Decenas de maestros en todo el mundo asesoran a empresas privadas y a banqueros
Enrique Del Val Blanco / ExcelsiorPoco a poco están apareciendo los verdaderos culpables de la última crisis económica y social, iniciada en 2008, que ha dejado en la pobreza a millones de personas en el mundo, sobre todo en los países desarrollados, y que en el corto plazo está llevando al traste a naciones como Grecia, Islandia, Portugal y seguramente España.
Recientemente se ha proyectado en diversos países el documental denominado Inside Job, que ha tenido un gran éxito, pues desnuda todos los enredos que hicieron los involucrados para salvarse una vez más. En él se ve claramente que, además de los políticos, los banqueros con sus grandes sueldos y las corruptas agencias de calificación, muchos académicos de las afamadas escuelas de negocios en el mundo han jugado un papel importante.
En un artículo publicado esta semana en el diario español El País se habla de las relaciones perniciosas entre académicos y banqueros que, entre otras cosas, han demeritado la profesión de los economistas, pues se les echa la culpa de no haber previsto, ni llamado la atención, sobre la crisis que indudablemente venía, principalmente en EU con las hipotecas y los fondos basura.
Habría que separar lo que es el estudio de la economía de los estudios de las escuelas de negocios; son dos cosas diferentes y los últimos han empezado a reconocer los errores que cometieron. Ha sido claro que los banqueros corrompieron a los profesores de esas escuelas para que los apoyaran en sus tesis sobre la urgente y necesaria desregulación de los mercados, lo cual fue el inicio de la debacle. Sin embargo, lo que se está conociendo es que este apoyo no ha sido gratuito sino que ha significado muchos miles de dólares para varios supuestamente “prestigiados” profesores de dichas escuelas.
Uno de los ejemplos más claros es el del profesor Glenn Hubbard, decano de una de las diez escuelas de negocios mejor clasificadas, la Columbia Business School. Este ilustre mentor recibió la cantidad de 100 mil dólares por testificar en favor de la empresa de fondos Bearn Stearns, la cual ha sido acusada de fraude por el gobierno estadunidense. Asimismo, recibió otra cantidad por publicar un estudio donde decía lo mejor de los productos derivados de la conocida y también corrupta Goldman Sachs, a lo que podemos agregar que también es directivo de una de las mayores empresas de seguros en el mundo, MetLife, y de otras más.
Lo genial de este decano es que cuando se le preguntó si no entraba en conflicto de intereses al percibir ingresos de empresas privadas por sus opiniones dijo simplemente que no. Este es el gran problema de las escuelas de negocios que tanto éxito han tenido, se prepara poco a los alumnos en análisis económico y se les prepara mucho en ganar y ganar dinero a cualquier costa. Así lo hemos visto en muchos casos.
Decenas de maestros en todo el mundo asesoran a empresas privadas y a banqueros, como es el caso de Martin Feldstein de Harvard, quien aparte de haber asesorado al presidente Reagan, fue uno de los impulsores de la desregulación financiera y era asalariado de la famosa empresa American International Group (AIG). La hoy presidenta de la Universidad de Brown, la señora Ruth Simmons, es también directiva de Goldman Sachs, según la información publicada, y tampoco le ve inconveniente a esto. El conocido señor Larry Summers, que tuvo que renunciar a la presidencia de la Universidad de Harvard por sus comentarios misóginos, asesoraba a fondos basura y se hacía de millones de dólares.
En resumen, los banqueros y las grandes empresas han corrompido a las escuelas de negocios, donde la teoría de la eficiencia de los mercados era el tótem sagrado e intocable y ahora están tratando de componer las cosas. Tan es así que apenas hace dos semanas, en la Universidad de Columbia aprobaron nuevas reglas de transparencia para evitar los conflictos de intereses y, de paso, lavarse la cara del dinero sucio que varios de sus grandes maestros han recibido por justificar el robo de los especuladores.
Recientemente se ha proyectado en diversos países el documental denominado Inside Job, que ha tenido un gran éxito, pues desnuda todos los enredos que hicieron los involucrados para salvarse una vez más. En él se ve claramente que, además de los políticos, los banqueros con sus grandes sueldos y las corruptas agencias de calificación, muchos académicos de las afamadas escuelas de negocios en el mundo han jugado un papel importante.
En un artículo publicado esta semana en el diario español El País se habla de las relaciones perniciosas entre académicos y banqueros que, entre otras cosas, han demeritado la profesión de los economistas, pues se les echa la culpa de no haber previsto, ni llamado la atención, sobre la crisis que indudablemente venía, principalmente en EU con las hipotecas y los fondos basura.
Habría que separar lo que es el estudio de la economía de los estudios de las escuelas de negocios; son dos cosas diferentes y los últimos han empezado a reconocer los errores que cometieron. Ha sido claro que los banqueros corrompieron a los profesores de esas escuelas para que los apoyaran en sus tesis sobre la urgente y necesaria desregulación de los mercados, lo cual fue el inicio de la debacle. Sin embargo, lo que se está conociendo es que este apoyo no ha sido gratuito sino que ha significado muchos miles de dólares para varios supuestamente “prestigiados” profesores de dichas escuelas.
Uno de los ejemplos más claros es el del profesor Glenn Hubbard, decano de una de las diez escuelas de negocios mejor clasificadas, la Columbia Business School. Este ilustre mentor recibió la cantidad de 100 mil dólares por testificar en favor de la empresa de fondos Bearn Stearns, la cual ha sido acusada de fraude por el gobierno estadunidense. Asimismo, recibió otra cantidad por publicar un estudio donde decía lo mejor de los productos derivados de la conocida y también corrupta Goldman Sachs, a lo que podemos agregar que también es directivo de una de las mayores empresas de seguros en el mundo, MetLife, y de otras más.
Lo genial de este decano es que cuando se le preguntó si no entraba en conflicto de intereses al percibir ingresos de empresas privadas por sus opiniones dijo simplemente que no. Este es el gran problema de las escuelas de negocios que tanto éxito han tenido, se prepara poco a los alumnos en análisis económico y se les prepara mucho en ganar y ganar dinero a cualquier costa. Así lo hemos visto en muchos casos.
Decenas de maestros en todo el mundo asesoran a empresas privadas y a banqueros, como es el caso de Martin Feldstein de Harvard, quien aparte de haber asesorado al presidente Reagan, fue uno de los impulsores de la desregulación financiera y era asalariado de la famosa empresa American International Group (AIG). La hoy presidenta de la Universidad de Brown, la señora Ruth Simmons, es también directiva de Goldman Sachs, según la información publicada, y tampoco le ve inconveniente a esto. El conocido señor Larry Summers, que tuvo que renunciar a la presidencia de la Universidad de Harvard por sus comentarios misóginos, asesoraba a fondos basura y se hacía de millones de dólares.
En resumen, los banqueros y las grandes empresas han corrompido a las escuelas de negocios, donde la teoría de la eficiencia de los mercados era el tótem sagrado e intocable y ahora están tratando de componer las cosas. Tan es así que apenas hace dos semanas, en la Universidad de Columbia aprobaron nuevas reglas de transparencia para evitar los conflictos de intereses y, de paso, lavarse la cara del dinero sucio que varios de sus grandes maestros han recibido por justificar el robo de los especuladores.
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