viernes, 2 de septiembre de 2011

PEMEX ¿REFORMA ENERGÉTICA O FLUJO DE CAJA DEL GOBIERNO?

Guillermo Lanché Guevara* / El Universal
Petróleos Mexicanos, la empresa más grande de nuestro país y la que más ingresos por exportaciones genera al gobierno federal, se encuentra una vez más en los ojos de los críticos. En semanas pasadas, en uno de los periódicos de mayor circulación del noreste de México, el encabezado de la sección principal señalaba: “Pierde Pemex en 2010 y aún así da aumento”; y en el desarrollo del artículo se da a conocer que las pérdidas generadas por la paraestatal sumaron 47,500 millones de pesos, cifra alarmante de por sí, sólo que en ninguna parte del texto se menciona que las pérdidas fueron generadas en su mayoría por la elevada carga impositiva que año con año se registra en sus estados financieros, provocando que el patrimonio disminuya cada vez más.
Para fundamentar lo anterior es necesario revisar el informe financiero que la propia empresa emitió con cifras al cierre del 2010, donde efectivamente se da a conocer que las pérdidas generadas son del orden de 47,463 millones de pesos, además de que en el 2009 las pérdidas fueron de 94,682 millones y en el 2008 de 112, 076 millones de pesos. Ante estas cifras cualquiera demandaría la venta o cierre de la empresa; sin embargo, faltaría presentar los resultados financieros antes del Impuesto sobre la Renta, que son altamente rentables.
Pero, ¿cuál es la posible realidad de la situación financiera de Pemex? Basta analizar el cuadro de los datos tomados de los Estados Financieros de Pemex presentados en su página web al cierre del 2010 y dictaminados por KPMG, Cardenas Dosal, Auditores Externos, donde claramente se refleja que las utilidades antes de los impuestos para 2008, 2009 y 2010, se encuentran entre el 41.46% y el 49.63%; además de un costo de Ventas del 50% y un Gasto de Operación del 8.4%, estos dos últimos en promedio.
El principal problema de las pérdidas de la empresa es el alto porcentaje de la carga fiscal, pues los impuestos causados rebasan la utilidad antes de impuestos, situación totalmente anormal para una empresa, por eso, al compararse con las principales petroleras del mundo, éstas siempre presentan utilidades, al considerarles con un porcentaje impositivo de un 30% en promedio.
Algo que no es reflejado en los comentarios periodísticos es la falta de autonomía de gestión, pues Pemex está sujeto a una asignación presupuestal tanto para su Gasto Corriente como para sus Proyectos de Inversión, como los importes que para el 2010 recibió: de 416 y 263 miles de millones de pesos, respectivamente; de acuerdo a lo publicado en el Diario Oficial de la Federación del Presupuesto Gubernamental para ese ejercicio. Lo anterior, comparado con las ventas efectuadas de 1 billón 282 mil millones de pesos, le obliga a generar deuda año con año para poder solventar sus compromisos, una deuda que aumenta en cada ejercicio, como sucedió entre el 2009 y 2010 en que aumentó de 529,000 a 575,000 millones para poder hacer frente a sus necesidades de flujo de efectivo, aunado al hecho de generar anticipos diarios, semanales y pagos provisionales mensuales de 182,051; 182,052 y 178,670 millones de pesos respectivamente, para cubrir el Derecho Ordinario sobre Hidrocarburos (DOSH) que cubre Pemex Exploración y Producción y que equivalen a una tasa del 73% anual
En este contexto se puede mencionar que Pemex es razonablemente productivo, pues el presupuesto de egresos que se le autoriza es sobre un precio del barril de petróleo crudo para exportación fijado de antemano, por lo que cualquier aumento que tenga el petróleo en el mercado mundial, es absorbido directamente por el Gobierno Federal como excedente por los precios del petróleo y utilizado para cubrir su gasto corriente, basta recordar la época dorada del sexenio anterior, en la cual el precio del petróleo alcanzó los 120 dólares por barril.
¿Cuál empresa que se considera rentable puede salir adelante sin una autonomía de gestión? La respuesta apropiada sería ninguna; por eso la Reforma Energética urge para que Pemex pueda ser autosuficiente, controlar sus propios ingresos, eficientando aún más la producción como el hecho actual de que el gasto de operación es de apenas un 8.4% en promedio.
La única desventaja sería entonces que el Gobierno Federal perdería todos los ingresos adicionales que a la fecha se obtienen tanto por el incremento en las exportaciones de petróleo, como por la elevada carga fiscal actual que tiene que soportar la entidad paraestatal. A cambio de eso estaríamos seguros de que se convertiría en una empresa altamente rentable al comprarle al Gobierno el Petróleo Crudo y el Gas, para exportarlo al precio de mercado y controlando sus propios ingresos, generando de esa forma la inversión necesaria para producir más gasolina, gas y productos petroquímicos, eliminando las importaciones que ahora se realizan.
*Docente en las licenciaturas de Negocios Internacionales, Finanzas y Contabilidad. Universidad del Valle de México

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