lunes, 25 de enero de 2010

OPACIDAD, EL MAYOR COSTO DE LOS SUBSIDIOS

José Merino-El Economista
¿Usted conoce cuánto se gasta o deja de percibir el gobierno mexicano por concepto de subsidios? No, seguramente no. Nosotros tampoco.
En nuestro país no existe un documento, reporte o sitio en Internet en el que se puedan conocer los detalles de todas las transferencias de ingreso categorizables bajo el concepto de subsidios. En suma, no se cuenta con un registro completo de programas, montos y evakuación del dinero público que se gasta con fines redistributivos o de protección sectorial.
Sabemos que bajo el capítulo presupuestal 4000, referido explícitamente a subsidios y transferencias; el Presupuesto de Egresos para el 2010 contempló un total de 382,000 millones de pesos. Este rubro incluye gasto en salud, educación y por supuesto, el Programa Oportunidades. Pero restando estos rubros, quedan 229,400 millones de pesos de cuyo destino conocemos poco.
Está el ejemplo claro de los subsidios al campo manejados por Sagarpa, que suman un total de 61,214 millones de pesos; lo mismo que 16,553 millones de pesos de Semarnat, 13,048 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y 8,214 de la Secretaría de Economía.
La suma presupuestal programada es posible; lo que no es posible es conocer los criterios de distribución: la identificación de la población objetivo, y, claro, la evaluación de desempeño de todos los programas bajo los cuales se destina dinero público por el concepto de subsidios.
Pero la parte más importante no se refiere siquiera a los subsidios contemplados presupuestalmente; sino a aquéllos generalizados como los aplicados a la gasolina, electricidad y la parte no recaudada en IVA a medicamentos y medicinas. Según datos aportados por el investigador del CIDE, John Scott, los subsidios no programados sumaron 578,000 millones de pesos en el 2008, esto es, 22% del total del gasto público.
Los subsidios existen para garantizar consumo de bienes necesarios en poblaciones empobrecidas o para garantizar la sobrevivencia de un sector económico estratégico. Bajo ese criterio, los subsidios generalizados fallan. ¿Qué porcentaje de algunos subsidios llega a 30% más pobre de México? 8% en educación superior, 14.2% en electricidad, y 6% en gasolina.
El propio John Scott comentó que un posible objetivo del subsidio a la gasolina fue contener la inflación ante el incremento en el precio mundial del petróleo. México dedicó 260,000 millones de pesos a ese fin en los últimos 2 años; lo que equivale a tres años y medio del gasto en subsidios de Sedesol; ello para tener tasas inflacionarias en el 2008 y el 2009 de 6.5 y 3.6% respectivamente.
Queda una pregunta inevitable por hacer ante estas cifras: ¿valió la pena?


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