miércoles, 21 de septiembre de 2011

CRISIS: LA DEMAGOGIA DE OBAMA

Carlos Ramírez / El Financiero
Es el capitalismo, no sólo los ricos
Atrapado en una maraña de contradicciones políticas y hundido en una crisis provocada por su keynesianismo bastardo de sólo gastar más, el presidente Barack Obama presentó ayer lunes su programa de impuestos. Para la Casa Blanca, el problema se reduce a ingreso-gasto; sin embargo, a Obama le está reventando el capitalismo.
La crisis de la economía es una crisis general del capitalismo, es decir, de viabilidad del modelo de producción, distribución, consumo y acumulación. Obama ha presentado su programa con una argumentación falaz y parcial. El verdadero impuesto que requiere la economía es el de la Tasa Tobin, una carga fiscal a las especulaciones bursátiles.
Obama quiere hacer creer que el problema de la economía de EU es de ingresos, pero en realidad la crisis actual tiene dos niveles: la de fondo tiene que ver con la crisis del modelo de las corporaciones especulativas, lo mismo productivas que bancarias, financieras y bursátiles; y la de coyuntura se explica por la salida falsa de Obama al aumentar el gasto público y la deuda para tapar hoyos, pero sin respetar el equilibrio fiscal. La crisis es responsabilidad de Obama, no de los ricos.
Los republicanos castigaron a Obama con la condicionalidad de severos recortes fiscales para aumentar recientemente el techo de la deuda; y Obama respondió con la politización del debate con miras a las elecciones presidenciales de 2012: jalar a los republicanos al tema de los ricos para presentarlos como los defensores de los capitalistas.
El problema fiscal en EU no se localiza en los ricos sino en las especulaciones corporativas, financieras y bursátiles. El problema social no tiene que ver con la existencia de ricos que pagan o no impuestos, sino con un sistema distorsionado de distribución de la riqueza que beneficia la acumulación privada. La estrategia de Obama, paradójicamente, aumentó el número de pobres en 0.7 por ciento y la llevó a un techo de 46 millones de personas. Ante la crisis heredada de Bush, Obama protegió a las corporaciones con inyecciones billonarias de dinero público con la creencia ingenua de que estaba salvando el empleo, pero la tasa de desempleo se estacionó en 9 por ciento.
Los castigos del Congreso a Obama para obligarlo a recortes en el gasto social fueron consecuencia de la equivocada estrategia anticrisis: gastar y gastar con la creencia de que con ello se estimularía la demanda y ésta presionaría la oferta; el resultado fue un déficit presupuestal superior a 10 por ciento, un aumento de deuda y un repunte del desempleo. Obligado a bajar el gasto social, Obama creó el impuesto a los ricos como una maniobra de distracción y como una forma de ocultar su fracaso económico.
El problema de la desigualdad social que la demagogia de Obama no quiere reconocer es más grave. El año pasado, la revista Mother Jones hizo una investigación de fondo -titulada "Es la desigualdad, estúpido"- y se encontró que Obama y los demócratas son iguales de protectores de los ricos que los republicanos. Y los datos revelaron que EU es el país más desigual socialmente hablando. Algunos datos de la revista:
-Una gran parte del crecimiento económico en los últimos 30 años se fue a la parte superior -los más ricos-: una centésima parte de 1 o 0.01 por ciento que hoy ganan un promedio de 27 millones de dólares por familia, en tanto que el promedio de la parte inferior -los más pobres- del 90 por ciento de la población apenas gana 31 mil 244 dólares.

-Los superricos han acaparado la mayor parte de las ganancias en las últimas tres décadas. El 1 por ciento de los más ricos controla el 34 por ciento de la riqueza, en tanto que el 90 por ciento más pobre se tiene que repartir el 25 por ciento de la riqueza.
-El Congreso no puede modificar las leyes de acaparamiento de la riqueza porque los diez hombres más ricos en el Congreso suman una fortuna de casi tres mil millones de dólares y el 100 por ciento de los congresistas ha votado obviamente por mantener los recortes de impuestos de Bush. Paradójicamente la lista de los diez más ricos en el Congreso registra siete demócratas -partido de Obama- contra tres republicanos: diputado Darrell Issa (R-Calif) 451 millones, diputada Jane Harman (D-Calif.) 435.4, diputado Vern Buchanan (R-Fla.) 366.2, senador John Kerry (D-Mass. y excandidato presidencial) 294.9, diputado Jared Polis (D-Colo.) 285.1, senador Mark Warner (D-Va.) 283.1, senador Herb Kohl (D-Wisc.) 231.2, diputado Michael McCaul (R-Texas) 201.5, senador Jay Rockefeller (D-W.Va.) 136.2, senadora Dianne Feinstein (D-Calif.) 108.1.
-Patrimonio neto de las familias estadounidenses: 120 mil dólares; patrimonio neto de los miembros del Congreso: 912 mil dólares. Posibilidades de ser millonario en las familias estadounidenses: uno entre 22; posibilidades de ser millonarios de un congresista una entre dos.
-En el periodo 2007-2009, final de Bush y comienzo de Obama, las utilidades de Wall Street aumentaron 720 por ciento, la tasa de desempleados subió 102 por ciento y la equidad familiar bajó 35 por ciento.
Ante estas cifras, Obama quiere llevar la discusión a la ideología de los ricos y pobres, cuando el impuesto a las fortunas no resolverá el problema de las finanzas públicas aunque busca polarizar el debate de la crisis no en los errores de política económica o en el modelo de desigualdad social del capitalismo, sino a la lucha pobres-ricos. Lo malo, sin embargo, es que los más ricos son demócratas y están en el Congreso. Además, el problema de los ricos está en otro lado: los mecanismos para proteger la riqueza en donde los impuestos no llegan.
La lógica es sencilla: si el Congreso no aprueba su programa, entonces Obama dirá que los ricos no quieren y se convertirá en el candidato de los pobres para 2012. Por eso los programas anticrisis de Obama huelen a populismo bastardo y a reelección, no a un intento por resolver la crisis y por atenuar la pobreza. Obama, ya se sabe, no fue elegido en 2008 para liquidar el capitalismo, sino para salvarlo. Y podrían reelegirlo justamente por eso.

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