jueves, 8 de julio de 2010

LECCIONES DE LAS CRISIS BANCARIAS

Victor Felipe Piz / El Financiero
Una de las mejores pruebas de solvencia de la banca que opera en México es que en la crisis financiera internacional no requirió del apoyo público ni de intervención fiscal.
Mientras aquí la crisis bancaria de 1995 costó 17 por ciento del PIB, en Estados Unidos el monto de los apoyos públicos a su sistema financiero en 2008-09 representó 28 por ciento del PIB y en el Reino Unido 64 por ciento.
Para entender mejor las lecciones de las crisis financieras recientes, sobre todo de México y Estados Unidos, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) reunió a un grupo de 14 expertos en el tema -mexicanos y extranjeros- para debatir sobre el origen de las mismas y la viabilidad de anticiparlas, analizar las respuestas de las autoridades y encontrar mecanismos que minimicen el costo de los rescates.
El resultado fue un amplio documento de 90 páginas, Análisis comparado sobre las crisis y los rescates financieros. México, 1995 / Estados Unidos, 2008, de publicación reciente.
El grupo de trabajo, conformado por Carlos Bazdresch, Ariel Buira, Guillermo Calvo, Everardo Elizondo, Gerardo Esquivel, Eduardo Fernández, Fausto Hernández, Aristóbulo de Juan, Claudio Loser, Carmen Reinhart, Liliana Rojas, Jesús Silva Herzog Flores, Sidney Weintraub y John Williamson, emitió una serie de recomendaciones para prevenir o enfrentar con mayor éxito una crisis financiera.
Al término de la parte inicial, relativa a las causas de las crisis financieras, el panel expone tres afirmaciones fundamentadas en las experiencias de México y Estados Unidos:
1) Los mercados financieros no tienen incentivos adecuados para autorregularse y tienden al desequilibrio, sobre todo tras largos periodos de crecimiento y estabilidad que inducen excesos de confianza.
2) El sistema financiero internacional ha sido inestable, debido a que su moneda de reserva es la de un país deficitario (EU), con escasa supervisión y que opera con grandes centros financieros globales bajo el supuesto de que ante un problema mayor serán respaldados a través de un rescate financiero. En estas condiciones es prácticamente imposible escapar de crisis financieras, cuyas consecuencias serán más devastadoras en cuanto mayores sean los desequilibrios y el periodo de crecimiento que las preceda.
3) Los bancos están en el centro del sistema financiero y no pueden ser suplantados por otros intermediarios con bajos niveles de capitalización. A lo largo de la historia han sido los que internalizan el riesgo de los préstamos y no deben dejarse de lado, pese a la sofisticación que puedan tener los mercados financieros.
Recomendaciones
En la parte de recomendaciones y consideraciones finales, el grupo convocado por el CEEY concluye que las experiencias de México y Estados Unidos permiten identificar una serie de condiciones necesarias para evitar o, en su caso, combatir una crisis financiera.
En primer lugar, es necesario disponer de liquidez, pero sobre todo, es indispensable que se aumente el capital económico de los bancos, sin que éste se constituya con híbridos.
La regulación debe fortalecerse, el diagnóstico sobre el estado de los bancos debe ser sólido y es necesario garantizar una supervisión eficaz in situ.
En particular, los marcos regulatorios deben incluir elementos contracíclicos que doten a los bancos de los incentivos adecuados para la capitalización y la evaluación de riesgos.
Respecto a las medidas para combatir una crisis financiera, se reconoce que cualquier pérdida es asumible siempre y cuando se trate de la última, se deslinden responsabilidades y no resulte en beneficios irregulares.
El costo de incurrir en un déficit fiscal para aplicar medidas expansivas que reduzcan la duración de la recesión representa una parte sustantiva de las pérdidas asumibles.
Los gobiernos tienen la responsabilidad de diseñar estrategias de inversión que amplíen su acceso a los mercados de crédito.
Limitar o simplemente no aplicar medidas de política fiscal expansiva profundizará la recesión y, en consecuencia, incrementará los costos sociales: empleo, pobreza, desigualdad y estabilidad social.
Pero ello, a su vez, requiere de una gran disciplina en la política fiscal en el largo plazo, a fin de evitar la necesidad de tener que aceptar medidas procíclicas, causadas por no discernir que los ciclos son una parte normal de la vida económica moderna, concluye el grupo de expertos reunido por el CEEY.
El estudio también fue presentado a legisladores, quienes coincidieron en la necesidad de fortalecer la supervisión bancaria para afrontar un posible periodo de inestabilidad financiera.
Abuso de Scotiabank
Una de las principales razones de los mexicanos para no tener una tarjeta bancaria son los costos por las altas comisiones.
Incluso esos cargos permiten a muchos bancos extranjeros reportar que una buena parte de sus ingresos por comisiones proviene de sus filiales en México.
A veces las comisiones bancarias rayan en el abuso, como el que comete Scotiabank con sus clientes.
Es el caso de un cliente que tiene su tarjeta de crédito en ceros, porque casi no la usa más que para urgencias o eventualidades. Aun así cada mes paga una comisión de 56.84 pesos por "asistencia integral".
Erróneamente, el mes anterior el tarjetahabiente sólo pagó 56 pesos y como no cubrió el adeudo total (56.84 pesos) el banco le cobró una comisión de 300 pesos por "cargo por mora".
Por no haber pagado 84 centavos, Scotiabank lo penalizó con un cargo 350 veces superior. Robo en despoblado, si se permite la expresión.
El tarjetahabiente llamó a la "Unidad Especializada en Atención a Usuarios" y topó con pared, pues lo remitieron a su contrato, a la letra chiquita.
Más allá de que el afectado sea el que escribe el caso, la realidad es que los usuarios de tarjetas de crédito están en la indefensión, mientras la banca opera en la impunidad.

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