Salvador García
Soto / 24 Horas El Diario Sin Límites
Dos cosas escasean por estos días en la campaña de
Josefina Vázquez Mota: dinero y confianza. El dinero simplemente fluye menos
hacia el proselitismo de la candidata del PAN porque cada vez son menos los
empresarios y “amigos” se deciden a inyectarle recursos al proyecto que tiene
ya problemas para cubrir gastos operativos; y la confianza que ya no se escucha
entre muchos panistas que ven difícil que, en el mes que falta para las
votaciones presidenciales, le alcance a Josefina para remontar del tercer lugar
en el que ya la colocan algunas encuestas
Es como si
el desánimo comenzara a cundir en el entorno de Vázquez Mota que, aunque se ha
esforzado por cambiar su discurso y se ha vuelto más agresiva y directa en las
últimas semanas, no logra aún ver reflejados los cambios y ajustes a su
discurso y estrategia.
La paradoja
es que aunque fue el PAN quien abrió la guerra de spots y acusaciones contra
Enrique Peña Nieto, Josefina no ha podido capitalizar los apuros en que se está
viendo el priista en las últimas semanas ante el acoso de movimientos en su
contra como “#Yo soy 132”, que más bien ha sido aprovechado por Andrés Manuel
López Obrador, quien se ha montado en los movimientos y protestas juveniles; la
panista no ha podido conectar con el discurso de los jóvenes, después de su
burdo intento por tripular una de las primeras marchas de los universitarios.
Lo peor que
le puede pasar a la candidata del blanquiazul es que sus propios
correligionarios y simpatizantes le pierdan la fe y comiencen a ver como
imposible su remonte y la perciban derrotada. Eso no sólo alejaría aún más el
financiamiento y los financiadores para la campaña, como ya ha comenzado a
ocurrir, sino que provocaría un efecto de desbandada que podría buscar otras
opciones como la del “voto útil”, que podría ser a favor de Andrés Manuel o
incluso de panistas que apoyaran a Peña para ir contra López Obrador.
Eso hasta
ahora no ha ocurrido, al menos públicamente. Las adhesiones de algunos
personajes como Manuel Espino, ex presidente del PAN, y ayer la de la diputada
Lía Limón a la campaña de Peña, son más bien actos de revancha y resentimiento
de panistas relegados y renegados; esos desprendimientos fueron más bien
inducidos por el PRI y no representan bajas sensibles o reales para el
panismo.
El peligro
para Vázquez Mota está en que crezca el desánimo que empieza a percibirse entre
los panistas y que, de no verse un crecimiento suyo en las encuestas en los
próximos días –sobre todo después del próximo debate del 10 de junio–
podría ocurrir un éxodo real de votos de simpatizantes del blanquiazul en busca
de otras opciones. Ese si sería el fin para la candidata panista a la que se le
agota el tiempo en busca de que ocurra un milagro.
NOTAS
INDISCRETAS…Al general Roberto Miranda se le olvido que en el Ejército mexicano
no hay democracia y que ahí sigue vigente la máxima fidelista. “el que se mueve
no sale en la foto”. Con su acelerado “destape” para buscar ser secretario de
la Defensa, el ex jefe del EMP con Zedillo, provocó molestia en las
cúpulas castrenses que no vieron nada bien el activismo de Miranda. Es cierto
que la sucesión en la Sedena se calentó cuando tres de los posibles aspirantes
a secretario fueron “bajados” a la mala, entre ellos el general Tomás Angeles
Dahuahare, pero de eso a pensar que se puede hacer campaña abierta por el cargo
hay un trecho. Mala estrategia para un militar… Hoy se cumplen dos semanas de
la muerte del escritor Carlos Fuentes y vale la pena recordar una frase
del escritor en una entrevista a principios de año: “Necesitamos una gran
renovación política en el país, la van a dar los jóvenes, no sabemos por dónde
ni cuándo, es un misterio…Va a haber mucha gente que no sabemos quiénes son,
que van a surgir para dirigir este país, movimientos, ideas, es un
movimiento que va a surgir, hay que hacer una política joven, con gente joven”…
Se baten los dados. Cayó Escalera.
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