Carlos Ramírez / El Financiero
A partir de la propuesta de Platón de que el gobierno sólo lo puede ejercer con justicia el filósofo, el tropiezo primero de Enrique Peña Nieto ante la pregunta de sus tres libros que marcaron su vida podría llevar a la elaboración de la Biblioteca Peña como la lista de libros que todo aspirante a gobernar debiera leer.
Se trata de una lista de libros de ciencia política indispensables para el ejercicio del poder. Peña, Ernesto Cordero y Mario Delgado, aspirantes a posiciones de gobierno de primer nivel, demostraron carecer de una formación sólida en ciencia política, aunque pudieran ser brillantes pragmáticos del poder. Lo malo, sin embargo, radica en el hecho de que el poder se ejerce -los pragmáticos- o se aplica -los científicos del poder-. Las escuelas de ciencias políticas nacieron justamente para capacitar a los hombres del gobierno en las leyes históricas del ejercicio del poder.
La Biblioteca Peña para el buen gobernante ilustra sobre los fundamentos teóricos del Estado y del poder y de la relación de la sociedad con el gobierno; al final, se trata de obligar a los gobernantes a gobernar con sabiduría y conocimiento teórico y no sólo con el manejo de los hilos del poder. El conocimiento de las ideas es la diferencia entre el poder y el gobierno. Un político que no haya leído esta lista de libros será sólo un administrador del poder, no un estadista:
1) Platón. 427 a. c. / 347 a. c. La República. Las fuentes originales de las formas de gobierno.
2) Aristóteles. 384 a. c. / 322 a. c. Constitución de los atenienses. El primer tratado razonado de las leyes y constituciones como la mejor forma de gobierno.
3) Cicerón. 106 a. c. / 43 a. c. Discursos. La utilización del discurso como tratado de filosofía política.
4) Niccolo Machiavelli. 1469-1527. Discursos sobre la primera década de Tito Libio. Cómo mantener y acrecentar una república.
5) Thomas Moro. 1478-1535. Utopía. La construcción de una nación ideal.
6) Jean Bodin. 1529-1596. Seis libros de la república. El primer tratado sobre la soberanía.
7) Thomas Hobbes. 1588-1679. Leviatán. La construcción del Estado como contrato para superar el estado de naturaleza.
8) John Locke. 1632-1704. Tratado del gobierno civil. El paso del gobierno de los reyes por designio de Dios al de la estructura civil.
9) La ilustración siglo XVIII. La enciclopedia. Las ideas de la modernidad que anunciaron la Revolución Francesa.
10) Barón de Montesquieu. 1689-1755. Del espíritu de las leyes. La teoría clásica de la división de poderes.
11) Jean Jacques Rousseau. 1712-1778. El contrato social.
12) Benjamín Constant 1767-1830. Principios de política. El mejor tratado sobre el liberalismo y las libertades frente al despotismo.
13) Alexis de Tocqueville. 1805-1859. Democracia en América. El origen del sistema federalista americano.
14) John Stuart Mill. 1806-1873. Del gobierno representativo. El origen del sistema parlamentario o las condiciones de la representación política.
15) Karl Marx. 1818-1883. Manifiesto del partido comunista. El descubrimiento de la lucha de clases como motor de la historia.
La propuesta de Platón del rey-filósofo se ha considerado la ideal; sin embargo, bastaría con que los gobernantes tuvieran, como condición indispensable, un bagaje indispensable de cultura política. La cultura política marca la diferencia entre el poder y el gobierno; el primero es la capacidad de decisión sustentada en el control de las instituciones; el segundo es el talento del gobernante para decidir con justicia. Sería, asimismo, la diferencia entre el político y el estadista.
Los gobernantes mexicanos se han conformado con el conocimiento de los hilos del poder para ejercer la titularidad de la administración pública. Los generales que ganaron la Revolución no gobernaron sino que mandaron; los abogados derivaron en burócratas paradójicamente al margen de la ley; los tecnócratas vieron a la sociedad como una gráfica de estabilización macroeconómica; y los panistas han tenido que robalear para evitar, en la metáfora de Platón, que les quiten la conducción del barco.
El caso de Peña fue ilustrativo. Ante la pregunta de libros que marcaron su vida, ofreció la contradicción de la religión y la política: la Biblia y La silla del Águila. Para un político, el libro que debiera marcar su vida activa sería, en todo caso, la Constitución y no la Biblia. En materia política, el libro de Carlos Fuentes es de los menores y buscó sólo ser una modesta versión región 4 de El Príncipe, de Machiavelli, prefigurado -no en Fernando el Católico y César Borgia- sino en el perfil de Adolfo Ruiz Cortines, el presidente de la política picaresca.
Peña Nieto estudió derecho en la Universidad Panamericana ligada al Opus Dei, Cordero es actuario y maestro en economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, Josefina Vázquez Mota estudió economía en la Iberoamericana y Andrés Manuel López Obrador se tituló tardíamente en Ciencias Políticas de la UNAM y con bajas calificaciones. Ante este panorama tecnocrático se hace necesaria una capacitación teórica en materias que tienen que ver directamente con la evolución histórica del Estado, de la sociedad y de las formas de gobierno.
De ahí la curiosidad de unos y la exigencia de otros sobre la formación teórica en ciencia política de los gobernantes. ¿Cuántos habrán leído la Biblioteca Peña?Diario Político 2012 de Carlos
A partir de la propuesta de Platón de que el gobierno sólo lo puede ejercer con justicia el filósofo, el tropiezo primero de Enrique Peña Nieto ante la pregunta de sus tres libros que marcaron su vida podría llevar a la elaboración de la Biblioteca Peña como la lista de libros que todo aspirante a gobernar debiera leer.
Se trata de una lista de libros de ciencia política indispensables para el ejercicio del poder. Peña, Ernesto Cordero y Mario Delgado, aspirantes a posiciones de gobierno de primer nivel, demostraron carecer de una formación sólida en ciencia política, aunque pudieran ser brillantes pragmáticos del poder. Lo malo, sin embargo, radica en el hecho de que el poder se ejerce -los pragmáticos- o se aplica -los científicos del poder-. Las escuelas de ciencias políticas nacieron justamente para capacitar a los hombres del gobierno en las leyes históricas del ejercicio del poder.
La Biblioteca Peña para el buen gobernante ilustra sobre los fundamentos teóricos del Estado y del poder y de la relación de la sociedad con el gobierno; al final, se trata de obligar a los gobernantes a gobernar con sabiduría y conocimiento teórico y no sólo con el manejo de los hilos del poder. El conocimiento de las ideas es la diferencia entre el poder y el gobierno. Un político que no haya leído esta lista de libros será sólo un administrador del poder, no un estadista:
1) Platón. 427 a. c. / 347 a. c. La República. Las fuentes originales de las formas de gobierno.
2) Aristóteles. 384 a. c. / 322 a. c. Constitución de los atenienses. El primer tratado razonado de las leyes y constituciones como la mejor forma de gobierno.
3) Cicerón. 106 a. c. / 43 a. c. Discursos. La utilización del discurso como tratado de filosofía política.
4) Niccolo Machiavelli. 1469-1527. Discursos sobre la primera década de Tito Libio. Cómo mantener y acrecentar una república.
5) Thomas Moro. 1478-1535. Utopía. La construcción de una nación ideal.
6) Jean Bodin. 1529-1596. Seis libros de la república. El primer tratado sobre la soberanía.
7) Thomas Hobbes. 1588-1679. Leviatán. La construcción del Estado como contrato para superar el estado de naturaleza.
8) John Locke. 1632-1704. Tratado del gobierno civil. El paso del gobierno de los reyes por designio de Dios al de la estructura civil.
9) La ilustración siglo XVIII. La enciclopedia. Las ideas de la modernidad que anunciaron la Revolución Francesa.
10) Barón de Montesquieu. 1689-1755. Del espíritu de las leyes. La teoría clásica de la división de poderes.
11) Jean Jacques Rousseau. 1712-1778. El contrato social.
12) Benjamín Constant 1767-1830. Principios de política. El mejor tratado sobre el liberalismo y las libertades frente al despotismo.
13) Alexis de Tocqueville. 1805-1859. Democracia en América. El origen del sistema federalista americano.
14) John Stuart Mill. 1806-1873. Del gobierno representativo. El origen del sistema parlamentario o las condiciones de la representación política.
15) Karl Marx. 1818-1883. Manifiesto del partido comunista. El descubrimiento de la lucha de clases como motor de la historia.
La propuesta de Platón del rey-filósofo se ha considerado la ideal; sin embargo, bastaría con que los gobernantes tuvieran, como condición indispensable, un bagaje indispensable de cultura política. La cultura política marca la diferencia entre el poder y el gobierno; el primero es la capacidad de decisión sustentada en el control de las instituciones; el segundo es el talento del gobernante para decidir con justicia. Sería, asimismo, la diferencia entre el político y el estadista.
Los gobernantes mexicanos se han conformado con el conocimiento de los hilos del poder para ejercer la titularidad de la administración pública. Los generales que ganaron la Revolución no gobernaron sino que mandaron; los abogados derivaron en burócratas paradójicamente al margen de la ley; los tecnócratas vieron a la sociedad como una gráfica de estabilización macroeconómica; y los panistas han tenido que robalear para evitar, en la metáfora de Platón, que les quiten la conducción del barco.
El caso de Peña fue ilustrativo. Ante la pregunta de libros que marcaron su vida, ofreció la contradicción de la religión y la política: la Biblia y La silla del Águila. Para un político, el libro que debiera marcar su vida activa sería, en todo caso, la Constitución y no la Biblia. En materia política, el libro de Carlos Fuentes es de los menores y buscó sólo ser una modesta versión región 4 de El Príncipe, de Machiavelli, prefigurado -no en Fernando el Católico y César Borgia- sino en el perfil de Adolfo Ruiz Cortines, el presidente de la política picaresca.
Peña Nieto estudió derecho en la Universidad Panamericana ligada al Opus Dei, Cordero es actuario y maestro en economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, Josefina Vázquez Mota estudió economía en la Iberoamericana y Andrés Manuel López Obrador se tituló tardíamente en Ciencias Políticas de la UNAM y con bajas calificaciones. Ante este panorama tecnocrático se hace necesaria una capacitación teórica en materias que tienen que ver directamente con la evolución histórica del Estado, de la sociedad y de las formas de gobierno.
De ahí la curiosidad de unos y la exigencia de otros sobre la formación teórica en ciencia política de los gobernantes. ¿Cuántos habrán leído la Biblioteca Peña?Diario Político 2012 de Carlos
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