ALICIA GONZÁLEZ - EL PAÍS
La nueva regulación bancaria sobre riesgos y requisitos de capital contenida en Basilea III tendrá un impacto más negativo sobre las empresas europeas que sobre las estadounidenses dada la mayor dependencia de las primeras de los bancos como fuente de financiación. Así lo asegura Standard & Poor's (S&P) que cifra ese incremento de costes entre un 10% y un 20% en el caso de Europa, frente a una banda estimada de entre el 8% y el 15% para Estados Unidos.
Peor aún pueden ser sus consecuencias si su entrada en vigor, prevista para 2018, se precipita. "Si la presión de los mercados hace que su implementación se haga más rápido de lo previsto y las autoridades no lo manejan con cuidado, existe el riesgo de que se corte el grifo del crédito", advierte Blaise Ganguin, jefe de crédito para Europa de la agencia de calificación.
El informe de la agencia de calificación subraya que esa normativa, así como la que se aplicará a las aseguradoras -conocida como Solvencia II-, "provocará un cambio sustancial en el comportamiento de prestamistas y acreedores y provocarán profundos cambios en los mercados de capitales".
Recorte de plazos
Entre esos cambios, Ganguin augura un considerable recorte en los plazos de los créditos, un factor de estabilidad decisivo para empresas de materias primas, transporte o eléctricas, entre otras. "Dudo que vayamos a ver en el futuro préstamos con un horizonte de 10 años o superior", señala el analista, "y si están disponibles serán muchísimo más caros".
Basilea III aumenta considerablemente los requisitos de capital exigidos para los acreedores de menor "calidad" crediticia, lo que puede llevar a bancos y aseguradoras "a pensarse si prestan a determinados segmentos del mercado", como pueden ser las pequeñas y medianas empresas, algo que ya está sucediendo. De ahí que en Standard & Poor's estén observando que cada vez más pymes solicitan una calificación del riesgo por parte de la agencia, con el fin de poder recurrir al mercado o a inversores institucionales en lugar de depender solo de los bancos.
Asimismo, S&P advierte que los bancos tendrán que aumentar considerablemente el precio de esos préstamos para mantener la misma rentabilidad con un sobrecoste para las empresas.
La nueva regulación bancaria sobre riesgos y requisitos de capital contenida en Basilea III tendrá un impacto más negativo sobre las empresas europeas que sobre las estadounidenses dada la mayor dependencia de las primeras de los bancos como fuente de financiación. Así lo asegura Standard & Poor's (S&P) que cifra ese incremento de costes entre un 10% y un 20% en el caso de Europa, frente a una banda estimada de entre el 8% y el 15% para Estados Unidos.
Peor aún pueden ser sus consecuencias si su entrada en vigor, prevista para 2018, se precipita. "Si la presión de los mercados hace que su implementación se haga más rápido de lo previsto y las autoridades no lo manejan con cuidado, existe el riesgo de que se corte el grifo del crédito", advierte Blaise Ganguin, jefe de crédito para Europa de la agencia de calificación.
El informe de la agencia de calificación subraya que esa normativa, así como la que se aplicará a las aseguradoras -conocida como Solvencia II-, "provocará un cambio sustancial en el comportamiento de prestamistas y acreedores y provocarán profundos cambios en los mercados de capitales".
Recorte de plazos
Entre esos cambios, Ganguin augura un considerable recorte en los plazos de los créditos, un factor de estabilidad decisivo para empresas de materias primas, transporte o eléctricas, entre otras. "Dudo que vayamos a ver en el futuro préstamos con un horizonte de 10 años o superior", señala el analista, "y si están disponibles serán muchísimo más caros".
Basilea III aumenta considerablemente los requisitos de capital exigidos para los acreedores de menor "calidad" crediticia, lo que puede llevar a bancos y aseguradoras "a pensarse si prestan a determinados segmentos del mercado", como pueden ser las pequeñas y medianas empresas, algo que ya está sucediendo. De ahí que en Standard & Poor's estén observando que cada vez más pymes solicitan una calificación del riesgo por parte de la agencia, con el fin de poder recurrir al mercado o a inversores institucionales en lugar de depender solo de los bancos.
Asimismo, S&P advierte que los bancos tendrán que aumentar considerablemente el precio de esos préstamos para mantener la misma rentabilidad con un sobrecoste para las empresas.
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