lunes, 21 de mayo de 2012

EL DEBATE ENTRE LA AUSTERIDAD Y EL CRECIMIENTO

Estamos convencidos de que las autoridades deben preocuparse por el crecimiento, empleo y mediciones que se refieren a la calidad de vida.

Jesus Alberto Cano Vélez* / Excelsior
Ante la creciente evidencia de que la crisis económica mundial, que se inició a finales de 2007, y ahora amenaza con expandirse a cada vez  más países en el mundo, el gran debate de la política económica mundial se centra en escoger entre favorecer la austeridad ¿o será estabilidad? y el crecimiento.
Europa, por ejemplo, escenifica esa disyuntiva en las posiciones de los dos líderes del continente. Por un lado la canciller alemana, Angela Merkel, insiste en austeridad mientras que el recién electo presidente de Francia, François Hollande, presiona por la introducción de políticas públicas en pro del crecimiento en la región.
Las líneas de pensamiento en los demás países también parecen estar claramente definidas: Grecia, por ejemplo, ha cambiado radicalmente de gobierno recientemente en rechazo a la estrategia económica instrumentada como condición para recibir apoyo europeo, y todo parece indicar que el sentir de la gente —que está en una especie de pie de guerra— favorece revertir esas políticas, al extremo de abandonar la moneda común europea, el euro, por las tendencias recesivas asociadas a esta.
Luego, España e Irlanda están en similares circunstancias por la debilidad de sus economías. En ambos países no sólo los sacude la recesión, sino también un nivel masivo de desempleo; la cuarta parte de la fuerza laboral de España se encuentra desempleada, y el nuevo gobierno conservador insiste en sostener las políticas obligadas por los que apoyaron su rescate, léase: Alemania.
Por su parte, Italia y Francia, las otras economías grandes de Europa, muestran temores económicos al ver hacia el futuro. No están del todo bien en sus indicadores económicos y financieros.
Y en el continente asiático las tendencias recientes han sido de una desaceleración en el crecimiento de sus economías —como signo de los tiempos—, como también está ocurriendo en América Latina, que ha venido siguiendo el exitoso liderazgo brasileño de crecimiento.
Mientras tanto, México se presenta como el patito feo de América Latina en materia económica. Llevamos décadas de crecimiento lento de nuestro Producto Interno Bruto (PIB), que apenas registra aumentos anuales promedio ligeramente superiores a dos por ciento, crecimiento semejante al de nuestra población, lo que ha implicado que no se haya mejorado la vida de la gran mayoría de los mexicanos en todo ese periodo, sino que más bien haya crecido la pobreza.
Los miembros del Colegio Nacional de Economistas hemos expresado nuestra clara discrepancia por el estado de las cosas. Estamos convencidos de que nuestras autoridades deben preocuparse por el crecimiento, empleo y demás mediciones que se refieren a la calidad de la vida de los mexicanos, y que el gobierno debería estar dispuesto a involucrar la aplicación de políticas públicas para promover el crecimiento económico y fomentar mayor creación de empleos, especialmente en el mercado formal donde la protección social existe.
*Presidente Nacional del Colegio Nacional de Economistas @acanovelez

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