Rogelio Ramírez de la O. / El Universal |
Durante años hubo la noción que la banca española estaba en
condiciones muy sólidas porque su Banco Central había sido muy exigente
con la rigurosa capitalización a los bancos. Hoy encontramos que sus
reservas de capital no resistieron una recesión a la que aún le falta
mucho por recorrer.
En realidad la economía española sólo estaba bien bajo el supuesto de que tenía el financiamiento externo asegurado, supuesto que ha dejado de cumplirse. Así, en 2011, aun con bajo crecimiento económico, su déficit de comercio exterior fue de 65 mil millones de euros. Es mala señal que en el año transcurrido hasta marzo de 2012 el déficit siguiera alto, en 44 mil millones, aun con la economía en recesión y la demanda interna desplomada. Significa que será muy difícil que crezca mientras se mantenga en el euro. Su crecimiento tras la crisis de 2008 ha sido negativo. Y aunque en los cuatro años previos creciera 3.0% en promedio, lo hizo con un aumento alarmante de sus deudas. Tres años después de la crisis, ya con el producto cayendo, no es difícil concluir que el gobierno no supo reconocer el alto endeudamiento ligado a inversiones en bienes raíces. Las estimaciones sobre las reservas de capital que sus bancos necesitan para enfrentar la ola de carteras vencidas se estiman entre 100 y 200 mil millones de euros. Es natural que los inversionistas vendan sus tenencias de bonos soberanos españoles, así como de acciones de ese país, pues no hay manera de que puedan reunir esa suma, excepto vendiendo masivamente activos al extranjero. De ahí que lo más probable es que sean rescatados por el Estado español. Banco Santander en Inglaterra ya comenzó a registrar salida de depósitos por los cuentahabientes grandes. Pero, por lo tardío, el rescate se complica, pues su deuda pública ya aumentó de 50% del PIB en 2008 a 80% hoy. Si el gobierno pone el dinero que los bancos necesitan, la deuda pública aumentará a más de 100% del PIB y es muy probable que siga al alza. Por su parte, el gobierno español también está presionado por sus socios europeos a mejorar sus finanzas. Pero la recesión le impidió cumplir con la reducción planeada de su déficit fiscal de 9.3% del PIB en 2010 a 4.4%, como lo pretendía en 2012 y de ahí a 3% en 2013. En 2011 el déficit fue de 8.9%, a pesar de aumento de impuestos y fuertes reducciones de gastos. Algo que ha caracterizado a España en esta crisis es la falta de realismo para aceptar su predicamento económico y financiero desde el inicio. Esto ya no se puede hoy ocultar. Gobierno y bancos están unidos en el fondo del problema. El gobierno sólo puede ayudarlos a costa de más déficit y deuda y los bancos son los únicos dispuestos a comprar los bonos del gobierno. Lo que sigue representa escenarios muy penosos. Uno de ellos es que el gobierno capitalice los bancos (como ya lo hizo con Bankia). Si esto ocurre, el debate en México subirá de tono, aparte de los reclamos por la fuerte salida de dividendos y otros pagos a Madrid. El debate se centrará en que la ley prohíbe que los bancos que operan en México sean propiedad de gobiernos extranjeros. En México Santander y BBVA representan 42% del crédito total y 36% de los depósitos. Por eso lo que pasa en España nos afectará mucho, vía la predecible reducción del crédito. Existe la posibilidad de que sus socios de la zona euro permitan que la capitalización de bancos la haga el fondo europeo de rescate. Pero a cambio le exigirían, como a Grecia, condiciones muy difíciles de cumplir. Simplemente retrasarían el desenlace final. |
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