lunes, 28 de diciembre de 2009

LA IMPORTANCIA DE LA POLÍTICA MONETARIA CORRECTA

Por Alejandro Gómez Tamez (*)
A partir del año 2010 el Banco de México será encabezado por el Dr. Agustín Carstens, quién fungirá como nuevo Gobernador de dicha institución. La labor de este funcionario no será sencilla, ya que de entrada, de acuerdo con el banco de inversión Merrill Lynch, para el año entrante se espera que la inflación llegué a 5.25 por ciento (lo cual está muy por encima de la meta anual de inflación de 3 por ciento con un margen de más/menos 1 por ciento); pero por otra parte, a México le urge retomar la senda del crecimiento económico y la creación de empleos después del desastroso 2009.
Es verdad que constitucionalmente el mandato del Banxico es preservar el poder adquisitivo de la moneda, lo que implica evitar la inflación. Sin embargo, la realidad del país vuelve indispensable que las políticas del Banxico dejen de ser “un freno” para el crecimiento nacional, ya que para muchos de nada sirve que la inflación sea de 3 por ciento si no hay empleo y no hay un ingreso que llevar al hogar.
Así, el Banxico deberá “mediar” coadyuvando al crecimiento y conteniendo las presiones inflacionarias que se vivirán en el 2010, las cuales no debemos olvidar que son cortesía del Gobierno Federal (Ejecutivo y Legislativo), quien decidió elevar impuestos como el IVA y el IEPS a las telecomunicaciones (derivado de la debilidad fiscal). Además de que se anticipan importantes alzas en los precios de los bienes administrados por el gobierno federal (como gasolinas, diesel, gas, electricidad, etc.)
De cualquier manera, en este momento parecería un error querer arrancar el año controlando la inflación a través de la restricción de la oferta monetaria, lo que a su vez provocaría un alza en las tasas de interés. No nos olvidemos de los múltiples problemas ocasionados a la economía nacional y su planta productiva, derivados de la tardía reacción de Guillermo Ortiz Martínez a la crisis financiera internacional. Hay que recordar que fue hasta enero de 2009 que por fin el banco central comenzó a bajar las tasas de interés gradualmente, mientras que el mundo desarrollado comenzó a bajarlas desde 2008 o inclusive antes. Así, llevamos apenas un año con tasas de interés “bajas” en México por lo que sería un error subirlas ahora por miedo a la inflación cuando la actividad económica continúa siendo muy débil y el Producto Interno Bruto sigue cayendo.
Hay que aprender del pasado: Guillermo Ortiz y su política monetaria restrictiva enviaron las señales equivocadas a los agentes económicos nacionales, provocaron que empresas y familias mexicanas tuvieran que pagar elevadas tasas de interés a los bancos (en lugar de destinar esos recursos al consumo o la inversión productiva), provocaron una ilusión llamada “superpeso” y la pérdida de competitividad de muchas empresas nacionales.
En fin, afortunadamente Guillermo Ortiz ya no estará en el Banxico, y ahora debe quedar muy claro que en estos momentos un alza en las tasas de interés provocará que las empresas y familias destinen más recursos al pago de sus deudas, lo que debilitará aun más el consumo y la inversión productiva, lo que a su vez afectará negativamente a la demanda agregada. De igual manera, se debe tener en mente que si suben las tasas de interés se ocasionará un “fortalecimiento” aparente y coyuntural del peso, lo cual dañará la incipiente recuperación de nuestras exportaciones.
En este sentido tenemos que de acuerdo al INEGI, durante el mes de noviembre las exportaciones nacionales totales mostraron un crecimiento a tasa anual de 10 por ciento, que se originó por incrementos de 37 por ciento de las exportaciones petroleras y de 6.5 por ciento de las no petroleras. Así, por fin se rompió una racha de 14 meses consecutivos en los que las ventas al exterior cayeron. Sería un grave error provocar un fortalecimiento artificial del peso elevando tasas de interés porque eso provocaría pérdida de competitividad de nuestros productos en el extranjero.
Así pues, el trabajo del Banxico en 2010 no será fácil. Y para que éste sea más efectivo se requiere que las políticas económicas del banco central y el Gobierno Federal (Hacienda, Economía) estén bien coordinadas para alcanzar el crecimiento económico con estabilidad de precios. Deben buscarse los incrementos en la productividad y la competitividad premiando aquellas empresas que lo logren utilizando mano de obra. Debe buscarse la reactivación del mercado interno y la demanda doméstica (y en este sentido parece una tontería negociar un tratado de libre comercio con Brasil); deben darse incentivos para que más empresas exporten y replantear aquellos acuerdos comerciales que nos ocasionan déficits comerciales crónicos.
De igual forma, si han de darse apoyos a empresas, será preferible que sea a aquellas que son más intensivas en mano de obra (como la industria textil o la del calzado), y dejar de apoyar exclusivamente a las empresas del ramo automotriz y de electrodomésticos, las cuales en su mayoría son multinacionales y no son más intensivas en capital.
Y claro que no podemos dejar de lado la importancia de las multicitadas reformas estructurales, tales como la energética, la hacendaria, la administrativa (que disminuya gasto corriente y eleve el gasto de inversión), y la laboral. El 2010 es el año en el que el Congreso podría sacar alguna reforma económica adelante. El 2011 será demasiado tarde porque se contaminará el ambiente con cuestiones preelectorales. Ojala y las autoridades trabajen con responsabilidad y coadyuven todos para que se perciba una verdadera recuperación económica en 2010, la cual conste de más empleos mejor remunerados.
(*) Director general GAEAP
Fuente: El Financiero

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