El rescate europeo a la banca amenaza con derivar con
una intervención como la griega
El comisario
de Asuntos Económicos, Olli Rehn. / PATRICK SEEGER (EFE)
Los agoreros
se frotan las manos, convencidos de que están a punto de ganar la partida. La
posibilidad que estremecía por igual en las calles de Madrid y en los despachos
de Berlín —que un gran país de la UE solicite ayuda al fondo de rescate— parece
cada vez más cercana. El presidente Mariano Rajoy negó
este lunes por enésima
vez que los bancos españoles vayan a necesitar un salvamento externo, pero el agujero de Bankia empuja al país un poquito más hacia
al abismo.
Ya antes de
que se supiera que el Estado iba a tener que inyectar 19.000 millones de euros
adicionales en Bankia, varios expertos avisaban de la necesidad de que, por
doloroso que fuera, el Gobierno pidiera dinero al exterior para recapitalizar a
sus entidades financieras. "Debería haberlo hecho hace mucho tiempo. Pero
mejor tarde que nunca", asegura Daniel Gros, investigador del CEPS.
"Parece probable que España entre este año en algún tipo de programa
tutelado por una troika, como condición para recibir más apoyo del BCE
para su deuda soberana o sus bancos", decía William Buiter, economista
jefe de Citi, hace un par de meses.
En la
ecuación quedan muchas incógnitas por despejar. No solo si España dará
finalmente el paso. También preocupa qué sistema se emplearía, si los ahorradores
se dejarían llevar por el pánico o si se podría evitar el efecto contagio, que
apuntaría directamente a Italia, y más tarde a Francia y Bélgica.
El verano
pasado, los líderes de la UE tomaron dos decisiones que allanaron el camino
para que el fondo temporal de rescate —oficialmente el Fondo Europeo de
Estabilidad Financiera (EFSF, en sus siglas en inglés)— evite el hundimiento de
buena parte del sector bancario español. Primero se aumentó la dotación del
fondo, que pasó de 440.000 a 780.00 millones de euros, aunque la capacidad
efectiva del préstamo se quedó en 440.000 millones. Un mes más tarde, se amplió
el foco: el mecanismo de ayuda también podría usarse para recapitalizar
entidades financieras a través de préstamos a los Estados.
El problema es que el chorro de dinero iría primero al
Gobierno, el que asumiría la deuda, y este lo destinaría a las entidades. Eso
implica condicionalidad: una intervención con todas las consecuencias, con
contrapartidas como las impuestas a Grecia, Irlanda y Portugal. Poco importará
entonces que se trate de un rescate light —para salvar a la banca, no al
Estado—, porque Europa podría condicionar aspectos como la política fiscal, los
servicios públicos, las privatizaciones o la gestión de las entidades auxiliadas,
con la exigencia de duros planes de reestructuración.
Pero quizás
lo más preocupante es la posibilidad de que España sea incapaz de financiarse
en el mercado durante nadie sabe cuánto tiempo. "Se le puede llamar de
muchas maneras, pero es una intervención en toda regla", resume una alta
fuente comunitaria.
Se abre así
la puerta a un escenario que recuerda en parte a Irlanda: papá Estado apoya a
sus bancos, pero el agujero por llenar es demasiado grande y el país se ve
abocado a una intervención externa. "Si el dinero pudiera ir directamente
a los bancos [opción que topa con la negativa de Alemania], ellos serían los
responsables de devolverlo", explica el catedrático Santiago Carbó.
"Europa debería controlar y supervisar a las entidades rescatadas, lo que
podría suponer el principio de la unión bancaria. Pero no nos engañemos, esto
no ocurrirá hasta que el MEDE sea ratificado", añade Guntram Wolff, del think-tank
belga Bruegel.
El MEDE del
que habla Wolff es el Mecanismo Europeo de Estabilidad, que a partir del
próximo 1 de julio debe convertirse en el fondo de rescate permanente, en
sustitución del EFSF. No solo será más potente (con medio billón de euros de
dinero fresco). También más flexible. Pero para que entre en vigor aún deben
ratificarlo gran parte de los Estados miembros. Un retraso en este calendario,
con España ardiendo, sería una señal catastrófica.
¿Qué pasará
si finalmente el Gobierno español se ve obligado a acudir al fondo de rescate?
Responde el profesor de Harvard Kenneth Rogoff: "Si la eurozona y el BCE
no dan pasos inequívocos y muy rápidos, habrá pánicos bancarios en toda la
periferia y huida de capitales fulminante. Para evitarlo hay que proveer de
liquidez a la banca. La eurozona deberá subir varios peldaños en la unión
fiscal, con los eurobonos. Volveremos a ver medidas excepcionales, impensables
hasta hace muy poco, como ha sucedido cada vez que Europa ha estado al borde de
un accidente".
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