El Banco de México anunció que junto con la Secretaría de Hacienda buscarán incrementar las reservas internacionales.
Lo anterior servirá de escudo ante una eventual salida de capitales, una vez que se retiren los estímulos fiscales y monetarios en el mundo.
El gobernador del instituto central, Agustín Carstens, aclaró que si bien no se impondrá un control a la entrada o salida de capitales, sí será necesario reforzar las reservas del país.
Durante la presentación del informe trimestral de la inflación y el programa de política monetaria del 2010, dijo que este mecanismo de acumulación de reservas le permitirá a México retirar gradualmente la línea de crédito que mantiene abierta con el FMI y ayudará a la calificación crediticia soberana del país.
No mencionó ningún nivel óptimo de activos para las reservas, simplemente afirmó que será “razonable” sobre todo por los costos que implica.
Aclaró que el proceso será gradual y educado, con el fin de evitar distorsiones en los mercados.
Hay que recordar que la política cambiaria del país está en manos de una Comisión de Cambios integrada por miembros del banco central y de Hacienda, cuyo titular la preside.
En ese sentido, cualquier decisión que se tome al respecto debe ser coordinada entre las dos instancias. Banxico sólo tiene autonomía en la conducción de la política monetaria.
Carstens explicó que la medida que se está analizando obedece al riesgo que existe para las economías emergentes como México, por el efecto que tendría el comienzo de incrementos en tasas de referencia.
MÁS CRECIMIENTO
Lo anterior pudiera conducir a una corrección abrupta en los precios de los activos afectando a países que han observado un fuerte aumento en sus entradas de capital y apreciación importante en sus tipos de cambio.
Con respecto a pronósticos, se ajustó a la alza el crecimiento para el Producto Interno Bruto durante el 2010, al pasar de un rango de entre 2.5 y 3.5% de estimado anterior a 3.2 y 4.2 por ciento.
El exsecretario de Hacienda dijo que la población debe saber que la inflación no está descontrolada y que la formación de precios no está al garete.
CREDITO:
Leonor Flores / El Economista
Lo anterior servirá de escudo ante una eventual salida de capitales, una vez que se retiren los estímulos fiscales y monetarios en el mundo.
El gobernador del instituto central, Agustín Carstens, aclaró que si bien no se impondrá un control a la entrada o salida de capitales, sí será necesario reforzar las reservas del país.
Durante la presentación del informe trimestral de la inflación y el programa de política monetaria del 2010, dijo que este mecanismo de acumulación de reservas le permitirá a México retirar gradualmente la línea de crédito que mantiene abierta con el FMI y ayudará a la calificación crediticia soberana del país.
No mencionó ningún nivel óptimo de activos para las reservas, simplemente afirmó que será “razonable” sobre todo por los costos que implica.
Aclaró que el proceso será gradual y educado, con el fin de evitar distorsiones en los mercados.
Hay que recordar que la política cambiaria del país está en manos de una Comisión de Cambios integrada por miembros del banco central y de Hacienda, cuyo titular la preside.
En ese sentido, cualquier decisión que se tome al respecto debe ser coordinada entre las dos instancias. Banxico sólo tiene autonomía en la conducción de la política monetaria.
Carstens explicó que la medida que se está analizando obedece al riesgo que existe para las economías emergentes como México, por el efecto que tendría el comienzo de incrementos en tasas de referencia.
MÁS CRECIMIENTO
Lo anterior pudiera conducir a una corrección abrupta en los precios de los activos afectando a países que han observado un fuerte aumento en sus entradas de capital y apreciación importante en sus tipos de cambio.
Con respecto a pronósticos, se ajustó a la alza el crecimiento para el Producto Interno Bruto durante el 2010, al pasar de un rango de entre 2.5 y 3.5% de estimado anterior a 3.2 y 4.2 por ciento.
El exsecretario de Hacienda dijo que la población debe saber que la inflación no está descontrolada y que la formación de precios no está al garete.
CREDITO:
Leonor Flores / El Economista
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