jueves, 8 de julio de 2010

EL ROSTRO DE LOS MUCHOS ROSTROS DE MÉXICO

Emilio Rabasa Gamboa / El Universal
El domingo 4 de julio, se renovaron 12 gubernaturas, 14 congresos locales y 1,503 ayuntamientos en 15 estados. Con ello queda claro el rostro electoral, activo, complejo, plural y diversificado de nuestro país. Ese es el verdadero rostro de México que anticipara Guillermo Bonfil Batalla cuando dijo: “Pienso o quiero un futuro plural…. porque creo en el valor de los muchos rostros… Porque si la vida es cambio, es diversidad”. Veamos.
Un primer rasgo de ese rostro múltiple es que en las 12 gubernaturas en disputa, salió a votar 54% del electorado. Se movilizaron durante 10 horas de apertura de casillas, más de 14 millones de personas. Cifra nada despreciable, si la ubicamos en un contexto caracterizado por violencia generalizada en el territorio nacional (en el mes inmediato anterior a las elecciones hubo 1,200 ejecuciones ligadas con el crimen organizado en 24 estados; sólo en 5 entidades de las 12 con elecciones no hubo hechos de sangre); por una situación económica con 46% de empleo, 12.5 del cual es informal, una taza de desempleo de 5.3%, y apenas abatimiento del decrecimiento del PIB de -6.5% el año anterior; por raquíticas propuestas políticas de candidatos, además de guerra sucia, fuego amigo y disputas intrapartidistas, todos ellos elementos des-inhibidores de la participación ciudadana en las urnas. Pero el nuevo rostro mexicano no se agazapó ante ellos.
Otro de los rasgos más marcados de ese nuevo semblante fue el de la alternancia con tamices muy diferenciados. De las 12 gubernaturas en disputa se da cambio de partido gobernante en seis (salvo lo que más tarde decidan los tribunales): Aguascalientes, Tlaxcala, Zacatecas, Oaxaca, Puebla y Sinaloa, pero el movimiento no es unidireccional: en las tres primeras recupera el PRI el gobierno, pero además de diferentes partidos, el PAN y el PRD. Mientras que en las otras tres triunfa la alianza opositora, arrancándole al PRI una hegemonía histórica.
El porcentaje diferencial entre el ganador y el perdedor también varió. Si bien tanto Rafael Moreno en Puebla y Gabino Cué en Oaxaca, resultaron buenos goleadores en esta gesta electoral, con 10.7 y 8.3 puntos diferenciales respectivamente, el mayor porcentaje de goleo (descartado el extraordinario caso de Tamaulipas con casi 30 puntos de diferencia), corresponde al priísta Miguel Ángel Alonso, que gana Zacatecas con 20.59 puntos de diferencia. Esto quiere decir que el desempeño del gobernador saliente (Mario Marín-Puebla y Ulises Ruiz-Oaxaca) y las disputas interpartidistas (Amalia-Monreal en Zacatecas) fue lo que determinó las debacles del partido en el poder en esas entidades.
Pero donde mejor luce el rostro complejo y diferenciado del sistema mexicano es en la diversificación de preferencias electorales en la elección para gobernador, diputados locales y ayuntamientos, dentro de cada entidad federativa. Aquí encontramos múltiples combinaciones. Desde casi carro completo como en Tamaulipas (Gubernatura para el PRI + la totalidad de las diputaciones locales solo o en coalición con el PV y el Panal y 33 ayuntamientos frente a solo 7 del PAN) o franca mayoría como en Chihuahua (Gubernatura PRI+20/22 curules locales y 41 ayuntamientos de 67) e Hidalgo (Gubernatura PRI+15/18 curules); pasando por casos de gubernatura cerrada, holgura en el Congreso estatal y diversificación en ayuntamientos, como Veracruz con un diferencial de 2.9 puntos en la gubernatura, pero un Congreso local de franca mayoría priísta 20/10 y minoría de 84 ayuntamientos frente a 127 de la oposición. En Durango el diferencial para la gubernatura entre la coalición del PRI y la de la oposición es de sólo 1.79 puntos, mientras que en el Congreso estatal, el PRI arrasa con 13 curules (10 solo y 3 con el PV) frente a 4 de la coalición PAN-PRD-Convergencia y los ayuntamientos prácticamente divididos 21 para el PRI y 18 para la coalición opositora.
En Puebla Rafael Moreno Valle gobernará con holgura parlamentaria de 19 curules para su coalición y tan sólo 7 para el PRI, además de 104 ayuntamientos para la coalición que lo llevó al poder, frente a 106 del PRI-PV y 8 del PT. Gabino Cué, por su parte, contará con 16 diputados locales aliancistas frente a 9 del PRI, además de los plurinominales, pero el partido derrotado no podrá llegar a la mayoría simple de 22, por lo que tampoco habrá gobierno dividido. En cambio en ayuntamientos sí obtiene mayoría de 59 contra 47 de la alianza.
Lo anterior demuestra que el electorado mexicano ha asimilado dos valores fundamentales en una democracia: la alternancia para premiar y castigar (Puebla, Oaxaca y Zacatecas) y la diferenciación de su voto para los distintos cargos públicos en disputa, de tal suerte que puede inclinarse por el gobernador de un partido pero el Congreso de otro y los ayuntamientos de varios. Este rostro de muchos rostros, creo será también el perfil electoral mexicano para el 2011 y el 2012.
Investigador del IIJ de la UNAM

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