miércoles, 30 de mayo de 2012

AMENAZAS VELADAS SOBRE GRECIA Y EUROPA

Alejandro Nadal / La Jornada
La titular del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ha dirigido una clara amenaza a los votantes en Grecia. O se someten a la política de austeridad fiscal que el FMI les ha impuesto como condición para recibir el paquete de rescate, o sufrirán las consecuencias. No está claro cuáles son esas consecuencias, pues los tratados de la unión monetaria no contemplan la expulsión de un país. Pero el ultimátum es tajante y busca amedrentar al electorado griego de cara a las elecciones en junio. El objetivo de esta amenaza es frenar el aumento de popularidad de la coalición de izquierda radical Syriza y de su líder Alexis Tsipras.
La salida de Grecia del euro y el efecto que esto tendría sobre el sistema financiero en España, Portugal e Italia es la pesadilla de los centros de poder financiero en Europa. El rescate de Bankia por Madrid ya elevó el costo del refinanciamiento de la deuda española a niveles que podrían detonar el colapso del frágil entramado financiero. A ese paso el gobierno de Rajoy pronto suplicará de rodillas al FMI para que le prepare un paquete de rescate al estilo Grecia.
El abandono del euro por parte de Atenas podría hacer insostenible la situación del sistema bancario en países clave de Europa. Esa es la pesadilla de Lagarde y compañía. Por eso, para ella todo se vale si se trata de amenazar a ese país, para desafiar a una nación entera, incluso romper las fronteras de la decencia más elemental.
The Guardian preguntó a la titular del FMI:¿cómo hace usted para no pensar en las madres en Grecia que carecen de recursos para pagar una partera o en los enfermos que no tienen acceso a medicinas para curar enfermedades mortales? Sin titubeos, Lagarde respondió: Es fácil pienso mejor en los pobres niños de un pueblo en Níger que sólo reciben dos horas de clase al día, compartiendo una silla entre tres niños. Todos quieren una educación. Los tengo en mi pensamiento; ellos necesitan más ayuda que la gente de Atenas.
La entrevista continuó: ¿Está usted insinuando que el pueblo griego disfrutó y se la pasó bien durante un tiempo y ahora es el momento de pagar por ello? La respuesta vino fulminante: Eso es correcto.
El mensaje de la señora Lagarde es claro: el pueblo griego debe someterse a los dictados de la troika (FMI, Unión Europea y Banco Central Europeo). Es hora de pagar y, como en los tiempos del tributo de guerra, vamos a cobrarles sin compasión. La amenaza de la señora Lagarde va dirigida al pueblo griego y a toda Europa: tenemos el poder y ustedes deben someterse.
Para rematar, la funcionaria afirma que ella piensa por igual en los ciudadanos griegos que sufrirán por los recortes y los que evaden impuestos: Los padres de familia griegos deben hacerse responsables de los recortes en el gasto social frente a sus hijos y deben comenzar a pagar impuestos. El insulto es doble. Los trabajadores han pagado sus impuestos porque siempre han sido causantes cautivos. Los que no pagan impuestos son los privilegiados que han sido protegidos de los gobiernos corruptos en Atenas por décadas (con la complicidad de los que ahora claman por la austeridad).
La Lagarde indicó que el FMI no aceptará una renegociación sobre el paquete de rescate ya aprobado. El desplome en el nivel de actividad económica ya ha conducido al colapso en la recaudación, el desgaste de las finanzas públicas y el deterioro del coeficiente de endeudamiento. Es decir, la austeridad será un eficaz freno para el crecimiento y socavará la capacidad de pago de toda la economía. Ya en los primeros 20 días del mes de mayo la recaudación del gobierno griego se contrajo 20 por ciento con respecto al nivel del año anterior. Esto significa que por lo pronto hay que revisar las metas sobre déficit fiscal pues el faltante proyectado para este año es de más de 1,350 mil millones de euros. Entre otras cosas, el agujero se debe a una caída de 330 millones de euros en la recaudación del impuesto sobre la renta debido al recorte de salarios y pensiones y una reducción de 320 millones por impuestos al consumo y al valor agregado. Un resultado vaticinado por cualquier economista capaz de analizar lo que entraña la austeridad en tiempos de recesión.
Las amenazas y rumores han provocado ya un retiro masivo de euros de los bancos en Grecia. La coalición de izquierda Syriza le regresó al FMI y a los centros de poder financiero en Europa el desafío. Su rechazo al paquete de austeridad y, al mismo tiempo su negativa a salir de la esfera del euro redefine los términos del debate económico y político. Syriza está enviando un mensaje: el pueblo trabajador no hizo la crisis y no debe pagar los costos a través de un ajuste macroeconómico que sólo conduce a la depresión. En eso consiste el trabajo político, en mostrar que existen derroteros alternativos y en desmontar aquella narrativa que indica que no hay otras opciones. El liderazgo de Syriza podría consolidarse si persigue esta vía con valor y lucidez.

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