Alfonso Zárate / El Universal
La salida de Ernesto Cordero de la Secretaría de Hacienda admite, al menos, dos interpretaciones. La más obvia, quizás la verdadera, es que va, con todo el apoyo de Los Pinos, tras la candidatura presidencial de Acción Nacional y, si la consigue, por la Presidencia de la República. Cordero Arroyo sería la decisión in pectore de quien es el jefe real de su partido y dispone de enormes recursos políticos que sabe ejercer.
Pero si se toman en cuenta otros datos, entre ellos sus bajos niveles de preferencia entre panistas y, peor aun, a población abierta (en agosto, después de la declinación de Lujambio, llegó apenas al 7.9%), su falta de carisma y el efecto absolutamente marginal que produjo el "madruguete" de cuatro gobernadores y otros cuadros del panismo —apenas cuatro décimas—, parece muy difícil que se imponga en la elección interna. Después de todo, el PAN no es meramente un aparato al servicio del presidente en turno, ¿o sí?
Pero hay ingredientes que permiten otra lectura. En los últimos meses las turbulencias en el escenario económico mundial han mantenido en tensión a los principales centros de decisión. En Europa varias naciones están al borde de la quiebra, mientras que en Estados Unidos prevalece la incertidumbre ante una desaceleración económica que tendría severos efectos sobre nuestra economía.
Esos y otros factores configuran un escenario que reclama un manejo experimentado de las finanzas públicas y un liderazgo no contaminado por el tema sucesorio, para, así, negociar el paquete económico (proyecto de presupuesto de egresos e iniciativa de Ley de Ingresos) y después, si hay tiempo y margen, impulsar las reformas "estructurales" pendientes. Ante esto, el presidente Calderón habría movido sus fichas con dos propósitos: 1) explorar, hasta sus límites, la conversión de Cordero, un tecnócrata con escasa sensibilidad social y sin vocación de poder, en un candidato "comprable" por anchas franjas de electores, y 2) llevar a la titularidad de la Secretaría de Hacienda a un funcionario que reúne la experiencia y las capacidades que reclama este tiempo.
José Antonio Meade ingresó a Hacienda como jefe de departamento y ha ocupado distintos cargos en el sector financiero hasta llegar a subsecretario del ramo. Su designación mandó un mensaje de certidumbre: las finanzas federales están en buenas manos; no es un dato menor el reconocimiento de uno de los hombres más cercanos a Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray.
Ernesto Cordero tiene por delante una aduana casi infranqueable: derrotar en la elección interna a Josefina Vázquez Mota. La ex coordinadora parlamentaria del PAN en la Cámara de Diputados no se doblegó ante quienes pretendieron forzarla a aceptar la candidatura panista a la gubernatura del Estado de México y difícilmente declinará en la contienda interna por la candidatura presidencial; no tendría razones para hacerlo, al contrario. De acuerdo con las encuestas de Consulta Mitofsky, en enero arrancó con un 16% de las preferencias electorales entre panistas y hoy se ubica en la delantera con 37.6%.
Cuando Emilio González deje de blofear y se retire de la competencia y Santiago Creel entienda que sus mayores posibilidades las tuvo hace seis años cuando fue el candidato de "la pareja presidencial", en el PAN sólo quedarán Vázquez Mota y Cordero, entonces será muy difícil para éste convencer a los electores panistas que tiene con qué disputar seriamente la Presidencia.
Esto lo sabe Calderón, por eso está jugando con dos piezas. Las cálidas palabras que dirigió a Vázquez Mota en la reunión con el grupo parlamentario que coordinaba compensan, de alguna forma, la cargada inicial hacia Cordero: "…te agradezco mucho todo lo que has hecho por el PAN, por México, y mucha suerte en todos tus proyectos. Muchas gracias, Pina, felicidades".
Ante una eventual derrota de Cordero en la elección interna, Felipe Calderón podría recibirlo en el despacho presidencial con una frase similar a aquella que, se dice, le soltó el entonces presidente don Adolfo Ruiz Cortines a Gilberto Flores Muñoz, secretario de Agricultura, luego de la nominación de Adolfo López Mateos: "Ni modo, Pollo, perdimos".
JOSÉ ÁNGEL CÓRDOVA
Otro cambio importante es el que se dio en la Secretaría de Salud: el doctor José Ángel Córdova sobresalió por su desempeño eficaz y discreto. Son muchos los logros que se concretaron bajo su dirección y ahora intentará ganar la competencia interna en Guanajuato, donde el gobernador, Juan Manuel Oliva, un operador rudo, quiere imponer a Miguel Márquez Márquez, secretario de Desarrollo Social y Humano del gobierno de Guanajuato.
La salida de Ernesto Cordero de la Secretaría de Hacienda admite, al menos, dos interpretaciones. La más obvia, quizás la verdadera, es que va, con todo el apoyo de Los Pinos, tras la candidatura presidencial de Acción Nacional y, si la consigue, por la Presidencia de la República. Cordero Arroyo sería la decisión in pectore de quien es el jefe real de su partido y dispone de enormes recursos políticos que sabe ejercer.
Pero si se toman en cuenta otros datos, entre ellos sus bajos niveles de preferencia entre panistas y, peor aun, a población abierta (en agosto, después de la declinación de Lujambio, llegó apenas al 7.9%), su falta de carisma y el efecto absolutamente marginal que produjo el "madruguete" de cuatro gobernadores y otros cuadros del panismo —apenas cuatro décimas—, parece muy difícil que se imponga en la elección interna. Después de todo, el PAN no es meramente un aparato al servicio del presidente en turno, ¿o sí?
Pero hay ingredientes que permiten otra lectura. En los últimos meses las turbulencias en el escenario económico mundial han mantenido en tensión a los principales centros de decisión. En Europa varias naciones están al borde de la quiebra, mientras que en Estados Unidos prevalece la incertidumbre ante una desaceleración económica que tendría severos efectos sobre nuestra economía.
Esos y otros factores configuran un escenario que reclama un manejo experimentado de las finanzas públicas y un liderazgo no contaminado por el tema sucesorio, para, así, negociar el paquete económico (proyecto de presupuesto de egresos e iniciativa de Ley de Ingresos) y después, si hay tiempo y margen, impulsar las reformas "estructurales" pendientes. Ante esto, el presidente Calderón habría movido sus fichas con dos propósitos: 1) explorar, hasta sus límites, la conversión de Cordero, un tecnócrata con escasa sensibilidad social y sin vocación de poder, en un candidato "comprable" por anchas franjas de electores, y 2) llevar a la titularidad de la Secretaría de Hacienda a un funcionario que reúne la experiencia y las capacidades que reclama este tiempo.
José Antonio Meade ingresó a Hacienda como jefe de departamento y ha ocupado distintos cargos en el sector financiero hasta llegar a subsecretario del ramo. Su designación mandó un mensaje de certidumbre: las finanzas federales están en buenas manos; no es un dato menor el reconocimiento de uno de los hombres más cercanos a Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray.
Ernesto Cordero tiene por delante una aduana casi infranqueable: derrotar en la elección interna a Josefina Vázquez Mota. La ex coordinadora parlamentaria del PAN en la Cámara de Diputados no se doblegó ante quienes pretendieron forzarla a aceptar la candidatura panista a la gubernatura del Estado de México y difícilmente declinará en la contienda interna por la candidatura presidencial; no tendría razones para hacerlo, al contrario. De acuerdo con las encuestas de Consulta Mitofsky, en enero arrancó con un 16% de las preferencias electorales entre panistas y hoy se ubica en la delantera con 37.6%.
Cuando Emilio González deje de blofear y se retire de la competencia y Santiago Creel entienda que sus mayores posibilidades las tuvo hace seis años cuando fue el candidato de "la pareja presidencial", en el PAN sólo quedarán Vázquez Mota y Cordero, entonces será muy difícil para éste convencer a los electores panistas que tiene con qué disputar seriamente la Presidencia.
Esto lo sabe Calderón, por eso está jugando con dos piezas. Las cálidas palabras que dirigió a Vázquez Mota en la reunión con el grupo parlamentario que coordinaba compensan, de alguna forma, la cargada inicial hacia Cordero: "…te agradezco mucho todo lo que has hecho por el PAN, por México, y mucha suerte en todos tus proyectos. Muchas gracias, Pina, felicidades".
Ante una eventual derrota de Cordero en la elección interna, Felipe Calderón podría recibirlo en el despacho presidencial con una frase similar a aquella que, se dice, le soltó el entonces presidente don Adolfo Ruiz Cortines a Gilberto Flores Muñoz, secretario de Agricultura, luego de la nominación de Adolfo López Mateos: "Ni modo, Pollo, perdimos".
JOSÉ ÁNGEL CÓRDOVA
Otro cambio importante es el que se dio en la Secretaría de Salud: el doctor José Ángel Córdova sobresalió por su desempeño eficaz y discreto. Son muchos los logros que se concretaron bajo su dirección y ahora intentará ganar la competencia interna en Guanajuato, donde el gobernador, Juan Manuel Oliva, un operador rudo, quiere imponer a Miguel Márquez Márquez, secretario de Desarrollo Social y Humano del gobierno de Guanajuato.
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