de los mercados financieros mientras la menguante confianza de los pueblos en sus gobiernos es descuidada, planteó Somavia.
Los empleadores y los trabajadores están bajo presión en muchos países para mantener condiciones de competitividad a través del incremento de la productividad y la reducción de costos. Sin embargo, esos esfuerzos realizados por los participantes de la economía real pueden ser fácilmente nulificados por amplias y repentinas fluctuaciones surgidas por las turbulencias en los mercados financieros, añadió.
La desregulación de los sistemas financieros –en la que las autoridades nacionales dejan cada vez más libres las manos a los gestores de las instituciones financieras privadas– ha generado cada vez mayores riesgos de crisis, en un momento en que la economía mundial aminoró su ritmo de crecimiento y está en riesgo de deslizarse a una nueva recesión en 2012, advirtió Supachai Panitchpakdi, secretario general de la UNCTAD.
Esta tendencia hacia la desregulación de los sistemas financieros en las últimas tres décadas ha llevado a que se tomen más riesgos, a más crisis financieras y a grandes inyecciones de dinero público en el sector financiero, apuntó. El reciente incremento en las deudas públicas y los déficits fiscales (dos hechos a los que se atribuye la actual inestabilidad financiera mundial) es el resultado de una grave crisis en el sistema financiero que siguió a una ola de liberalización financiera, dijo.
Resulta paradójico, por decir lo menos, que los mismos agentes del sistema financiero que provocaron la crisis ahora se conviertan en jueces de la idoneidad de las políticas públicas adoptadas para contener ese daño, afirmó.
Más allá de la necesidad de reducir el impacto de desestabilización en la economía causada por los mercados financieros, la creación de empleo debe ser la prioridad. Para restaurar los niveles de empleo previos a la crisis y a absorber a las personas que se incorporaron al mercado de trabajo, la economía mundial necesita crear 64 millones de plazas.
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