jueves, 5 de mayo de 2011

MÉXICO VISTO DESDE LOS ORGANISMOS ECONÓMICOS INTERNACIONALES

Francisco Suárez Dávila / El Universal
Las reuniones de primavera de los organismos financieros internacionales han generado un buen acervo de aportaciones intelectuales.
Un documento del FMI se llama Tensiones derivadas de la recuperación a dos velocidades. México en este estudio pertenece al grupo de la primera velocidad, el de los países emergentes que, impulsados por China e India, crecerán 6.5% promedio en 2011 y 2012. Para México se estima 4.5%, que es el crecimiento esperado para la economía mundial. Los países industriales de la segunda velocidad crecerán a sólo 2.5%. El tamaño de la economía mexicana, por su PIB a precios corrientes, desciende al decimoquinto lugar mundial, y medido por poder de compra asciende al décimo, superando a Italia y Canadá.
En general, hay buenas noticias. El FMI estima que la recuperación económica mundial se fortalece. Sin embargo, existen varios riesgos. El primero son los altos niveles de desempleo, siendo particularmente serio el que afecta a los jóvenes. El más elevado se sitúa en el norte de África, 30% y, en el Medio Oriente, 25%. No es casualidad dónde se originó la llamada “primavera árabe”. Los riesgos en los países avanzados son los altos desequilibrios fiscales, como en Estados Unidos; los débiles balances de los bancos y la deuda soberana de algunos países del euro. En los países emergentes son el sobrecalentamiento de sus economías, presiones inflacionarias por los precios de materias primas, burbujas en sus bolsas de valores y bienes raíces, y las apreciaciones cambiarías por influjos de capital.
Un excelente documento del BID se llama Una región, dos velocidades. Su análisis parte de la base de que está surgiendo un nuevo orden económico mundial muy diferente del que prevaleció hasta antes de 2007. Para enfrentarlo, los países de América Latina se agrupan en torno a dos paradigmas. Uno lo llama el “del grupo México”, donde están los países del Caribe y Centroamérica. Es el que tiene como características los más fuertes vínculos comerciales (91%) con los países industriales; casi todos son importadores netos de productos primarios y dependen en mayor medida de las remesas. En el contexto de América Latina es el de la segunda velocidad, la más lenta, porque está vinculado al grupo de menor dinamismo mundial. ¡La parte equivocada de la nueva etapa histórica! Cada grupo debe seguir políticas diferentes. Este último debe realizar cambios de estructura en la dirección y la composición de su comercio. México, pienso, requiere un Banco de Comercio Exterior fuerte para que, con promoción y financiamiento integrados, impulse ese cambio estratégico.
El otro paradigma es el “del grupo brasileño”, integrado por los países de Sudamérica. Son los exportadores netos de productos primarios, tienen un alto nivel de comercio (56%) con los países emergentes, la parte más dinámica de la economía mundial, y una baja dependencia de remesas de países industriales. Captan la parte mayor de la inversión extranjera directa. Éste es el grupo de la primera velocidad, el que crece más rápido.
El Banco Mundial presentó un documento: El éxito de Latinoamérica se somete a prueba. Considera que ésta puede ser la década de América Latina, muy bien posicionada para la recuperación. Sus fortalezas son “su buen sistema inmunológico macrofinanciero, sus mayores nexos comerciales con Asia emergente (México no califica) y su buena integración a los mercados financieros”. Desafortunadamente, también confirma la tesis del BID que “el desempeño cíclico es desigual: Argentina, Brasil, Perú… han registrado una recuperación vigorosa (arriba de 7.5%)... En el otro extremo se encuentran México y los países del Caribe, con la mayor caída en el 2009 y donde el crecimiento del 2010 no ha sido suficiente para revertirla totalmente”.
Un elemento muy sintomático es que el Banco Mundial ha dedicado su prestigiado Informe sobre el desarrollo mundial al tema: “Conflicto, seguridad y desarrollo”. El Informe establece que seguridad, buen gobierno y desarrollo están interrelacionados. Su análisis plantea que los riesgos de violencia se relacionan con diversos factores: bajos ingresos, desigualdad, pobreza, desempleo particularmente de jóvenes, volatilidad en precios de alimentos, instituciones que no protegen adecuadamente a los ciudadanos o no los defienden de la corrupción y donde no hay buen acceso a la justicia. Este peligroso coctel caracteriza a los países árabes en rebelión, pero la patología se aplica igualmente a México. Ante esta problemática las instituciones tienen que reformarse y fortalecerse y realizar una estrategia integral.
La OCDE a su vez ha publicado su Informe de indicadores sociales. En casi todos estamos a la cola entre sus 34 miembros. Hay un nuevo indicador: el número de horas trabajadas, inclusive las de trabajo no remunerado (trabajo doméstico, aseo, comida). ¡En éste somos los primeros!

No hay comentarios:

Publicar un comentario