miércoles, 27 de enero de 2010

RETOS PARA LAS ESCUELAS DE NEGOCIOS

Álvaro de Garay*/ El Universal
Si algo nos está dejando la crisis financiera actual es un cúmulo de controversias sobre el funcionamiento de la economía, el sistema financiero y las grandes corporaciones. Para las escuelas de negocios, las controversias actuales son un reto importante porque obligan a los académicos a una revisión de las teorías y paradigmas que tradicionalmente se utilizan en clase.
Hoy son tema de controversia: el consenso de Washington, los acuerdos de Basilea y el modelo estadounidense de gobierno corporativo.
Consenso de Washington
El llamado consenso de Washington ha prevalecido por lo menos en los últimos 15 años. En esencia, predica las ventajas de una economía de mercado sobre otros sistemas para acelerar el crecimiento económico.
La crisis financiera de 2008 desencadenó viejas y nuevas críticas a la teoría en la que se basa este consenso. Economistas de primera línea, muchos de ellos premios Nobel, están alzando la voz. Entre estas voces destacan Stiglitz y Krugman. Otro premio Nobel, Akerlof y su colega Shiller no sólo se declaran desencantados con la teoría neoclásica, sino que han propuesto un “nuevo” enfoque para analizar los problemas macroeconómicos al incorporar en los modelos teóricos variables sicológicas como la confianza, la corrupción, la ilusión monetaria y las historias que se fabrican en torno al éxito (ponen de ejemplo el sexenio del petróleo de López Portillo).
En medio de este debate imaginemos lo difícil que es para un profesor de economía poder responder a uno de sus alumnos las siguientes preguntas: ¿En qué están de acuerdo los economistas en estos momentos?, ¿qué debe hacerse para salir de la crisis?, ¿por qué nadie previó la crisis?
Basilea y los bancos
La crisis financiera fue causada por los bancos en Estados Unidos. Esto parecía muy improbable tras los acuerdos de Basilea I y II.
Dichos acuerdos representan el consenso de los banqueros en todo el mundo respecto a dos temas: el nivel óptimo de capitalización de los bancos y la manera como los bancos deben manejar sus riesgos.
De estos acuerdos han surgido, desde los años ochenta, toda clase de iniciativas para modificar el marco regulatorio con la idea de dar al sistema bancario más estabilidad y a los ahorradores y clientes más seguridad.
Con la crisis financiera internacional de 2008, los principios de Basilea están siendo revisados. Uno de los temas sobre la mesa, motivo de mucha controversia, se refiere a la conveniencia y relevancia de continuar utilizando modelos como el Valor en Riesgo (VaR) para determinar la magnitud de los riesgos probables de un banco.
Uno de los críticos más visibles de los enfoques tradicionales es Nassim Taleb. Para Taleb los modelos cuantitativos que utilizan los administradores de riesgos son tan útiles como la astrología. De acuerdo con Taleb, los riesgos deben ser manejados por personas con experiencia, sentido común y buen juicio.
Los riesgos que se materializaron en 2008, argumenta Taleb, no son susceptibles de un tratamiento cuantitativo, precisamente porque no existe historia sobre la cual construir una serie de datos estadísticos. Estos riesgos son tan raros y tan infrecuentes que Taleb les llama Cisnes Negros.
¿Qué posición deben tomar los académicos que por años han hablado en sus clases de las virtudes del modelo VaR?, ¿será sensato desechar los modelos de riesgos que por años se han enseñado porque no sirvieron para prevenir la crisis de 2008?
Gobierno corporativo
Con la crisis financiera quedó claro que las grandes corporaciones deben manejarse de manera diferente. El consenso en torno a las ventajas del modelo estadounidense de gobierno corporativo se rompió.
Una de las principales ventajas de este sistema, se argumentaba, se refiere a los mecanismos que permiten alinear los intereses de los directivos con los de los accionistas. La primera pieza de este mecanismo de gobierno es el consejo de administración con una alta participación de consejeros independientes, que de manera efectiva, acota las decisiones de los directivos.
La otra pieza es el sistema de compensaciones a los directivos basado en el pago con acciones y opciones.
Ambas piezas del sistema han fallado como se ha demostrado en la actual crisis financiera. Pero la falla mayor es de tipo ético y sobre esto no existe ni ha existido regulación efectiva como se ha demostrado una y otra vez.
En algún momento se pensó que con la Ley Sarbanes-Oxley se acabarían los escándalos corporativos, pero no sucedió así. ¿Están las escuelas aptas para hablar de “las mejores prácticas de gobierno corporativo”?
Al finalizar el siglo pasado predominaban los consensos, al finalizar la primera década del siglo XXI lo que vemos son desacuerdos y controversias. Las controversias son saludables, pero no existe ninguna seguridad de que los nuevos consensos serán realmente superiores a los anteriores.
*Director de EGADE México, Tec de Monterrey / Campus Santa Fe

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