Economist Intelligence Unit
Informe de país
Las reformas en China reflejan la creencia de que se acerca a un
momento crítico en que debe cambiar a un modelo de desarrollo más
sostenible. Foto Reuters
Periódico La Jornada
En meses recientes las autoridades chinas han dado
a conocer nuevas reformas económicas, muchas enfocadas en el sector
financiero. Las iniciativas se han sucedido con rapidez y en abundancia,
contra las expectativas de que el periodo previo a la transición hacia
una nueva generación de líderes –que probablemente empiece en el
congreso del Partido Comunista Chino (PCC), en octubre o noviembre de
este año– sería terso, para evitar conflictos entre facciones. Aun así,
tal vez estas reformas sean apenas el principio, conforme China se
dispone a enfrentar un clima económico más desafiante en los cinco años
por venir.
El gobierno había trazado una ambiciosa agenda de reformas en su
duodécimo plan quinquenal (2011-15), ratificado en marzo pasado, que
incluía metas como incrementar la convertibilidad de la cuenta de
capital y mejorar el sistema de tipos de cambio. En febrero, el informe China 2030,
del Banco Mundial, con respaldo del Banco Popular de China (BPC, el
banco central), aportó un nuevo indicio de que los reformadores
económicos daban un impulso más firme a sus planes. Según se dijo, la
publicación tenía fuerte respaldo de Li Keqiang, quien como aparente
sucesor del premier Wen Jiabao tendrá el control del proceso.En abril, Wen lanzó un ataque público a los grandes bancos estatales, a los que acusó de ganar demasiado dinero gracias a posiciones monopólicas. Algunos creyeron que era un llamado a romper el monopolio estatal sobre los bancos, pero es más probable que el gobierno promueva una mayor competencia en el sector de servicios financieros, en parte apoyando la expansión de bancos estatales pequeños y en parte atrayendo mayor capital privado.
La forma que adopte el papel del sector privado podría evidenciarse en un esquema piloto que se aplica en Wenzhou, en la provincia de Zhejiang, que el Consejo del Estado anunció en marzo. Se permitirá establecer compañías de servicios financieros, incluso pequeños bancos en pueblos y casas financieras rurales, con lo cual se legalizará el sustancial mercado financiero ya existente en la región.
En abril, por ejemplo, las autoridades redujeron los requerimientos de reservas para bancos a escala municipal. En contraste, los bancos mayores protestan contra los techos prudenciales que limitan el ritmo al cual pueden expandir sus créditos.
El objetivo subyacente en esas y otras reformas recientes en el sector bancario es mejorar el flujo de capital hacia las empresas pequeñas y medianas. El consejo también aprobó establecer un mercado electrónico de cambios, diseñado para proporcionar otra plataforma con el fin de que las pequeñas empresas obtengan fondos, y se habla de lanzar bonos corporativos para ellas.
En meses recientes han seguido relajándose las restricciones a las transferencias de capital de China al exterior y viceversa. La Comisión Reguladora de Valores ha elevado la emisión de cuotas dentro de esquemas llamados de inversionista institucional calificado, que permiten a instituciones extranjeras invertir en el mercado de valores de China. Las cuotas adicionales propiciarán que los inversionistas extranjeros tengan colectivamente mayor participación en el mercado local.
El impulso para abrir la cuenta de capital ocurre entre
crecientes indicaciones de que el gobierno avanza hacia un tipo de
cambio más sujeto al mercado. Fuentes cercanas al gobierno han sugerido
que el renminbi está cerca de su tasa de equilibrio de mercado, lo cual
facilitaría esa transición. En abril el banco central anunció que el
ajuste diario permitido al tipo de cambio de la divisa frente al dólar
se elevaría de 0.5 a 1%. Este podría ser un paso importante a medida que
el BPC prepara a los comerciantes internacionales para un sistema en el
que el gobierno intervenga menos para manejar el tipo de cambio.
Entre tanto, las autoridades instalan otras formas de infraestructura que facilitarán una cuenta de capital más abierta y un renminbi más internacional. A finales de marzo el BPC introdujo un nuevo sistema de pagos, compatible con Swift (uno de los sistemas más usados en el mundo para comunicar órdenes internacionales de pago), lo cual facilitará la liberación del intercambio transfronterizo.
El gobierno también ha incrementado su red de acuerdos de intercambio bilateral de divisas, lo que contribuye a facilitar el comercio internacional denominado en renminbis; en marzo firmó un acuerdo por 200 mil millones de renminbis con Australia.
El reciente impulso reformador refleja la creencia de que China se acerca a un momento crítico en el cual debe emprender cambios hacia un modelo de desarrollo más sostenible. La agenda de reformas fue retrasada por la crisis financiera de 2008-09, en la cual el gobierno lanzó un programa de inversión que permitió conservar el crecimiento económico, pero exacerbó los desequilibrios existentes en la economía. Los reformadores sienten que el clima actual es más apropiado para impulsar los cambios.
Sin embargo, la gran cantidad de reformas de las semanas recientes puede inducir a cierta confusión. Los partidarios más importantes de la reforma económica –entre ellos representantes de la nueva generación de líderes, como Li y Guo– ya están ubicados y ejerciendo influencia. En contraste, no está claro quién representará al ala más conservadora del partido en la alta dirigencia luego del relevo. Cuando esas fuerzas se reagrupen, en el curso de 2012, puede que se pierda algo del ímpetu reformista. Además, pese a algunos ruidos positivos, el gobierno tiene que avanzar mucho más en la liberación de tasas de interés, lo cual golpeará en el corazón del modelo de crecimiento económico del país.
El proceso de reformas enfrentará probablemente cada vez más oposición de intereses encubiertos y conservadores en los próximos meses. Sin embargo, si el curso actual se mantiene, hay razón para pensar que en los próximos cinco a 10 años el país asiático desarrollará por lo menos un sector financiero menos suprimido y distorsionado por la influencia del Estado.
Las recompensas, tanto en términos de nuevos empleos en el sector financiero como en mayor productividad, a causa de una distribución más eficiente del capital en la economía, pueden ser enormes.
Traducción de texto: Jorge Anaya
Entre tanto, las autoridades instalan otras formas de infraestructura que facilitarán una cuenta de capital más abierta y un renminbi más internacional. A finales de marzo el BPC introdujo un nuevo sistema de pagos, compatible con Swift (uno de los sistemas más usados en el mundo para comunicar órdenes internacionales de pago), lo cual facilitará la liberación del intercambio transfronterizo.
El gobierno también ha incrementado su red de acuerdos de intercambio bilateral de divisas, lo que contribuye a facilitar el comercio internacional denominado en renminbis; en marzo firmó un acuerdo por 200 mil millones de renminbis con Australia.
El reciente impulso reformador refleja la creencia de que China se acerca a un momento crítico en el cual debe emprender cambios hacia un modelo de desarrollo más sostenible. La agenda de reformas fue retrasada por la crisis financiera de 2008-09, en la cual el gobierno lanzó un programa de inversión que permitió conservar el crecimiento económico, pero exacerbó los desequilibrios existentes en la economía. Los reformadores sienten que el clima actual es más apropiado para impulsar los cambios.
Sin embargo, la gran cantidad de reformas de las semanas recientes puede inducir a cierta confusión. Los partidarios más importantes de la reforma económica –entre ellos representantes de la nueva generación de líderes, como Li y Guo– ya están ubicados y ejerciendo influencia. En contraste, no está claro quién representará al ala más conservadora del partido en la alta dirigencia luego del relevo. Cuando esas fuerzas se reagrupen, en el curso de 2012, puede que se pierda algo del ímpetu reformista. Además, pese a algunos ruidos positivos, el gobierno tiene que avanzar mucho más en la liberación de tasas de interés, lo cual golpeará en el corazón del modelo de crecimiento económico del país.
El proceso de reformas enfrentará probablemente cada vez más oposición de intereses encubiertos y conservadores en los próximos meses. Sin embargo, si el curso actual se mantiene, hay razón para pensar que en los próximos cinco a 10 años el país asiático desarrollará por lo menos un sector financiero menos suprimido y distorsionado por la influencia del Estado.
Las recompensas, tanto en términos de nuevos empleos en el sector financiero como en mayor productividad, a causa de una distribución más eficiente del capital en la economía, pueden ser enormes.
Traducción de texto: Jorge Anaya
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