Luis Soto / El Financiero
Un día de
éstos, no muy lejano por cierto, por ahí del año 2013-2014, millones de
trabajadores jubilados y pensionados van a despertar con la siguiente noticia:
NO hay dinero para pagarles. ¡Pero no se preocupen!, les dirán las autoridades
federales, estatales y municipales, pueden inscribirse en cualquiera de los
programas sociales de apoyo para recibir una ayuda económica para sobrevivir,
miserablemente por supuesto, el resto de sus días. Y a quienes no les guste
este esquema "emergente", pueden pasar por su acta de defunción.
¿Así de grave está el asunto de las pensiones en
México? Pues nada más para que se den una idea del problema, dice Pedro Vázquez
Colmenares, especialista en Seguridad Social y Pensiones, ahí les van algunos
datitos, incluidos por cierto en un libro próximo a publicarse, que bien podría
titularse "El tsunami de las pensiones que viene". Existen por lo
menos cien planes públicos de pensiones y de beneficios -los más conocidos son
los del IMSS y el ISSSTE- producto de concertacesiones laborales,
principalmente con los sindicatos; casi todos esos planes presentan grados de
insolvencia que van de delicados a graves.
En 2006 había tres millones de pensionados,
pasaron a 4.1 millones en 2010, y por ahí de 2020 serán más de ocho millones;
los planes públicos de pensiones "estudiados" tienen pasivos por 3.3
billones de pesos, y constituyen más del 30 por ciento del PIB. Las
obligaciones laborales y por pensiones ya son 11 veces la deuda neta del país,
subraya Vázquez Colmenares, lo que, advierte, puede poner en riesgo las
finanzas públicas de la siguiente administración. ¡Tómenla, candidatos
presidenciales!
La mayoría de los sistemas públicos de pensiones
en crisis pertenecen a los estados, los municipios y las universidades
públicas; lo mismo están en crisis los institutos de pensiones de los estados
de Nuevo León, Veracruz o Puebla, la Dirección de Pensiones de Durango o de
Tamaulipas, los planes de pensiones municipales de Torreón, Saltillo o la
ciudad de Oaxaca, que los de las universidades autónomas estatales de Guerrero,
Zacatecas, Colima o Morelos, o en penurias pensionarias las universidades de
Guadalajara, de Guanajuato, la Benito Juárez de Oaxaca o la Universidad
Michoacana de San Nicolás Hidalgo, el Organismo de Agua Potable y
Alcantarillado de Culiacán, y muchos, muchos más. La lista de instituciones
estatales y universidades con problemas suma casi 90 casos, de acuerdo con el
recuento del especialista.
Afortunadamente hay casos exitosos de pensiones
en México que deben tomarse en cuenta como esfuerzos de responsabilidad con los
actuales y futuros pensionados. Los ejemplos de sistemas de pensiones que sí
funcionarán en el largo plazo son el Banco de México, la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, el gobierno del estado de Aguascalientes o el Instituto
Tecnológico de Sonora. Todos los demás casos de pensiones públicas será mejor
que pongan sus barbas a remojar, pues en mayor o menor medida ya tienen un
problema de "desfinanciamiento", advierte el especialista.
La gente no sabe de qué tamaño es el problema de las
pensiones públicas en México, pero para que se den una idea, Pedro Vázquez
Colmenares actualiza el estudio y afirma que los pasivos rebasan el 100 por
ciento del Producto Interno Bruto (PIB). A muchas personas esa cifra como
porcentaje del PIB no les explica gran cosa, señala, pero ahí les va una
explicación: Este año el gobierno federal asignó 367 mil millones de pesos a la
seguridad social y a pagar los déficit de pensiones; esta cifra equivale a
construir -en un solo año- diez Estelas de Luz como la de Paseo de la Reforma
(el monumento a la corrupción de este sexenio, acota el columnista) en cada una
de las entidades federativas, con un costo individual de mil 200 millones de
pesos.
Otra manera de dimensionar el problema es
comparando la carga financiera de la seguridad social con los principales
gastos nacionales, y expone: el gasto actual en seguridad social y pensiones
públicas por cada mexicano es de nueve pesos diarios, mientras que en educación
se gastarán este año 6.14 pesos por persona al día; 2.77 pesos en salud, 2.07
pesos en seguridad y un peso diario en combate a la pobreza.
El asunto de las pensiones es un tema
eminentemente social y político con una urgente necesidad de solución
financiera; "no se trata de encontrar culpables o de mirar al pasado. Eso
nada soluciona. Lo fundamental es verlo como un tema de Estado. Lo inmediato e
inminente es levantar una alerta nacional sobre el asunto y pedir a todos los
involucrados corresponsabilidad en la discusión y diseño de la solución de un
asunto de envergadura nacional". El primer requisito para resolver el
problema es aceptarlo. Los gobernadores, los legisladores, los rectores de
universidades, los líderes de los sindicatos públicos y los patrones públicos
que ofrecen pensiones a sus trabajadores deben hacer la tarea antes de que sea
demasiado tarde.
¡La bomba de las pensiones ya nos explotó y ni
cuenta nos habíamos dado!, exclama Pedro Vázquez Colmenares. Los candidatos
presidenciales no conocen el problema y muchos menos su impacto, apunta Vázquez
Colmenares, quien concluye con la siguiente recomendación: Si alguien no cree
que las pensiones generan problemas por no atender a tiempo su financiamiento,
que miren a Grecia, a España o a Italia, nada más como referencia.
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