El presidente de la Reserva Federal dio garantías de que actuará si las cosas van a peor
SANDRO POZZI | Nueva York / EL PAÍS
Ben Bernanke se esforzó ayer ante el Capitolio por dejar claro que no habrá recesión en EE UU. Aunque admitió que hay factores "persistentes", como la crisis de la deuda soberana en Europa, que seguirán lastrando el crecimiento. El presidente de la Reserva Federal apuesta por un repunte en el segundo semestre y dio a la vez garantías de que actuará si las cosas van a peor.
Goldman Sachs se adelantó a su testimonio presentando una imagen sombría de la economía de EE UU, que atribuyó en buena medida al efecto de la crisis en la periferia europea. Jan Hatzius, su economista jefe, dijo que la mayor potencia del mundo está por ello "al borde de la recesión", aunque también se mostró confiado en que se evitará. Las posibilidades, dijo, son del 40%.
No es 2008, coinciden otros analistas en Wall Street, pero hay cosas que lo recuerdan o hacen sentirlo casi igual. Y como entonces, la correa de transmisión vuelve a ser el sector financiero, aunque funciona a la inversa, desde Europa hacia EE UU. Es el factor clave, junto al impacto en las exportaciones de una eventual recesión europea y por la reducida disponibilidad de crédito.
Bernanke también dijo en este sentido que la volatilidad que provoca la crisis europea tendrá un efecto negativo indirecto en el crecimiento estadounidense. "Me preocupa, por eso seguimos muy de cerca la exposición de nuestros bancos", señaló. En el caso de Grecia, Irlanda y Portugal el impacto es "mínimo", aunque se complicaría si salpica al corazón de la zona euro o hubiera una quiebra "descontrolada" en Atenas.
La Fed, aseguró Bernanke, confía en los mecanismos que tiene en marcha Europa para dar liquidez a su sector financiero y afrontar la situación, que apoya con créditos en dólares. Y aunque explicó que los bancos en EE UU tienen ahora un mayor colchón de capital que hace tres años, garantizó que está "listo para inyectar liquidez si lo necesitan". "No lo anticipamos", precisó.
Europa no es el único motivo por el que el crecimiento en EE UU se frenó en el arranque del año. Bernanke señaló de nuevo que la salida de la crisis está siendo más lenta y menos robusta de lo que esperaba la Fed. E indicó que la pasada recesión fue más profunda de lo que se pensaba meses atrás. Eso, añadió, afectará sin duda a la marcha del empleo y del consumo.
Su previsión es que para el segundo semestre "la expansión sea más rápida que en la primera mitad". Habló de que esta anemia en el arranque de 2011 puede atribuirse a "factores temporales", como alza del petróleo por la Primavera árabe o el terremoto en Japón. Pero también hay "elementos persistentes" que lastrarán la actividad económica a partir de ahora.
Y junto a la crisis de la deuda soberana europea, citó el desajuste fiscal que también sufre EE UU. Por eso pidió a los legisladores en el Congreso y a la Casa Blanca que hagan su parte a la hora de apoyar el crecimiento e incentivar la creación de empleo: "la política monetaria es un instrumento, no la panacea para solucionar los problemas que afronta la economía".
Eso sí, volvió a dejar claro que la Fed actuará si las cosas en la economía y en el sistema financiero empeoran. Ninguna opción está al margen, aunque dejó claro que en este momento no se plantea reactivar la máquina de hacer dinero para comprar más deuda. "No tenemos planes inmediatos para hacerlo", precisó. La estrategia marcada en la última reunión es, dijo, la adecuada.
Hubo también preguntas de los congresistas al fenómeno de protesta social, como el movimiento Ocupa Wall Street, que está prendiendo en EE UU. El presidente Bernanke dijo que, "como otros, también estoy decepcionado" con la lenta marcha de la economía y una tasa de paro superior al 9%.
SANDRO POZZI | Nueva York / EL PAÍS
Ben Bernanke se esforzó ayer ante el Capitolio por dejar claro que no habrá recesión en EE UU. Aunque admitió que hay factores "persistentes", como la crisis de la deuda soberana en Europa, que seguirán lastrando el crecimiento. El presidente de la Reserva Federal apuesta por un repunte en el segundo semestre y dio a la vez garantías de que actuará si las cosas van a peor.
Goldman Sachs se adelantó a su testimonio presentando una imagen sombría de la economía de EE UU, que atribuyó en buena medida al efecto de la crisis en la periferia europea. Jan Hatzius, su economista jefe, dijo que la mayor potencia del mundo está por ello "al borde de la recesión", aunque también se mostró confiado en que se evitará. Las posibilidades, dijo, son del 40%.
No es 2008, coinciden otros analistas en Wall Street, pero hay cosas que lo recuerdan o hacen sentirlo casi igual. Y como entonces, la correa de transmisión vuelve a ser el sector financiero, aunque funciona a la inversa, desde Europa hacia EE UU. Es el factor clave, junto al impacto en las exportaciones de una eventual recesión europea y por la reducida disponibilidad de crédito.
Bernanke también dijo en este sentido que la volatilidad que provoca la crisis europea tendrá un efecto negativo indirecto en el crecimiento estadounidense. "Me preocupa, por eso seguimos muy de cerca la exposición de nuestros bancos", señaló. En el caso de Grecia, Irlanda y Portugal el impacto es "mínimo", aunque se complicaría si salpica al corazón de la zona euro o hubiera una quiebra "descontrolada" en Atenas.
La Fed, aseguró Bernanke, confía en los mecanismos que tiene en marcha Europa para dar liquidez a su sector financiero y afrontar la situación, que apoya con créditos en dólares. Y aunque explicó que los bancos en EE UU tienen ahora un mayor colchón de capital que hace tres años, garantizó que está "listo para inyectar liquidez si lo necesitan". "No lo anticipamos", precisó.
Europa no es el único motivo por el que el crecimiento en EE UU se frenó en el arranque del año. Bernanke señaló de nuevo que la salida de la crisis está siendo más lenta y menos robusta de lo que esperaba la Fed. E indicó que la pasada recesión fue más profunda de lo que se pensaba meses atrás. Eso, añadió, afectará sin duda a la marcha del empleo y del consumo.
Su previsión es que para el segundo semestre "la expansión sea más rápida que en la primera mitad". Habló de que esta anemia en el arranque de 2011 puede atribuirse a "factores temporales", como alza del petróleo por la Primavera árabe o el terremoto en Japón. Pero también hay "elementos persistentes" que lastrarán la actividad económica a partir de ahora.
Y junto a la crisis de la deuda soberana europea, citó el desajuste fiscal que también sufre EE UU. Por eso pidió a los legisladores en el Congreso y a la Casa Blanca que hagan su parte a la hora de apoyar el crecimiento e incentivar la creación de empleo: "la política monetaria es un instrumento, no la panacea para solucionar los problemas que afronta la economía".
Eso sí, volvió a dejar claro que la Fed actuará si las cosas en la economía y en el sistema financiero empeoran. Ninguna opción está al margen, aunque dejó claro que en este momento no se plantea reactivar la máquina de hacer dinero para comprar más deuda. "No tenemos planes inmediatos para hacerlo", precisó. La estrategia marcada en la última reunión es, dijo, la adecuada.
Hubo también preguntas de los congresistas al fenómeno de protesta social, como el movimiento Ocupa Wall Street, que está prendiendo en EE UU. El presidente Bernanke dijo que, "como otros, también estoy decepcionado" con la lenta marcha de la economía y una tasa de paro superior al 9%.
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