lunes, 30 de mayo de 2011

EL DESEMPLEO EN MÉXICO

José Luis de la Cruz Gallegos* / El Universal

Durante el mes de abril reapareció un fantasma que asola a las autoridades de México, el creciente desempleo. Sin embargo, algo que puede afirmarse es que en realidad el espectro nunca se fue, forma parte del entorno económico nacional y ha surgido como producto de los errores oficiales cometidos durante los últimos 30 años.

Aparentemente la desocupación había retrocedido en marzo, cuando se reportó una tasa de 4.6%, pero la ilusión se diluyó con el informe dado a conocer por el INEGI para el mes de abril: 5.1%. Con ello el primer cuatrimestre de 2011 promedió una tasa de desocupación de 5.1%, que si bien es menor a la del año anterior, básicamente es similar a la alcanzada en 2009, el año de la crisis económica.

De lo anterior se desprende que las condiciones laborales que enfrentan los mexicanos no corresponden con el crecimiento económico de 4.6% conseguido por México en el primer trimestre del año. Es evidente que esto constituye parte de la explicación del por qué los mexicanos no perciben el beneficio de la recuperación económica: las ganancias de la misma se concentran en un sector muy pequeño de la población.

En la actual coyuntura es imprescindible que se realice e una acotación adicional, la escasa creación de empresas, asociada a la elevada desocupación que persiste en el país. Lamentablemente las cifras disponibles para el registro de patrones en el IMSS, únicamente se encuentran actualizadas hasta el mes de febrero, situación que impide realizar una comparación estricta con respecto a la tasa de desocupación reportada por el INEGI. Tomando como referencia el cierre de 2010, durante el primer bimestre del año se tuvo un retroceso de 3,366 patrones registrados en el IMSS. En otras palabras lo anterior implica que aquellos que generan el empleo en México han optado por cerrar sus empresas o por dejar de informar de su actividad productiva al instituto de seguridad social. Tomando en cuenta que el empleo informal y la precariedad del mercado laboral se han elevado durante los primeros meses de 2011, puede considerarse que el crecimiento económico existe en México, pero sobre una base de marginación del empleo y de los derechos laborales de los trabajadores.

En este sentido, también puede entenderse que la pobreza siga avanzando, los ingresos laborales que perciben los mexicanos son insuficientes para mantener a sus familias. El problema de fondo es que si bien el desempleo es un fantasma que le quita el sueño a las autoridades políticas, ello es porque les recuerda promesas de campaña, las cuales pueden volverse un aspecto delicado en un año electoral como 2011 y 2012 que abre el proceso de sucesión presidencial.

Desafortunadamente el espectro del desempleo golpea más fuerte a la gente pobre, para quienes los juegos de poder político aparecen como algo lejano, procesos que no les resuelven los problemas básicos que enfrentan en su vida. Para la gente que vive en marginación el problema real es la falta de empleo de calidad, el cual solamente se genera cuando hay más empresas que se registren ante el IMSS, es decir que cubran las cuotas de seguridad social y que además otorguen otras prestaciones que marca la ley.

En los meses por venir el reto de la recuperación económica es que el beneficio llegue a todos, para lo cual es prioritario que mejore la distribución de la riqueza. México no puede conformarse con generar empleo de mala calidad, es decir con bajos salarios, ya que ello solo abre la puerta para la informalidad y la ilegalidad, parte del cáncer que carcome al sistema económico y social de nuestra nación.

*Director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México

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