La decisión supone un revés para el dominio del dólar en Asia oriental
JOSÉ REINOSO | Pekín / EL PAÍS
China y Japón han decidido estrechar sus lazos financieros. La segunda y la tercera economías del mundo han acordado comenzar a realizar los intercambios comerciales bilaterales en sus propias monedas -el yuan (o renminbi) y el yen, respectivamente-, en lugar de dólares estadounidenses, que es la divisa que utilizan principalmente ahora. La decisión, pactada durante la visita del primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, a Pekín el pasado fin de semana, supone un revés para el dominio del billete verde en Asia oriental -la región que más rápido crece del mundo-, y, al mismo tiempo, podría impulsar el uso de la moneda china en el extranjero.
China y Japón han acordado también apoyar la venta de bonos denominados en yuanes por parte de compañías japonesas en Tokio y en los mercados internacionales, y por parte de la entidad estatal Banco de Japón para la Cooperación Internacional en los mercados de China continental, que están cerrados para la mayoría de los inversores extranjeros.
La decisión de reforzar los lazos financieros tiene gran relevancia, ya que si bien ambos países mantienen importantes relaciones económicas y comerciales, sus relaciones diplomáticas son a menudo agrias, debido a las disputas territoriales marítimas y un pasado marcado por los conflictos bélicos.
"Los líderes de China y Japón han acordado incrementar la cooperación muta en los mercados financieros de ambos países e impulsar las transacciones financieras con objeto de apoyar los crecientes lazos económicos y financieros", señalaron ambas partes con las mismas palabras en sendos comunicados. También dijeron que Japón planea comprar bonos del Gobierno chino, lo que le permitirá acumular más yuanes en sus reservas de divisas; las segundas mayores del mundo (1,3 billones de dólares), tras las de China (3,2 billones de dólares).
Ninguna de las dos partes ha dado un calendario para poner en marcha las decisiones adoptadas ni ha cifrado el montante de las posibles ofertas de bonos. Los bancos comerciales aún tienen que crear letras de crédito denominadas en yuanes y otras herramientas antes de que los intermediarios en Japón puedan emplear la divisa china.
Alrededor del 60% del comercio entre los dos países es liquidado actualmente en dólares, según el Ministerio de Finanzas de Japón. Esto obliga a las empresas a convertir el dinero entre dólares, yuanes y yenes, con el consiguiente coste. Utilizar sus propias divisas debería permitir a ambos países reducir los riesgos ligados al cambio de moneda y los costes comerciales, según han asegurado. China es el mayor socio comercial de Japón, con unos intercambios bilaterales cifrados en 26,5 billones de yenes (260.000 millones de euros) el año pasado, frente a 9,2 billones de yenes una década antes.
El pacto alcanzado entre Pekín y Tokio reproduce los intentos de diversificación de los gestores de fondos, en medio de la crisis de la deuda europea y la volatilidad de los mercados financieros globales. Según el Ministerio de Exteriores chino, el movimiento "facilitará el comercio y las inversiones entre los dos países (...) y reforzará la capacidad de la región para protegerse contra riesgos y hacer frente a desafíos".
Pekín considera que la economía mundial depende demasiado del dólar, y ha declarado repetidas veces que quiere incrementar el uso internacional del yuan, que no es totalmente convertible. La semana pasada anunció un pacto de intercambio de divisas con Tailandia, como parte de sus planes para promover la utilización del yuan en los países de Asean (siglas en inglés de Asociación de Naciones del Sureste Asiático) y establecer zonas de libre comercio.
Pekín controla la tasa de cambio del yuan y el flujo de dinero que entra y sale en su pujante economía, pero está permitiendo progresivamente el empleo limitado del yuan para el comercio. Este mes ha dicho que algunas compañías que obtienen divisas chinas en el exterior podrán invertirlas en los mercados financieros en China continental. La mayoría de los intercambios realizados en yuanes se producen a través de Hong Kong, donde Pekín ha creado también un mercado para bonos denominados en yuanes, que han sido utilizados por empresas como McDonald's para conseguir dinero que luego han invertido en sus actividades al otro lado de la frontera.
El Gobierno mantiene los bonos y otros mercados financieros fuera del alcance de los flujos financieros globales. Esto ayudó al país asiático a evitar las turbulencias de la crisis financiera global de 2008, pero, a cambio, ha ralentizado el desarrollo de mercados que los líderes quieren que impulsen la economía.
El acuerdo entre China y Japón podría favorecer también la flexibilización de la tasa de cambio del yuan, que Estados Unidos y otros gobiernos consideran que Pekín mantiene artificialmente infravalorado para beneficiar a sus empresas exportadoras.
JOSÉ REINOSO | Pekín / EL PAÍS
China y Japón han decidido estrechar sus lazos financieros. La segunda y la tercera economías del mundo han acordado comenzar a realizar los intercambios comerciales bilaterales en sus propias monedas -el yuan (o renminbi) y el yen, respectivamente-, en lugar de dólares estadounidenses, que es la divisa que utilizan principalmente ahora. La decisión, pactada durante la visita del primer ministro japonés, Yoshihiko Noda, a Pekín el pasado fin de semana, supone un revés para el dominio del billete verde en Asia oriental -la región que más rápido crece del mundo-, y, al mismo tiempo, podría impulsar el uso de la moneda china en el extranjero.
China y Japón han acordado también apoyar la venta de bonos denominados en yuanes por parte de compañías japonesas en Tokio y en los mercados internacionales, y por parte de la entidad estatal Banco de Japón para la Cooperación Internacional en los mercados de China continental, que están cerrados para la mayoría de los inversores extranjeros.
La decisión de reforzar los lazos financieros tiene gran relevancia, ya que si bien ambos países mantienen importantes relaciones económicas y comerciales, sus relaciones diplomáticas son a menudo agrias, debido a las disputas territoriales marítimas y un pasado marcado por los conflictos bélicos.
"Los líderes de China y Japón han acordado incrementar la cooperación muta en los mercados financieros de ambos países e impulsar las transacciones financieras con objeto de apoyar los crecientes lazos económicos y financieros", señalaron ambas partes con las mismas palabras en sendos comunicados. También dijeron que Japón planea comprar bonos del Gobierno chino, lo que le permitirá acumular más yuanes en sus reservas de divisas; las segundas mayores del mundo (1,3 billones de dólares), tras las de China (3,2 billones de dólares).
Ninguna de las dos partes ha dado un calendario para poner en marcha las decisiones adoptadas ni ha cifrado el montante de las posibles ofertas de bonos. Los bancos comerciales aún tienen que crear letras de crédito denominadas en yuanes y otras herramientas antes de que los intermediarios en Japón puedan emplear la divisa china.
Alrededor del 60% del comercio entre los dos países es liquidado actualmente en dólares, según el Ministerio de Finanzas de Japón. Esto obliga a las empresas a convertir el dinero entre dólares, yuanes y yenes, con el consiguiente coste. Utilizar sus propias divisas debería permitir a ambos países reducir los riesgos ligados al cambio de moneda y los costes comerciales, según han asegurado. China es el mayor socio comercial de Japón, con unos intercambios bilaterales cifrados en 26,5 billones de yenes (260.000 millones de euros) el año pasado, frente a 9,2 billones de yenes una década antes.
El pacto alcanzado entre Pekín y Tokio reproduce los intentos de diversificación de los gestores de fondos, en medio de la crisis de la deuda europea y la volatilidad de los mercados financieros globales. Según el Ministerio de Exteriores chino, el movimiento "facilitará el comercio y las inversiones entre los dos países (...) y reforzará la capacidad de la región para protegerse contra riesgos y hacer frente a desafíos".
Pekín considera que la economía mundial depende demasiado del dólar, y ha declarado repetidas veces que quiere incrementar el uso internacional del yuan, que no es totalmente convertible. La semana pasada anunció un pacto de intercambio de divisas con Tailandia, como parte de sus planes para promover la utilización del yuan en los países de Asean (siglas en inglés de Asociación de Naciones del Sureste Asiático) y establecer zonas de libre comercio.
Pekín controla la tasa de cambio del yuan y el flujo de dinero que entra y sale en su pujante economía, pero está permitiendo progresivamente el empleo limitado del yuan para el comercio. Este mes ha dicho que algunas compañías que obtienen divisas chinas en el exterior podrán invertirlas en los mercados financieros en China continental. La mayoría de los intercambios realizados en yuanes se producen a través de Hong Kong, donde Pekín ha creado también un mercado para bonos denominados en yuanes, que han sido utilizados por empresas como McDonald's para conseguir dinero que luego han invertido en sus actividades al otro lado de la frontera.
El Gobierno mantiene los bonos y otros mercados financieros fuera del alcance de los flujos financieros globales. Esto ayudó al país asiático a evitar las turbulencias de la crisis financiera global de 2008, pero, a cambio, ha ralentizado el desarrollo de mercados que los líderes quieren que impulsen la economía.
El acuerdo entre China y Japón podría favorecer también la flexibilización de la tasa de cambio del yuan, que Estados Unidos y otros gobiernos consideran que Pekín mantiene artificialmente infravalorado para beneficiar a sus empresas exportadoras.
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