Alejandro Gómez Tamez / El Financiero
El tipo de cambio peso-dólar ha acrecentado su volatilidad en estos últimos días; a tal grado que pasó de un nivel de $11.62 pesos por billete verde el 26 de julio hasta llegar a los $13.88 pesos por dólar el 22 de septiembre. Esto implica un aumento en el precio del dólar de 19.44 por ciento en menos de dos meses. Al momento de escribir estas líneas el dólar se vende en $13.5940 pesos en su cotización interbancaria, y la perspectiva es aún incierta, ya que si bien la expectativa va en el sentido de que en el mediano plazo el dólar bajará de precio (por el exceso de liquidez a nivel mundial), en el corto plazo todo puede suceder.
Es evidente que a muchos les molesta que el dólar esté “tan caro”, sobre todo a los importadores y a quienes gustan de vacacionar en el extranjero. Pero la realidad es que un dólar en un nivel en torno a los $13.50 pesos beneficia al país más que uno que esté en $11.50, y a continuación explicaré porqué.
Un primer aspecto técnico que se debe tomar en consideración es el nivel del tipo de cambio real, ya que éste permite calcular si nuestra moneda está sobre o sub valuada con respecto a nuestro principal socio comercial. Así pues, haciendo un ejercicio en el que comparamos los diferenciales de inflación entre Estados Unidos y México, acumulados desde enero de 1997 hasta septiembre de 2011, vemos que el tipo de cambio de equilibrio es uno de $13.2947 pesos por dólar. Por lo tanto, si el tipo de cambio diario se encuentra en un nivel por debajo de los $13.2947 podemos decir que el peso está sobrevaluado y si el tipo de cambio está por encima de los $13.2947 entonces afirmamos que el peso está subvaluado.
De esta manera, el dólar en el nivel actual de $13.5940 implica que el peso esta subvaluado en 2.25 por ciento, pero si se regresa a niveles de $13 pesos por dólar, entonces tendríamos una moneda nacional sobrevaluada 2.22 por ciento.
La cuestión de la sobre o sub valuación de nuestra moneda es muy importante, ya que ésta le merma o le aumenta la competitividad a la planta productiva nacional frente al resto del mundo. Así pues, cuando el peso está sobrevaluado nuestros productos resultan más caros en el mundo, y si el peso está subvaluado nuestros productos resultan más baratos. Un ejemplo muestra lo anterior: supongamos que una empresa produce un par de zapatos a $100 pesos. Si el dólar está a $11.50 pesos este empresario podría vender su producto en el exterior a $8.69 dólares (ignorando costos de comercialización), pero si el dólar está a $13.50 pesos, entonces este mismo fabricante podrá vender su producto en el exterior en $7.40 dólares. Así, de esta manera queda claro que los productos mexicanos se hacen más competitivos con un dólar caro, y esto sin duda beneficia a los fabricantes nacionales.
Este hecho es algo que es sabido por los distintos países, y por eso escuchamos que ahora en día se libra a nivel mundial una “guerra cambiaria”, y desde luego que el vencedor pareciera ser el que deprecia más su moneda porque se vuelve más competitivo en relación a sus competidores.
Es verdad que un dólar caro hace que los insumos importados por la planta productiva nacional sean más caros, pero la realidad es que si un producto tiene el 30 o 50 por ciento de sus componentes importados, de todas formas el productos gana porque la mano de obra y los insumos hechos en México se hacen más baratos comparativamente hablando. Veamos un ejemplo: suponga que el tipo de cambio es de $11.50 pesos por dólar y que un par de zapatos se produce en México en $100 pesos (costo de $8.69 dólares). Supongamos también que de los $100 pesos de costo, $30 pesos corresponden a insumos importados a un tipo de cambio de $11.50 pesos por dólar (esto implica que este zapato lleva $2.61 dólares de insumos importados). Si ahora el dólar está a $13.50 pesos, entonces la parte de componente importado costará $35.21 pesos ($2.61 dólares multiplicado por $13.50 pesos por dólar), y el costo final del zapato sería de $105.21 pesos, pero al tipo de cambio más caro el precio en dólares del par de zapatos será $7.79 dólares. Así pues, se demuestra que aunque el producto lleve componentes importados, la depreciación del peso hace que los productos importados sean más baratos.
Otro punto es que si los productos mexicanos se hacen relativamente más baratos por un ajuste en el tipo de cambio, también hay ventajas para los que no exportan. ¿Cómo ocurre esto? Pues muy sencillo, el aumento en el precio del dólar hace que todos los productos mexicanos en dólares sean más baratos, y de esa forma tendrían un precio más bajo que el producto importado, por lo que aunque la empresa no exporte se ve beneficiada por una menor competencia del exterior.
Y todo esto se traduce en un crecimiento de la planta productiva nacional y del empleo, que es lo que más le urge a este país.
Otro punto adicional a destacar es que un dólar caro es más efectivo que cualquier medida gubernamental tendiente a combatir la subvaluación y triangulación. Es decir, a pesar de que nuestras aduanas están llenas de agujeros, de un dólar “caro” nadie se salva. Por más que un importador quiera violar la ley subfacturando y evadiendo impuestos, no se va a salvar de tener que comprar dólares a un precio más alto para traerse sus importaciones, y en ese sentido hay un beneficio para la planta productiva nacional.
Ante todo lo anteriormente expuesto, se debe felicitar a Agustín Carstens, Gobernador del Banco de México por no haber intervenido en el mercado cambiario para tratar de regresar la paridad peso-dólar a un nivel más bajo. Si bien es cierto que se espera que en el mediano plazo, cuando haya mayor claridad sobre lo que va a hacer Europa con su crisis de deuda, las cosas retomarán su nivel, es muy positivo que no haya intervención del Banxico y que la planta productiva nacional pueda gozar de un tipo de cambio en un nivel más cercano a su nivel real.
Cabe también apuntar que a las empresas mexicanas les favorece un dólar caro por otra cuestión elemental. Si en el año 2010 México exportó al mundo productos por $298 mil 473 millones de dólares, y eso se hizo a un tipo de cambio promedio de $12.66 pesos por dólar, eso significa que los ingresos en pesos por exportaciones sumaron 3.78 billones de pesos. Si en México exportamos el mismo monto en 2011, pero a un tipo de cambio de $13.50, entonces los ingresos por exportaciones en pesos serían de $4.029 billones de pesos. Es decir, este ajuste en un tipo de cambio promedio de $12.66 a $13.50 le daría a las empresas mexicanas $249 mil millones de pesos más en ingresos, y de ahí una parte se iría para la Secretaría de Hacienda.
En la medida en que las empresas nacionales tienen más utilidades, les quedan más recursos para invertir y crecer, de esta manera contribuyendo a la creación de empleos en México, y no en otras partes del mundo.
Así pues, el ajuste al alza en el tipo de cambio es positivo para el país en su conjunto. Nos hace más competitivos, y esto nos permite aumentar nuestras exportaciones, compensando con ello la debilidad del mercado interno. Y claro que al ser más competitivos mundialmente, será más fácil para las empresas mexicanas salir a conquistar otros mercados para disminuir nuestra dependencia en exportaciones con los Estados Unidos, destino del 82 por ciento de nuestras ventas al exterior.
En conclusión podemos señalar que la experiencia histórica nos ha mostrado que la planta productiva crece cuando tenemos un tipo de cambio competitivo, ya que el mercado interno no nos da para que haya un desarrollo nacional. Así pues, esperemos que no le metan mano al tipo de cambio, y que inclusive el Banco de México pondere que la inflación está bajo control y tome una decisión de política monetaria correcta en el contexto global: bajar tasas de interés. Eso es lo que requiere el país, y esperamos que el Banxico actúe en consecuencia.
Director General GAEAP*
El tipo de cambio peso-dólar ha acrecentado su volatilidad en estos últimos días; a tal grado que pasó de un nivel de $11.62 pesos por billete verde el 26 de julio hasta llegar a los $13.88 pesos por dólar el 22 de septiembre. Esto implica un aumento en el precio del dólar de 19.44 por ciento en menos de dos meses. Al momento de escribir estas líneas el dólar se vende en $13.5940 pesos en su cotización interbancaria, y la perspectiva es aún incierta, ya que si bien la expectativa va en el sentido de que en el mediano plazo el dólar bajará de precio (por el exceso de liquidez a nivel mundial), en el corto plazo todo puede suceder.
Es evidente que a muchos les molesta que el dólar esté “tan caro”, sobre todo a los importadores y a quienes gustan de vacacionar en el extranjero. Pero la realidad es que un dólar en un nivel en torno a los $13.50 pesos beneficia al país más que uno que esté en $11.50, y a continuación explicaré porqué.
Un primer aspecto técnico que se debe tomar en consideración es el nivel del tipo de cambio real, ya que éste permite calcular si nuestra moneda está sobre o sub valuada con respecto a nuestro principal socio comercial. Así pues, haciendo un ejercicio en el que comparamos los diferenciales de inflación entre Estados Unidos y México, acumulados desde enero de 1997 hasta septiembre de 2011, vemos que el tipo de cambio de equilibrio es uno de $13.2947 pesos por dólar. Por lo tanto, si el tipo de cambio diario se encuentra en un nivel por debajo de los $13.2947 podemos decir que el peso está sobrevaluado y si el tipo de cambio está por encima de los $13.2947 entonces afirmamos que el peso está subvaluado.
De esta manera, el dólar en el nivel actual de $13.5940 implica que el peso esta subvaluado en 2.25 por ciento, pero si se regresa a niveles de $13 pesos por dólar, entonces tendríamos una moneda nacional sobrevaluada 2.22 por ciento.
La cuestión de la sobre o sub valuación de nuestra moneda es muy importante, ya que ésta le merma o le aumenta la competitividad a la planta productiva nacional frente al resto del mundo. Así pues, cuando el peso está sobrevaluado nuestros productos resultan más caros en el mundo, y si el peso está subvaluado nuestros productos resultan más baratos. Un ejemplo muestra lo anterior: supongamos que una empresa produce un par de zapatos a $100 pesos. Si el dólar está a $11.50 pesos este empresario podría vender su producto en el exterior a $8.69 dólares (ignorando costos de comercialización), pero si el dólar está a $13.50 pesos, entonces este mismo fabricante podrá vender su producto en el exterior en $7.40 dólares. Así, de esta manera queda claro que los productos mexicanos se hacen más competitivos con un dólar caro, y esto sin duda beneficia a los fabricantes nacionales.
Este hecho es algo que es sabido por los distintos países, y por eso escuchamos que ahora en día se libra a nivel mundial una “guerra cambiaria”, y desde luego que el vencedor pareciera ser el que deprecia más su moneda porque se vuelve más competitivo en relación a sus competidores.
Es verdad que un dólar caro hace que los insumos importados por la planta productiva nacional sean más caros, pero la realidad es que si un producto tiene el 30 o 50 por ciento de sus componentes importados, de todas formas el productos gana porque la mano de obra y los insumos hechos en México se hacen más baratos comparativamente hablando. Veamos un ejemplo: suponga que el tipo de cambio es de $11.50 pesos por dólar y que un par de zapatos se produce en México en $100 pesos (costo de $8.69 dólares). Supongamos también que de los $100 pesos de costo, $30 pesos corresponden a insumos importados a un tipo de cambio de $11.50 pesos por dólar (esto implica que este zapato lleva $2.61 dólares de insumos importados). Si ahora el dólar está a $13.50 pesos, entonces la parte de componente importado costará $35.21 pesos ($2.61 dólares multiplicado por $13.50 pesos por dólar), y el costo final del zapato sería de $105.21 pesos, pero al tipo de cambio más caro el precio en dólares del par de zapatos será $7.79 dólares. Así pues, se demuestra que aunque el producto lleve componentes importados, la depreciación del peso hace que los productos importados sean más baratos.
Otro punto es que si los productos mexicanos se hacen relativamente más baratos por un ajuste en el tipo de cambio, también hay ventajas para los que no exportan. ¿Cómo ocurre esto? Pues muy sencillo, el aumento en el precio del dólar hace que todos los productos mexicanos en dólares sean más baratos, y de esa forma tendrían un precio más bajo que el producto importado, por lo que aunque la empresa no exporte se ve beneficiada por una menor competencia del exterior.
Y todo esto se traduce en un crecimiento de la planta productiva nacional y del empleo, que es lo que más le urge a este país.
Otro punto adicional a destacar es que un dólar caro es más efectivo que cualquier medida gubernamental tendiente a combatir la subvaluación y triangulación. Es decir, a pesar de que nuestras aduanas están llenas de agujeros, de un dólar “caro” nadie se salva. Por más que un importador quiera violar la ley subfacturando y evadiendo impuestos, no se va a salvar de tener que comprar dólares a un precio más alto para traerse sus importaciones, y en ese sentido hay un beneficio para la planta productiva nacional.
Ante todo lo anteriormente expuesto, se debe felicitar a Agustín Carstens, Gobernador del Banco de México por no haber intervenido en el mercado cambiario para tratar de regresar la paridad peso-dólar a un nivel más bajo. Si bien es cierto que se espera que en el mediano plazo, cuando haya mayor claridad sobre lo que va a hacer Europa con su crisis de deuda, las cosas retomarán su nivel, es muy positivo que no haya intervención del Banxico y que la planta productiva nacional pueda gozar de un tipo de cambio en un nivel más cercano a su nivel real.
Cabe también apuntar que a las empresas mexicanas les favorece un dólar caro por otra cuestión elemental. Si en el año 2010 México exportó al mundo productos por $298 mil 473 millones de dólares, y eso se hizo a un tipo de cambio promedio de $12.66 pesos por dólar, eso significa que los ingresos en pesos por exportaciones sumaron 3.78 billones de pesos. Si en México exportamos el mismo monto en 2011, pero a un tipo de cambio de $13.50, entonces los ingresos por exportaciones en pesos serían de $4.029 billones de pesos. Es decir, este ajuste en un tipo de cambio promedio de $12.66 a $13.50 le daría a las empresas mexicanas $249 mil millones de pesos más en ingresos, y de ahí una parte se iría para la Secretaría de Hacienda.
En la medida en que las empresas nacionales tienen más utilidades, les quedan más recursos para invertir y crecer, de esta manera contribuyendo a la creación de empleos en México, y no en otras partes del mundo.
Así pues, el ajuste al alza en el tipo de cambio es positivo para el país en su conjunto. Nos hace más competitivos, y esto nos permite aumentar nuestras exportaciones, compensando con ello la debilidad del mercado interno. Y claro que al ser más competitivos mundialmente, será más fácil para las empresas mexicanas salir a conquistar otros mercados para disminuir nuestra dependencia en exportaciones con los Estados Unidos, destino del 82 por ciento de nuestras ventas al exterior.
En conclusión podemos señalar que la experiencia histórica nos ha mostrado que la planta productiva crece cuando tenemos un tipo de cambio competitivo, ya que el mercado interno no nos da para que haya un desarrollo nacional. Así pues, esperemos que no le metan mano al tipo de cambio, y que inclusive el Banco de México pondere que la inflación está bajo control y tome una decisión de política monetaria correcta en el contexto global: bajar tasas de interés. Eso es lo que requiere el país, y esperamos que el Banxico actúe en consecuencia.
Director General GAEAP*
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