El miércoles Repsol YPF celebra el Consejo de Administración ordinario de octubre y, por ese motivo, este domingo aterrizó en Madrid Juan José Suárez Coppel, director general de Pemex. El directivo mexicano está informado de los drásticos cambios que ha experimentado la escena en los últimos días, con la destitución de Luis del Rivero de la presidencia de Sacyr, el socio con el que él firmó un pacto de sindicación de acciones para tomar el control de la petrolera española, así como del encuentro "cordial y provechoso" que tuvieron el viernes los nuevos presidente y vicepresidente de la constructora, Manuel Manrique y Demetrio Carceller, con el presidente de la petrolera española, Antonio Brufau, que, por cierto, siempre tuvo información en tiempo real del desarrollo del Consejo de Sacyr el jueves.
¿Qué se entiende por cordial y provechoso? Aunque en la reunión del viernes hablaron poco del pacto con Pemex, parece que al menos Sacyr acepta romperlo, como pidió la mayoría del Consejo de Repsol en septiembre y una vez que Del Rivero ha quedado descabalgado. Otra cosa es lo que haga Pemex. De momento, no ha querido hacer comentario alguno; pero ahora se ve abocada a revisar sus planteamientos. Así que lo más seguro es que, desde hoy mismo hasta el miércoles, Suárez Coppel tendrá una agenda más apretada de lo que tenía previsto y se reúna con todos los protagonistas que se mueven por este alterado escenario, y entre bambalinas, que hay unos cuantos.
Manrique ya ha comunicado a Suárez Coppel que el nuevo bloque mayoritario en Sacyr quiere explicarle los cambios. Manrique ha estado presionado por el grupo de accionistas formado por Carceller, Juan Abelló y las cajas (NCG, Bankia, Unicaja y CMN) y por la banca acreedora para vender parte del capital en Repsol y hacer frente a la deuda. Advirtió de ello a Del Rivero y, ante la falta de acuerdo, se decantó por romper una alianza de más de 25 años que el ya expresidente consideró como una traición.
Ahora los nuevos responsables de la constructora pueden desprenderse de una parte de Repsol, aunque eso suponga vender con minusvalías (unos 1.700 millones por el 20%). Según el pacto, Pemex tiene preferencia; pero el propio Suárez Coppel dijo ante el Parlamento de su país que no iba a pasar del 10% (tiene el 9,48%). Puede cambiar de opinión; pero para comprar tendría que recibir la autorización de la banca acreedora, que tiene las acciones como garantía.
También se prepara una reunión bilateral con Brufau y una conjunta de todos los socios. Mientras, tiene apalabrada otra con Isidro Fainé, presidente de La Caixa, accionista histórico de Repsol con el 12,5%. Fainé, que se sintió ninguneado y dolido por el pacto hecho a sus espaldas, invitó a desayunar a Suárez Coppel la mañana siguiente al Consejo del 28 de septiembre sin la presencia del, hasta entonces, inseparable Del Rivero. Fainé le transmitió la necesidad de alcanzar un acuerdo. Incluso aceptó estudiar la posibilidad de nombrar un consejero delegado. En ese sentido, Fainé y Brufau ya habían hablado de esa posibilidad y surgió el nombre de Nemesio Fernández-Cuesta, un hombre de la casa. No obstante parece que el debate era solo una excusa y ha quedado al margen.
¿Y Del Rivero? La jugada que le tendieron le pilló de sorpresa. Sigue siendo vicepresidente de Repsol por Sacyr, aunque al ser desautorizado en su empresa, lo lógico es que dimita. Controla con José Manuel Loureda, también consejero de Repsol, y Javier Gayo el 26,95%, más el 10% que suman José Moreno y Tomás Fuertes. Es decir, un 37%. La otra parte congrega cerca del 44%. La diferencia la marca el 6% de Manrique. Es decir, la convocatoria de una junta extraordinaria para que su grupo recupere el cargo -no necesariamente él- le da pocas posibilidades.
Fuente: El País
¿Qué se entiende por cordial y provechoso? Aunque en la reunión del viernes hablaron poco del pacto con Pemex, parece que al menos Sacyr acepta romperlo, como pidió la mayoría del Consejo de Repsol en septiembre y una vez que Del Rivero ha quedado descabalgado. Otra cosa es lo que haga Pemex. De momento, no ha querido hacer comentario alguno; pero ahora se ve abocada a revisar sus planteamientos. Así que lo más seguro es que, desde hoy mismo hasta el miércoles, Suárez Coppel tendrá una agenda más apretada de lo que tenía previsto y se reúna con todos los protagonistas que se mueven por este alterado escenario, y entre bambalinas, que hay unos cuantos.
Manrique ya ha comunicado a Suárez Coppel que el nuevo bloque mayoritario en Sacyr quiere explicarle los cambios. Manrique ha estado presionado por el grupo de accionistas formado por Carceller, Juan Abelló y las cajas (NCG, Bankia, Unicaja y CMN) y por la banca acreedora para vender parte del capital en Repsol y hacer frente a la deuda. Advirtió de ello a Del Rivero y, ante la falta de acuerdo, se decantó por romper una alianza de más de 25 años que el ya expresidente consideró como una traición.
Ahora los nuevos responsables de la constructora pueden desprenderse de una parte de Repsol, aunque eso suponga vender con minusvalías (unos 1.700 millones por el 20%). Según el pacto, Pemex tiene preferencia; pero el propio Suárez Coppel dijo ante el Parlamento de su país que no iba a pasar del 10% (tiene el 9,48%). Puede cambiar de opinión; pero para comprar tendría que recibir la autorización de la banca acreedora, que tiene las acciones como garantía.
También se prepara una reunión bilateral con Brufau y una conjunta de todos los socios. Mientras, tiene apalabrada otra con Isidro Fainé, presidente de La Caixa, accionista histórico de Repsol con el 12,5%. Fainé, que se sintió ninguneado y dolido por el pacto hecho a sus espaldas, invitó a desayunar a Suárez Coppel la mañana siguiente al Consejo del 28 de septiembre sin la presencia del, hasta entonces, inseparable Del Rivero. Fainé le transmitió la necesidad de alcanzar un acuerdo. Incluso aceptó estudiar la posibilidad de nombrar un consejero delegado. En ese sentido, Fainé y Brufau ya habían hablado de esa posibilidad y surgió el nombre de Nemesio Fernández-Cuesta, un hombre de la casa. No obstante parece que el debate era solo una excusa y ha quedado al margen.
¿Y Del Rivero? La jugada que le tendieron le pilló de sorpresa. Sigue siendo vicepresidente de Repsol por Sacyr, aunque al ser desautorizado en su empresa, lo lógico es que dimita. Controla con José Manuel Loureda, también consejero de Repsol, y Javier Gayo el 26,95%, más el 10% que suman José Moreno y Tomás Fuertes. Es decir, un 37%. La otra parte congrega cerca del 44%. La diferencia la marca el 6% de Manrique. Es decir, la convocatoria de una junta extraordinaria para que su grupo recupere el cargo -no necesariamente él- le da pocas posibilidades.
Fuente: El País
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