En ella se describen algunas de las acciones que ha realizado el gobierno de Calderón y que, por lo visto, son de las más destacadas.
Enrique Del Val Blanco / Excelsior
A principios de esta semana recibí en mi domicilio una carta del señor Presidente de la República, dirigida a mi mamá, en relación con el V Informe de Gobierno. Me encontré con una comunicación muy amable y familiar.
En ella se describen algunas de las acciones que ha realizado su gobierno y que, por lo visto, son de las más destacadas o, por alguna razón, las considera del interés de mi mamá. Entre ellas destaca todo lo realizado en el ISSSTE para la prevención de la salud y la invita a visitar su clínica más cercana.
Ojalá también hubiera mencionado qué se ha hecho en materia de otra prevención, la referente a la corrupción en esa institución pues, según se ha escrito en la prensa, se trata de una de las dependencias federales con mayores problemas y, hasta la fecha, no se ha informado sobre alguna acción en contra de quienes han hecho mal uso de los recursos públicos.
En otro párrafo menciona a los millones de familias que se han beneficiado con alguno de los programas creados durante esta administración para apoyar a los pobres, aunque no les llama así, sino con el eufemismo de “los que menos tienen”. Lo malo es no saber qué significan en realidad tantos millones, cuando la pobreza sigue afectando a más de 50 millones de mexicanos.
Por supuesto que menciona al Seguro Popular, el cual, sin duda, se convertirá en el Fobaproa del próximo sexenio, debido a los compromisos que se están adquiriendo y que el siguiente gobierno, sea del partido que sea, tendrá que rescatar.
Lo que no entendemos es por qué se afirma con tanta seguridad que “la salud de 100 millones de mexicanos ya está protegida”. Y no se entiende porque en la página 293 del Anexo Estadístico del citado Informe, que se refiere a la pobreza multidimensional, se menciona que existen 35.8 millones de mexicanos con carencia de acceso a los servicios de salud y 65.8 millones de personas con carencia de acceso a la seguridad social.
Sería necesario que se aclararan estas cifras, todas oficiales, pues es nocivo festinar algo que no es verdad, sobre todo al considerar que también el Coneval da las mismas cifras de mexicanos con esas carencias. ¿Cuáles son esos 100 millones de mexicanos que ya llegaron al paraíso de salud y cuáles son esos 68.3 millones que no han llegado? Menos mal que no menciona la última puntada del secretario de Salud, a quien se le quemaban las habas por irse, de que ya estamos a punto de tener el Hospital Universal, con lo cual pasaríamos por delante de muchos países, incluso, desarrollados.
Por lo que se refiere al tema educativo, se informa que se han construido 96 universidades nuevas y 800 bachilleratos. Sería muy conveniente que nos aclarara en cuántos años se ha realizado esto, porque se presta a confusiones al ser mencionado en el V Informe de Gobierno, y los informes comúnmente se refieren a lo hecho en un año.
Asimismo, pese a las 96 universidades nuevas, la cobertura apenas llega al 30% de la demanda. Hay países, incluso menos desarrollados que México, como Cuba, Bolivia y Argentina, que doblan esta proporción, lo que indica que, a pesar de todo, se sigue invirtiendo muy poco en educación.
Un dato curioso es que hay un entrecomillado al final de la comunicación que dice textualmente: “este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos al desarrollo social”. Dentro del cuerpo de la comunicación no existe ningún asterisco, ¿a qué se referirá?
Por último, y en relación con el párrafo final en el que se invita a mi mamá a acercarse a su clínica y a seguir adelante en la construcción de México, tengo el problema de que mi mamá no podrá leer la carta, ni seguir adelante, pues falleció hace 14 años; de no ser así, tendría la venerable edad de 102 años. Ojalá sus secretarias y asesores la pudieran dar de baja de sus directorios.
Enrique Del Val Blanco / Excelsior
A principios de esta semana recibí en mi domicilio una carta del señor Presidente de la República, dirigida a mi mamá, en relación con el V Informe de Gobierno. Me encontré con una comunicación muy amable y familiar.
En ella se describen algunas de las acciones que ha realizado su gobierno y que, por lo visto, son de las más destacadas o, por alguna razón, las considera del interés de mi mamá. Entre ellas destaca todo lo realizado en el ISSSTE para la prevención de la salud y la invita a visitar su clínica más cercana.
Ojalá también hubiera mencionado qué se ha hecho en materia de otra prevención, la referente a la corrupción en esa institución pues, según se ha escrito en la prensa, se trata de una de las dependencias federales con mayores problemas y, hasta la fecha, no se ha informado sobre alguna acción en contra de quienes han hecho mal uso de los recursos públicos.
En otro párrafo menciona a los millones de familias que se han beneficiado con alguno de los programas creados durante esta administración para apoyar a los pobres, aunque no les llama así, sino con el eufemismo de “los que menos tienen”. Lo malo es no saber qué significan en realidad tantos millones, cuando la pobreza sigue afectando a más de 50 millones de mexicanos.
Por supuesto que menciona al Seguro Popular, el cual, sin duda, se convertirá en el Fobaproa del próximo sexenio, debido a los compromisos que se están adquiriendo y que el siguiente gobierno, sea del partido que sea, tendrá que rescatar.
Lo que no entendemos es por qué se afirma con tanta seguridad que “la salud de 100 millones de mexicanos ya está protegida”. Y no se entiende porque en la página 293 del Anexo Estadístico del citado Informe, que se refiere a la pobreza multidimensional, se menciona que existen 35.8 millones de mexicanos con carencia de acceso a los servicios de salud y 65.8 millones de personas con carencia de acceso a la seguridad social.
Sería necesario que se aclararan estas cifras, todas oficiales, pues es nocivo festinar algo que no es verdad, sobre todo al considerar que también el Coneval da las mismas cifras de mexicanos con esas carencias. ¿Cuáles son esos 100 millones de mexicanos que ya llegaron al paraíso de salud y cuáles son esos 68.3 millones que no han llegado? Menos mal que no menciona la última puntada del secretario de Salud, a quien se le quemaban las habas por irse, de que ya estamos a punto de tener el Hospital Universal, con lo cual pasaríamos por delante de muchos países, incluso, desarrollados.
Por lo que se refiere al tema educativo, se informa que se han construido 96 universidades nuevas y 800 bachilleratos. Sería muy conveniente que nos aclarara en cuántos años se ha realizado esto, porque se presta a confusiones al ser mencionado en el V Informe de Gobierno, y los informes comúnmente se refieren a lo hecho en un año.
Asimismo, pese a las 96 universidades nuevas, la cobertura apenas llega al 30% de la demanda. Hay países, incluso menos desarrollados que México, como Cuba, Bolivia y Argentina, que doblan esta proporción, lo que indica que, a pesar de todo, se sigue invirtiendo muy poco en educación.
Un dato curioso es que hay un entrecomillado al final de la comunicación que dice textualmente: “este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos al desarrollo social”. Dentro del cuerpo de la comunicación no existe ningún asterisco, ¿a qué se referirá?
Por último, y en relación con el párrafo final en el que se invita a mi mamá a acercarse a su clínica y a seguir adelante en la construcción de México, tengo el problema de que mi mamá no podrá leer la carta, ni seguir adelante, pues falleció hace 14 años; de no ser así, tendría la venerable edad de 102 años. Ojalá sus secretarias y asesores la pudieran dar de baja de sus directorios.
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