SERGIO SARMIENTO / REFORMA
JAQUE MATE
"Los perdedores viven en el pasado. Los ganadores aprenden del pasado y gozan de trabajar en el presente para el futuro."
Denis Waitley
El audaz empresario español Luis del Rivero apostó en grande y perdió. El entonces presidente de la constructora Sacyr Vallehermoso firmó en agosto un acuerdo con Pemex con el que buscaba lograr el control efectivo de la petrolera Repsol y sanear las finanzas de su empresa. Al final terminó perdiendo la presidencia de Sacyr y su cargo en el consejo de administración de Repsol. Este 20 de diciembre Sacyr se vio obligado a vender la mitad de sus acciones de Repsol, con una pérdida de 940 millones de euros.
¿Cómo quedó Pemex con esta operación? Mario di Constanzo, el diputado lopezobradorista, dice que fue un desastre. La información disponible, sin embargo, sugiere que no le fue tan mal.
La paraestatal mexicana, para empezar, aumentó su participación en Repsol de 4.8 a 9.85 por ciento. El acuerdo con Sacyr, hasta el 20 de diciembre el mayor accionista de Repsol, con 20 por ciento de las acciones, era unir votos en una alianza que daría a ambos un virtual control sobre la petrolera.
Ese esfuerzo se desplomó el mismo 20 de diciembre cuando Sacyr entregó a sus bancos acreedores la mitad del 20 por ciento de las acciones que tenía de Repsol. Los bancos vendieron las acciones a Repsol para cubrir una parte importante de la deuda de Sacyr, que evitó así una suspensión de pagos aunque registró una pérdida importante sobre el precio que pagó por las acciones de Repsol en 2006.
El valor de las acciones de Pemex en Repsol ha aumentado desde el momento de la compra, en parte porque unos descubrimientos en Argentina han elevado el valor total de petrolera española. La operación de Pemex se ha financiado en un 30 por ciento con recursos internacionales disponibles de PMI, brazo internacional de Pemex, y el otro 70 por ciento con deuda cuyo costo financiero es compensado por los dividendos de Repsol.
Es verdad que Pemex no está obteniendo la posición de control compartido que buscó con Sacyr, pero eso no significa que no obtendrá un mayor poder de decisión como consecuencia de lo ocurrido. Tras haber sobrevivido al intento de golpe de Luis del Rivero, la administración de Repsol, encabezada por Antonio Brufau (quien ocupa al mismo tiempo la presidencia del consejo y la dirección general), está más consciente que nunca de la necesidad de mantener contento a un socio, Pemex, que durante décadas no ha hecho ningún ruido.
Pemex sigue teniendo solamente un asiento en el consejo de Repsol, pero es muy probable que después de todo este episodio salga fortalecido. La paraestatal mexicana es hoy la tercera accionista en importancia de Repsol, después de La Caixa (un banco catalán), que tiene el 13 por ciento, y de Sacyr que ahora se queda con el 10 por ciento. Repsol no va a mantener el 10 por ciento de acciones propias que adquirió de los acreedores de Sacyr y las colocará pronto en el mercado. Pemex podría, de hecho, adquirir una cantidad adicional. Un 3 por ciento adicional le daría un segundo asiento en el consejo. Aun sin esto, Pemex estaría en mejor posición para buscar acuerdos con Repsol.
Si el propósito de Pemex en la operación era dar un mayor valor agregado a la inversión que ha tenido en Repsol desde hace décadas, el objetivo parece haberse cumplido. En términos financieros ya se ha construido valor simplemente por el aumento en el precio de las acciones. Pero Pemex está asumiendo un papel más activo en el manejo de Repsol. Y esto, a fin de cuentas, es positivo para los accionistas de Pemex, que somos todos los ciudadanos mexicanos.
CONSUMO
La buena noticia es que el consumo en México creció de forma vigorosa, 5.2 por ciento en el tercer trimestre de 2011 frente al mismo período de 2010. La mala es que la mayor parte del impulso vino de la adquisición de importaciones, que aumentó 19.7 por ciento, frente a la compra de productos nacionales, que sólo se expandió en 3 por ciento.
JAQUE MATE
"Los perdedores viven en el pasado. Los ganadores aprenden del pasado y gozan de trabajar en el presente para el futuro."
Denis Waitley
El audaz empresario español Luis del Rivero apostó en grande y perdió. El entonces presidente de la constructora Sacyr Vallehermoso firmó en agosto un acuerdo con Pemex con el que buscaba lograr el control efectivo de la petrolera Repsol y sanear las finanzas de su empresa. Al final terminó perdiendo la presidencia de Sacyr y su cargo en el consejo de administración de Repsol. Este 20 de diciembre Sacyr se vio obligado a vender la mitad de sus acciones de Repsol, con una pérdida de 940 millones de euros.
¿Cómo quedó Pemex con esta operación? Mario di Constanzo, el diputado lopezobradorista, dice que fue un desastre. La información disponible, sin embargo, sugiere que no le fue tan mal.
La paraestatal mexicana, para empezar, aumentó su participación en Repsol de 4.8 a 9.85 por ciento. El acuerdo con Sacyr, hasta el 20 de diciembre el mayor accionista de Repsol, con 20 por ciento de las acciones, era unir votos en una alianza que daría a ambos un virtual control sobre la petrolera.
Ese esfuerzo se desplomó el mismo 20 de diciembre cuando Sacyr entregó a sus bancos acreedores la mitad del 20 por ciento de las acciones que tenía de Repsol. Los bancos vendieron las acciones a Repsol para cubrir una parte importante de la deuda de Sacyr, que evitó así una suspensión de pagos aunque registró una pérdida importante sobre el precio que pagó por las acciones de Repsol en 2006.
El valor de las acciones de Pemex en Repsol ha aumentado desde el momento de la compra, en parte porque unos descubrimientos en Argentina han elevado el valor total de petrolera española. La operación de Pemex se ha financiado en un 30 por ciento con recursos internacionales disponibles de PMI, brazo internacional de Pemex, y el otro 70 por ciento con deuda cuyo costo financiero es compensado por los dividendos de Repsol.
Es verdad que Pemex no está obteniendo la posición de control compartido que buscó con Sacyr, pero eso no significa que no obtendrá un mayor poder de decisión como consecuencia de lo ocurrido. Tras haber sobrevivido al intento de golpe de Luis del Rivero, la administración de Repsol, encabezada por Antonio Brufau (quien ocupa al mismo tiempo la presidencia del consejo y la dirección general), está más consciente que nunca de la necesidad de mantener contento a un socio, Pemex, que durante décadas no ha hecho ningún ruido.
Pemex sigue teniendo solamente un asiento en el consejo de Repsol, pero es muy probable que después de todo este episodio salga fortalecido. La paraestatal mexicana es hoy la tercera accionista en importancia de Repsol, después de La Caixa (un banco catalán), que tiene el 13 por ciento, y de Sacyr que ahora se queda con el 10 por ciento. Repsol no va a mantener el 10 por ciento de acciones propias que adquirió de los acreedores de Sacyr y las colocará pronto en el mercado. Pemex podría, de hecho, adquirir una cantidad adicional. Un 3 por ciento adicional le daría un segundo asiento en el consejo. Aun sin esto, Pemex estaría en mejor posición para buscar acuerdos con Repsol.
Si el propósito de Pemex en la operación era dar un mayor valor agregado a la inversión que ha tenido en Repsol desde hace décadas, el objetivo parece haberse cumplido. En términos financieros ya se ha construido valor simplemente por el aumento en el precio de las acciones. Pero Pemex está asumiendo un papel más activo en el manejo de Repsol. Y esto, a fin de cuentas, es positivo para los accionistas de Pemex, que somos todos los ciudadanos mexicanos.
CONSUMO
La buena noticia es que el consumo en México creció de forma vigorosa, 5.2 por ciento en el tercer trimestre de 2011 frente al mismo período de 2010. La mala es que la mayor parte del impulso vino de la adquisición de importaciones, que aumentó 19.7 por ciento, frente a la compra de productos nacionales, que sólo se expandió en 3 por ciento.
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