sábado, 16 de enero de 2010

REPROCHA LA OPOSICIÓN A RUIZ MATEOS LA OLEADA ALCISTA Y LO TILDA DE "DEMAGOGO"

Reduce Acción Nacional a “estridencias chuscas” las críticas al titular de Economía
El gobierno ha sido muy sensible; no toleraremos abusos de proveedores, expresa el secretario
David Hernández Pérez, diputado del PRI, entrega una canasta vacía al secretario de Economía
Roberto Garduño
Periódico La Jornada
El torrente de incrementos en los precios de la canasta básica y en los combustibles conformaron las críticas de PRI, PRD y PT, al secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, a quien calificaron de “mentiroso y demagogo” por engañar al pueblo asegurándole que no habría escalada de precios. Los reproches al funcionario propiciaron que el PAN redujera los argumentos a “estridencias chuscas”.
Al comparecer ante la tercera comisión de trabajo de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, Ruiz Mateos respondió titubeante a las preguntas de los representantes de oposición, quienes literalmente lo ubicaron como “el peor secretario de Estado en la historia del país”. Ricardo Monreal, senador petista que había cuestionado el formato de la reunión –impuesto por el presidente del grupo de trabajo, el panista Alberto Becerra Pocoroba– porque concedía sólo dos minutos al representante del Ejecutivo para responder las interrogantes, endureció el tono y lo recibió así:
“Yo no voy a darle la bienvenida porque usted ha sido uno de los peores secretarios y de la historia del país. Usted persiste en seguir engañando al pueblo de México, al señalar que ya nos estamos recuperando. Piensa que con seguir diciendo mentiras, como lo hacía [el propagandista nazi Joseph] Goebbels, el pueblo va a creer sus mentiras. No sólo se burla del Congreso, los ciudadanos nos van a reclamar por citarlo a comparecer, porque, lejos de enmendar su desastrosa política económica, la reafirma. ¡Nos ven la cara de tontos!”
La expectativa de la comparecencia se centraba en que el secretario resolviera las dudas en torno al incremento de los combustibles y su impacto en el precio de los productos básicos. Tal hecho no ocurrió, porque en una brevísima presentación de cuartilla y media, Ruiz Mateos terminó ponderando los logros del gobierno: el PIB del tercer trimestre creció 2.9 por ciento con respecto al trimestre inmediato anterior; la producción industrial aumentó 1.7; la actividad manufacturera se incrementó 2.8, y se generaron 106 mil empleos formales entre junio y diciembre de 2009.
Inexpresivo, justificó en nombre de los más pobres la escalda de precios en los combustibles y el gas, y avizoró entre líneas mayores incrementos para este año: “Nuestro reto es que esta ruta de crecimiento continúe en el futuro, por eso el gobierno federal ha tomado con responsabilidad decisiones difíciles pero necesarias para cumplir con el Presupuesto de Egresos de la Federación. La reanudación de la política de deslizamiento gradual de precios públicos, nos permitirá financiar las prioridades de gasto en el combate a la pobreza, la educación y la infraestructura”.
En réplica a tales aseveraciones, el senador del PRI Francisco Labastida emitió una tenue crítica al funcionario, y en un arrebato de notoriedad anunció que él no preguntaría nada: “Se trata de engañar el pueblo de México, han logrado que el lema de Felipe Calderón –el presidente del empleo– sea sólo eso, un eslogan”.
Ruiz Mateos escuchaba y seguía sin dar muestras de incomodidad. Sus asesores lo tarjeteaban y él se circunscribía a no salirse del guión.
Aun su correligionario, el panista Alberto Pérez, le preguntó con ironía, “¿y usted dónde compra; cómo se ha dado cuenta de lo que está pasando en el país?” Las respuestas oscilaban en el mismo argumento, muchas veces sin que se acercaran en lo mínimo a las interrogantes: “El gobierno federal ha sido muy sensible. Hemos instrumentado una serie de medidas y no vamos a tolerar ningún abuso de ningún proveedor”.
Jesús Garibay, senador perredista, le preguntó el significado de protestar, conducirse con verdad, porque el 24 de septiembre de 2009, Ruiz Mateos prometió que no habría incremento en el precio de gas de uso doméstico.
“¡Y le creí, pero las amas de casa ya no le creen! ¡Nos engañó, nos mintió! Francamente ofende y denigra a la población de este país.”
David Hernández, diputado del PRI, impuso una difícil prueba al secretario al acercarle una canasta vacía para que le llenara con el monto de un salario mínimo.
De plano fuera del debate, Gerardo Ruiz Mateos escuchaba el intercambio entre el panista, Alberto Pérez Cuevas y el senador petista Ricardo Monreal. El primero consideró la crítica al funcionario “chusca y estridente. Chusco y estridente es que no lleguemos a acuerdos, que le hagamos caso a lo que dicen premios Nobel y grandes personalidades. Hay quienes se empeñan en ser pregoneros del pasado, propongo que nos constituyamos en promotores del futuro”.
Monreal fue fulminante: “Chusco y estridente es seguir defendiendo lo indefendible; es ser lambiscón de un gobierno irresponsable; es creer en la manipulación de las cifras del Banco de México. ¡Por favor, seamos serios! Es chusco el autoengo, chusco es el doble lenguaje. Es convertirse en aplaudidores incondicionales de los que no defienden a la gente. Chusco es seguir engañando a la gente”.

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