lunes, 31 de octubre de 2011

BAJO EL SIGNO DE LA DESACELERACIÓN

José Luis de la Cruz Gallegos* / El Universal

Los efectos de la desaceleración de Estados Unidos han llegado al sector externo mexicano: en septiembre su tendencia ha comenzado un descenso en sus componentes más representativos. La salvaguarda que las manufacturas habían constituido se debilita. Lo anterior se conjuga con una dinámica similar para el caso de las ventas petroleras: su precio se ha estabilizado y con ello el oxígeno artificial que estaba llegando a las finanzas públicas se termina, solamente la alquimia legislativa y hacendaria permitirá tener ingresos excedentes: para 2012: colocan el precio esperado muy por debajo de su cotización actual, algo que en conjunto con un tipo de cambio mal estimado abrirá la posibilidad de que el sector público cuente con ingresos excedentes en un escenario de desaceleración económica.

La lección que el sector externo deja para México no termina ahí, también las importaciones tienen cosas que decir. La baja en las compras externas de bienes de capital señala que las empresas han moderado sus adquisiciones de maquinaria y equipo. Ello anuncia que los directivos prevén un cierre de 2011 y un año nuevo con un escenario poco positivo. La revisión de las cuentas externas también indica que las únicas compras al exterior que se mantienen en niveles elevados son aquellas vinculadas con los derivados del petróleo, gasolinas entre otras, situación que representa la dependencia que paradójicamente mantiene un país productor del hidrocarburo, y que constituye una muestra de la ausencia de un verdadero plan nacional de desarrollo, el cual aproveche los recursos energéticos de los que dispone en beneficio de sus empresas y población.

Debe mencionarse que sin contar al sector petrolero, México mantiene un déficit comercial superior a los 9.4 mil millones de dólares, esto refleja el financiamiento que los energéticos realizan para cubrir la incapacidad que tiene el país para incentivar la producción nacional de bienes finales, insumos intermedios y bienes de capital. En parte ello es atribuible a yerro que se comete al aplicar precios de gas, combustibles y energía eléctrica cada vez más elevados a un sector industrial que además es presa de la falta de competencia que persiste en el país. Por ello debe verse con cautela la cifra de crecimiento económico publicada para agosto, dicho resultado se encuentra fundamentado en un aumento extraordinario de casi 15% en el sector primario, la “revolución” agrícola y ganadera es poco sostenible para un país azotado por inundaciones y sequías. No puede soslayarse que la actividad industrial ya exhibe una baja en su ciclo, en gran parte atribuible a la desaceleración norteamericana. Dado que lo descrito influye sobre el mercado laboral, y con ello en sector servicios, es altamente probable que la información de septiembre reporte un debilitamiento de este último.

Lo anterior no es difícil de estimar, la caída en las remuneraciones de los trabajadores ejemplifica el escaso margen que la población de bajos ingresos tiene para enfrentar una desaceleración. El hecho de que el Indicador Trimestral de Actividad Económica, reporte que Campeche, Durango, Guerrero, Hidalgo, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa y Veracruz, ya exhiben una contracción o estancamiento, anuncia que entidades pobres entran en situación de precariedad a la fase de desaceleración global.

Todo esto se encuentra vinculado con la caída en la expectativa de los empresarios, prácticamente todas las encuestas señalan una prospectiva negativa, y en algunos casos ya se coloca en niveles similares a los que antecedieron a la crisis de 2009.

Por tanto, se tiene un escenario que previene sobre lo que acontece a nivel global. No tomar en cuenta los signos negativos puede ocasionar que en 2012 se observe un nuevo periodo que afecte al bienestar nacional.

*Director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México

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