viernes, 30 de septiembre de 2011

LA NAO ACORAZADA

JULIO FAESLER / EL SIGLO DE TORREÓN
Una transformación trascendente se está operando al irse pasando el peso y la influencia económicos y políticos de Estados Unidos y Europa hacia Asia. El fenómeno es un cambio histórico en el equilibrio mundial que ha enmarcado la relación entre Occidente y Oriente desde la caída de Constantinopla en 1453.
Es claro que la pujanza de los países "emergentes", muy especialmente China e India, ya está dando a la economía mundial la respuesta para detener el catastrófico desplome de las estructuras financieras y comerciales internacionales y para revertir el devastador desempleo mundial.
Nosotros ya sentimos la presencia de China como el resto de América Latina en las crecientes exportaciones a nuestros mercados de todo tipo de artículos, afectando severamente a nuestras producciones locales.
Esa presencia no siempre es grata. El doctor Bruno Ferrari, nuestro secretario de Economía, acaba de enviar un firme reclamo a su colega, el Ministro de Comercio de la República Popular de China, demandando que deje de apoyar a las empresas de su país que "distorsionan y lesionan" al mercado mexicano y realizan "prácticas recurrentes como subvaluación, triangulación comercial, incorrecta clasificación arancelaria de mercancías y la tergiversación en el valor de factura de artículos introducidos en paquetes o grupos".
No sólo esto. Se ha identificado "que algunas empresas ofrecen servicios para eludir el pago de obligaciones legítimas en la importación de productos de origen chino y medios para encubrir su origen, valor u otras características, con el fin de engañar a las autoridades aduaneras de otros países."
Las insistentes preocupaciones y los reclamos de varios sectores de la industria mexicana obligaron al secretario Ferrari a dirigir esta firme comunicación a su colega chino.
La misiva demanda que el gobierno chino "actúe de manera conjunta y corresponsable" en la búsqueda de soluciones al fenómeno en cuestión y pugne por un comercio libre, justo y leal entrambos países". Con este fin se propone la inmediata formación de un equipo de trabajo de alto nivel para "analizar, discutir y solucionar la problemática en el corto plazo".
La carta del secretario Ferrari demuestra que hay un árduo trecho que caminar antes de que se ajusten satisfactoriamente las relaciones comerciales con el más grande de las actuales economías "emergentes".
No somos el único quejoso en cuanto a sus políticas de promover por cualquier medio una agresiva competencia en los mercados extranjeros. Estados Unidos, países europeos y latinoamericanos han formulado frecuentes acusaciones en los comités de la Organización Mundial de Comercio en Ginebra. Se constituyó ahí un grupo para monitorear el comportamiento chino desde que ingresó a este organismo. México ha formado parte de ese cuerpo.
El comercio con China será para nosotros un factor tan inevitable como lo es y seguirá siendo el que mantenemos con nuestro vecino al norte. El empuje de las exportaciones chinas tiene, empero, que encontrar una respuesta nuestra para que no resulte arrolladora y lance a la calle a miles de trabajadores mexicanos porque sus empleos hayan desaparecido.
Igualmente, nuestra posición tiene que ser para defender, prefiriendo, como lo hacen todos los países del mundo, la producción nacional que consideremos necesaria para consolidar nuestro desarrollo rural e industrial.
No es ni lógico ni políticamente posible que por congraciarnos con la OMC y mantener la visión purista de un ideal de mercados libres y abiertos renunciemos a nuestra propia obligación de definir los intereses y las prioridades que forman el eje de nuestro propio desarrollo, cediéndolos a los que no tienen más aprecio por nosotros que nuestro mercado.
Se están dando cambios fundamentales en escenario internacional en el que América Latina y México nos movemos. Es un nuevo llamado a afinar la visión al futuro, dejar atrás inercias y temores y actuar con agilidad, acierto y valentía.
En lugar de fieras luchas comerciales que parecen inevitables, es mejor explorar las alternativas que podemos hallar en asociaciones para satisfacer las necesidades de nuestros respectivos pueblos.
Entre tanto, la inequívoca reclamación que nuestro secretario de Economía, el doctor Bruno Ferrari le dirigió a su colega el Ministro de Comercio de China, es lo que corresponde hacer como respuesta a la Nao de China, éste muy acorazado, que ahora llega a nuestros puertos.

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