El país está en rezago por falta de acuerdos; Brasil bajó sus costos hasta 40%
México toma el camino largo en la ruta de poner al alcance de la población medicamentos a precio accesible. Las autoridades podrían ayudar a que los mexicanos paguen en promedio 65% menos por lo que compran en la farmacia, como hacen otros países, mediante esquemas de afiliación universal a los sistemas de atención social del Estado y su poder de negociación con laboratorios y distribuidoras farmacéuticas para bajar precios al público.
Además de dedicar menos dinero a la salud que otros países, México se rezaga en la aplicación de medidas que faciliten el acceso a los fármacos en momentos en que la población entra en un proceso de envejecimiento que aumenta los costos de la atención médica tanto para el erario como para los mexicanos en lo individual por la incidencia de enfermedades crónicas.
En consecuencia, los mexicanos son entre los países de la OCDE los que más gastan de su bolsillo para comprar medicinas, con 47.8% respecto del gasto total en salud (el promedio en la organización es de 19.5%), lo que constituye un negocio atractivo para laboratorios y distribuidoras valorado en alrededor de 130 mil millones de pesos.
Entre las políticas que otras naciones aplican para reducir el costo de medicamentos a la población están los esquemas de reembolso, la difusión masiva de precios a los que compra el gobierno e incluso la entrega gratuita de fármacos para los padecimientos crónicos más comunes. México ha optado por medidas de mercado como el impulso de la competencia entre farmacéuticos mediante la introducción en 2005 de los genéricos intercambiables (GI) y la eliminación en 2008 del requisito de planta como condición para que laboratorios extranjeros puedan vender productos en el país; también creó el Seguro Popular como instrumento para lograr la cobertura universal de los servicios de salud, pero los beneficios de estas medidas tardarán aún tiempo en llegar.
El gobierno ha dejado de lado medidas de corto plazo que dan resultados eficaces, como utilizar su capacidad de negociación en compras públicas.
La Secretaría de Salud, IMSS, ISSSTE, las áreas de salud de las fuerzas armadas y Pemex negocian por separado, mientras que en el caso del Seguro Popular, cada entidad federativa hace sus propias compras y contrata la distribución, sin rendir informes sobre los términos de los contratos como el precio al que compran y a quién.
Negocian precios caros
Un caso insólito es el de Pemex, que adquiere únicamente productos de patente a precios altos, aún en los casos de fármacos que ya tienen una versión genéricos intercambiables (GI).
“Lo hace así porque tienen un contrato con su sindicato que les permite hacerlo y no lo han cambiado —señala Ernesto Saro, senador de la república e integrante de la comisión de salud—. Ellos creen que los medicamentos de marca son mejores que los GI, y como no les cuesta en forma directa, no les importa.”, explica el legislador.
Intereses sectoriales y una política de salud orientada al mercado elevan el gasto en medicamentos del gobierno y deja a la población no afiliada a las instituciones públicas (y a la que a pesar de serlo no confía en el servicio de éstas) sin alternativas frente a los altos precios de los medicamentos de patente.
Como resultado, México tiene un mercado privado de medicamentos inusualmente alto, que representa de 70% a 80% del mercado farmacéutico total —valuado según la consultora internacional IMS Health en 178 mil millones de pesos—, sobre todo si se le compara con países como España y Alemania, en que representa 25% del total o con Inglaterra donde el paciente no paga por medicinas.
Una manera de abaratar los medicamentos que aplican algunos de estos países se conoce como reembolso. Para ello, el ministerio de salud hace un listado de los productos de patente más demandados, incluidos los utilizados contra padecimientos crónicos, bajo la premisa de que, si el Estado no puede dar cobertura social a todos los ciudadanos, al menos debe absorber una parte del costo de los fármacos adquiridos en la farmacia para que al ciudadano le cuesten lo mismo que un medicamento GI. “Todos los días se actualiza la canasta y todo mundo sabe qué producto tiene el beneficio del reembolso —dice Dagoberto Cortés, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (Anafam). El mejor ejemplo es Italia o España, donde el ahorro para la gente es de 60%”.
El caso de Brasil
Brasil también está pasos adelante de México. Desde el año pasado, todos los fármacos contra diabetes, hipertensión arterial y colesterol son gratuitos, bajo el principio de que es más barato regalar estos fármacos que dar atención hospitalaria una vez que la enfermedad ha evolucionado.
Hay estudios que muestran que esta medida ha permitido ahorros de 40% en el gasto de la seguridad social brasileña al prevenir ataques de hipertensión y diabéticos descompensados, dice Cortés.
Para sacar adelante estos esquemas, los gobiernos acuerdan con los laboratorios un precio especial para los productos de una canasta básica previamente establecida conforme al perfil epidemiológico de la población.
México tampoco ha adoptado la práctica internacional de publicar en internet los pecios de los medicamentos con la finalidad de transparentar el mercado y que los consumidores puedan hacer compras informadas.
Un primer paso para aplicar estas políticas es que haya cobertura universal de los servicios públicos de salud, y México está lejos aún de lograrlo. Las autoridades dicen que al término del presente gobierno en diciembre de 2012 el Seguro Popular dará cobertura a los mexicanos que no son derechohabientes de otras instituciones, sin embargo este seguro no cubre todos los padecimientos ni su utilización está suficientemente difundida.
“Aunque se dice que 90% de los mexicanos tienen cobertura (del Seguro Popular), cuando vemos lo que se vende de medicamentos en farmacias es claro que algo está mal”, dice Cortés.
Poco gasto en salud
México gasta poco en salud y mucho en medicamentos. El presupuesto para salud es de 82.3 dólares per cápita, apenas 6% del PIB; el segundo más bajo dentro de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), por lo que está muy lejos del promedio de 2.934 dólares y 8.9% del PIB, dice un informe del organismo de 2007.
Al mismo tiempo, el gasto en medicamentos en México con respecto del gasto total en salud es el segundo más alto entre los países de la organización con 28.3% y con respecto del PIB es superior al promedio de OCDE con 1.4%. Aún así, las expectativas de vida de los mexicanos son de las más bajas entre los países del organismo, con 75 años, contra más de 82 de Japón.
Los genéricos que vienen
Se espera que las versiones GI de las sustancias liberadas (Atorvastatina, contra el colesterol, Pioglitazona contra la diabetes y Gemcitabina contra tumores cancerosos), saldrán al mercado con rebajas graduales de precios de 35% a 70% menores. En promedio, un medicamento GI cuesta 65% menos en el mercado privado que el de patente, dice Dagoberto Cortés, de Anafam.
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