Oficio de
Papel
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La noche se
le vino al Ejército. Nerviosismo, preocupación, intriga y miedo privan en las
Fuerzas Armadas. Todos desconfían de todos. Nadie está seguro. Cualquier
general de división y otros de menor rango pueden ser acusados de vínculos con
el narcotráfico, señalado por algún testigo protegido y capturado para ser
sometido a proceso penal por delincuencia organizada. Nadie está seguro, ni
siquiera el secretario de la Defensa Nacional.
Con las
últimas detenciones de varios generales de división en retiro, acusados por
delitos de delincuencia organizada, se ha trastocado a la última institución
del Estado que parecía estar a salvo de la corrupción galopante que domina el
escenario de la política nacional. Ahora cualquiera traiciona, cualquiera
acusa. Basta un señalamiento de algún testigo protegido o, como sucedió con los
tres generales capturados, fueron espiados y grabados por el policía consentido
de Los Pinos, quien tiene a su disposición toda la tecnología y costosos
aparatos para vigilar a funcionarios, empresarios, luchadores sociales,
periodistas y también a los candidatos presidenciales.
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