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Migrantes mazahuas, que por
décadas han buscado el empleo y la alimentación que el campo ya no les da, hoy
se refugian en viejos edificios cercanos al Centro Histórico. Su ilusión es
encontrar un lugar fijo donde vivir y dejar de dar tumbos, dejar de migrar.
Marsella número 58 es una de esas construcciones sostenida en escombros, y de
la que ahora los quieren despojar
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